En la vida de todo estudiante hay un momento clave que es el de elaborar un trabajo de investigación. Tal vez creas que este tipo de proyectos solo tienen lugar en la universidad, pero nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que en muchos institutos también se llevan a cabo, tal como demuestra el conocido como ‘Treball de Recerca’.
Tal vez en un trabajo de investigación como el que acabamos de mencionar no adquiera demasiada importancia la gramática de los textos escritos, pero no podemos decir lo mismo de aquellos que se entregan en la universidad. Lo cierto es que es muy importante. Tanto es así que muchos universitarios no se lo piensan dos veces a la hora de recurrir a un servicio de corrección gramatical profesional, factor en el que profundizaremos más adelante.
El objetivo por parte de estos usuarios consiste básicamente en impedir que los errores gramaticales resten valor al contenido que han ido recopilando a lo largo de varios meses, el cual acaban plasmando en un documento de mayor o menor extensión.
Hay médicos, científicos, ingenieros y otros especialistas que, a pesar de haber hecho un excelente trabajo al investigar un concepto, una teoría o cualquier otro aspecto de su futura o presente profesión, no logran transmitir ese conocimiento de manera óptima. Esto es debido a que presentan un texto con unos cuantos errores de gramática.
De manera involuntaria, el lector resta credibilidad al autor de unos contenidos que tienen fallos gramaticales. Con tal de evitarlo, es importante efectuar una corrección gramatical. En caso de no producirse, hay que decir que podría obtenerse el peor resultado de todos: un suspenso. Así pues, el tiempo necesario para la investigación acabaría yéndose al traste, debiendo pasar un año más en la universidad con tal de que el siguiente trabajo de fin de grado o máster, así como la tesis doctoral, obtenga la nota que merece.
Es reseñable que anualmente se rechazan una enorme cantidad de tesis. El motivo principal es el de que el contenido presente en ellas no respeta las exigencias de carácter formal que establece cada centro universitario, las cuales cambian en función de la universidad de la que se trata. Una corrección gramatical profesional no solo acaba con las faltas ortográficas y los errores de otros tipos, sino que también está pensada precisamente para que el documento final que será presentado se adapte a la perfección a dichas directrices.
La clave para que tenga lugar una buena corrección gramatical y el trabajo de investigación adquiera más valor
Tras un complicado y laborioso proceso de investigación, documentar todo lo recopilado en el trabajo de fin de grado ocasiona un gran cansancio mental al estudiante o futuro doctorado. Es por ello que realizar él mismo las correcciones, repasando por sus propios medios cada palabra y frase introducida en el documento, no es recomendable. Y es que el tedio se apodera de él dando pie a que pase por alto ciertos fallos.
Para evitarlo, siempre se aconseja contratar un servicio de corrección gramatical profesional. No nos referimos a cualquiera de ellos, sino a uno cuyos profesionales estén muy experimentados. De esta manera te asegurarás de que la tesis o TFG que presentes no tendrá errores de ningún tipo. Así pues, si el contenido de la investigación es bueno, no te verás obligado a presentarlo de nuevo por haber recibido un suspenso debido a los fallos ortográficos, gramaticales o los de estilo que también pasan factura a los universitarios en forma de suspensos.
Teniendo en cuenta la dilatada trayectoria que tienen a sus espaldas estos especialistas, el precio a pagar por la corrección es más que razonable. Aun así, en plena época de crisis económica es comprensible que ciertos estudiantes opten por las alternativas más asequibles. Es entonces cuando entran en juego los correctores automáticos y la Inteligencia Artificial.
La IA ha adquirido una gran popularidad en los últimos meses debido sobre todo al auge de ChatGPT, pero hay que decir que la Inteligencia Artificial no sirve para hacer este tipo de correcciones. Exactamente lo mismo sucede con los correctores automáticos, cuyos resultados están muy lejos de los que proporciona un buen servicio llevado a cabo por profesionales.
Este tipo de herramientas no son nada recomendables en primer lugar porque no tienen en cuenta el factor humano, es decir, el contexto que tanta importancia puede adquirir en un trabajo de investigación. Al no comprender ni abarcar ciertos matices, el resultado deja bastante que desear.
A los fallos a la hora de interpretar hay que sumar otros problemas. Si bien es cierto que la IA mejora a un ritmo vertiginoso, esa falta de humanidad le seguirá pasando factura. Por ende, siempre será recomendable recurrir a un servicio de corrección gramática profesional con el que obtendrás un resultado óptimo a todos los niveles.
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