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¡Cuando nos toca disculpar y pedir disculpas!

¡Cuando nos toca disculpar y pedir disculpas!

Por Daniel Mota | Así lo ve Mota

INTERESANTE

Para aquellos que les toca ceder y admitir

El transcurrir de la vida, es una montaña rusa si de emociones y situaciones buenas y no tan buenas; ocasiones que ameritan que demos el brazo a torcer y hasta en algunas circunstancias poner en olla de presión nuestro corazón. Como seres humanos de carne y huesos que somos (con errores y virtudes) estamos propensos a equivocarnos y a que se equivoquen con nosotros.

La acción de disculpar o pedir disculpas, va más allá de un acto humano cualquiera. El disculpar y pedir disculpas es un arte de espiritualidad que sin lugar a dudas las grandes personas deben de aplicar cuando les toque atravesar por momentos en que se amerite el uso de la humildad, ética y el profesionalismo. Estamos rodeados de una espera de altos y bajos momentos que trae consigo emociones, acciones, decisiones y un sinfín de fases que deben de ser asumidas desde nuestra perspectiva más compasiva posible.

El acto de pedir disculpas de nuestra parte, debe de ser asumido desde la más amplia convicción humana y de la aceptación de nuestros errores o manera de haber hecho las cosas, si es el caso. A muchos no nos gusta asumir equivocaciones, pero es un acto de responsabilidad que nos toca realizar cuando la falla fue de nuestro lado. El aceptar que «lo hicimos mal» no se debe de ver como una escena de inferioridad, sino de superioridad al adjudicarnos nuestras propias faltas, es de grande aceptar.

Pero, ¿qué pasa cuándo nos toca disculpar?

Nadie ha dicho que todos los problemas, percances y situaciones de las personas son iguales, cada quien tiene un caso diferente. Es por ello, que cada individuo medirá a su propio juicio la cura de heridas y el tiempo emocionalmente hablando para disculpar. El disculpar no es sólo un acto de decir tan solo «Sí, te disculpo», sino debe de ser una decisión tomada desde el alma y desde la sinceridad personal, disculpar por disculpar no es saludable, tampoco es aceptable disculpar para luego vengar.

Lo ideal, es actuar desde el alma, según la intensidad del caso, recordemos que cada caso es diferente y cada persona actúa según sus vivencias y experiencias con el mundo y los individuos que hacen vida dentro de él.

¡Y recuerda! Si vamos a disculpar hagámoslo desde el corazón, y si vamos a pedir disculpas, hagámoslo con dignidad y aceptación.

Daniel Mota / TW @UnTalMota / IG @UnTalMota | Foto: Equivocación / Shutterstock

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