Durrushehvar es hija de Abdul Mejid II, último califa del Imperio otomano, lo que la convirtió en una de las últimas princesas turcas. No pudo disfrutar de los privilegios de la realeza al inicio de su vida, pero luego se convertiría en princesa de otra monarquía con fecha de caducidad… ¡Conócela!
Begum Sahiba Hatice Hayriye Ayşe Dürrüsehvar Sultan, mejor conocida como Durrushehvar en español, nació en 1914 en Constantinopla, actual Estambul.
Esta época correspondía a los últimos años del centenario Imperio otomano, así que una vez que el sultán Mehmed IV es derrocado, la Asamblea Nacional Turca escoge al padre de Durrushehvar, Abdul Mejid II como el califa en 1922. Aunque el poder principal en el Imperio otomano siempre era ejercido por hombres, algunos dicen que Durrusehvar era visualizada como la sucesora de su padre.
No obstante, dos años después, el mismo ente político lo destituyó del cargo, una vez se fundó la República de Turquía, y la familia real Osmanlí tuvo que dejar el palacio y la nación.
Durrushehvar, teniendo solo diez años, tomó el Expreso de Oriente hasta Niza, en Francia donde su familia se refugió. La princesa, aún estaba en un entorno pudiente, pero ya no gozaría de los privilegios de la realeza principal del mundo islámico, pero sí de otra importante dinastía…
“Reina” en la India
Otros monarcas importantes del mundo musulmán se interesaron en la joven princesa para casarla con sus herederos, como el sah de Irán, Reza Palavi, y el rey de Egipto, Fuad I; sin embargo, el califa no se sentía muy convencido, pero esto cambió, lógicamente, cuando el candidato a ser su yerno era hijo del hombre “más rico del mundo”…
En ese entonces la India estaba dividida en cientos de reinos que tenían el estatuto de “estados principados”, una de estas monarquías, y la más grande, se encontraba en Hyderabad la cual era gobernada por el nizam (“rey”) Osman Ali Khan.
El nizam consideró que la joven princesa sería la perfecta esposa para su hijo Azam Jah, quien era siete años mayor que ella. El califa acepta a Azam Jah como esposo para su hija mayor, posiblemente por ser la monarquía más rica del mundo, pero se quiso aprovechar de eso y pidió una dote altísima.
El nizam consideró que el precio era demasiado costoso, pero tras unas negociaciones, que incluían casar a la sobrina del califa, la princesa Niloufer con el hijo menor del nizam, se concretó la boda entre ambas parejas cuando Durrushehvar tenía tan solo 15 años. El nizam estaba encantado con su nuera e incluso solía burlarse de su hijo porque ella era mucho más alta que él.
Tras un breve tiempo de luna de miel en Europa, era hora de llevar a las princesas turcas a la India…
Se cuenta que en el tren que tomaron rumbo al sudeste asiático, también viajaba Mahatma Gandhi, solo que él se transportaba en la tercera clase, mientras los monarcas indios en primera. Como el héroe indio se negaba a entrar a la parte más pudiente del ferrocarril, y aparentemente los recién casados sentían lo mismo hacia el área de tercera, tuvieron un histórico pero poco conocido encuentro en segunda clase.
Sin embargo, aunque la historia acota esta anécdota un tanto despectiva acerca de Durrushehvar, su labor sería radicalmente diferente una vez llega a India…
Durrushehvar: la princesa progresista
Se cuenta que, una vez la nueva princesa llega a Hyderabad, se entrega por completo a la gente del lugar. No solo inaugura escuelas y hospitales, y se convierte en la primera mujer en inaugurar un aeropuerto en la historia, sino que además se enfoca en cambiar el rol de la mujer musulmana en una época y región tan conservadoras.
La princesa era una fiel partidaria de que las mujeres tenían derecho a ganarse su propio dinero y valerse por sí mismas, así que enfatiza en la eliminación de la purdah, práctica musulmana donde se fomenta la reclusión de la mujer.
Destinada a ser la “última”
No obstante, una vez los británicos abandonan el subcontinente indio, las monarquías fueron absorbidas por los nuevos estados, Pakistán e India, siendo este último donde Hyderabad estaría ubicado. Así que una de las últimas princesas del Imperio otomano, también se había convertido en una de las últimas de Hyderabad.
Volviendo a su propia vida, tuvo dos hijos con el heredero del nizam, los cuales serían casados en el futuro con dos jóvenes turcas por petición de ella misma. Pero, aunque al parecer era buena arreglando bodas para otros, Durrushehvar y su marido se separaron tras varios años juntos. Posteriormente, él muere en 1970.
Ella eventualmente deja la nación y se convierte en una vocal opositora a cómo el régimen turco trataba a su familia, los que una vez comandaron la nación.
A la larga, la princesa se muda a Londres pero no dejó de visitar Hyderabad, lugar donde se había convertido en un hito por los importantes progresos a los que dio pie. Fue referida por un miembro del servicio civil indio como una mujer que nunca pasaba desapercibida y como una de las “mejores reinas” que haya visto el mundo.
De hecho, en el año 2000 fue anfitriona de la apertura de un museo dedicado al último nizam, demostrando que aunque muy breve, su rol para la monarquía de Hyderabad fue trascendental.
La princesa murió en 2006, pero hizo su última visita a Hyderabad tan solo dos años antes.
Se le recuerda a Durrushehvar por su afición a la equitación, y por su honorable obra benéfica; sin embargo, su vida en sí es una gran curiosidad e ironía de la historia, no solo fue una de las últimas princesas de la dinastía más importante del mundo islámico, califato del que nunca formó parte, también lo fue de otra monarquía al otro lado del mundo, donde afortunadamente sí pudo dejar una sólida huella…
Con información Daily Sabah / The Hindu / Wikipedia
Imagen portada: Wikipeda
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