Así lo ve Mota |
Para los que necesitan impartir desde casa la educación y valores adecuados a los más pequeños.
Los principios y valores de cualquier individuo, parten sin lugar a dudas desde el hogar. Sin embargo, la educación recibida no me calificará a una persona una vez alcanzada su adultez. Los niños, niñas y adolescentes de hoy en día, ameritan de una entrega más a fondo y no de forma por parte de sus padres en la enseñanza de principios, valores y con alta dosis de sensibilidad humana; que luego serán convertidas en las herramientas a futuro para su pleno desarrollo y pleno desenvolvimiento y encaje ante la sociedad actual.
Muchos son los artículos que pueden coquetear con la idea de que los hijos son el espejo de sus padres o de lo que observan en el hogar. A lo anterior lo comparto a medias ¨ Hay niños que se forman en un lugar con la mejor educación, la mejor comodidad y con los mejores valores; y al llegar a una edad considerada su comportamiento y desarrollo ante la sociedad no es la más idónea¨. No se pretende construir un ser perfecto, sin errores alguno, no, sino de formar una nueva juventud capaz de darle respeto e importancia no sólo a lo que le rodea, sino ir más allá, saber valorar.
Hoy en día, la formación de los nuevos individuos carece de ciertos valores y principios que deben de ser insertados a tiempo dentro de la propia cotidianidad. Impartir buenos hábitos de convivencia, respeto, responsabilidad, valoración, sentido de pertenencia y sentido común ante las diferentes situaciones que ofrece la vida. No se busca la creación de un sujeto iluso y vulnerable, sino a ese perfil de buen ciudadano, compañero, amigo, vecino y venezolano que se ha ido perdiendo con el tiempo por la falta de corrección a tiempo. Otros de los aspectos en el que tenemos que estacionarnos, es en la etapa por la que debe de atravesar cada persona, el no adelantarles las etapas de vivas y experiencias a los niños, siempre será un punto en positivo para el perfil de venezolano que queremos rescatar.
La responsabilidad que recae hoy en día ante los padres y representantes, es de conseguir un mejor acercamiento puro y sensato con sus hijos, no en que se conviertan en sus mejores amigos, porque no será así, sino en escucharlos, entenderlos, comprenderlos y reprenderlos cuando se amerite, dejar pasar ciertos comportamientos inadecuados, conductas y/o reacciones no siempre hará bien. Los niños desde temprana edad se le debe de inculcar el arte de la valoración de las cosas, del esfuerzo y del trabajar arduamente para ser merecedores de méritos, todo debe de ser un negocio literalmente hablando entre padres e hijos. A los menores se les debe enseñar que los objetivos de vida se logran con el esfuerzo propio, y que no todo es papá y mamá. El comportamiento ante los demás en diferentes ámbitos también debe de ser atacado, a los padres se les respeta desde todos los sectores y delante de todas y todos. No está de más aseverar que los educadores también influyen mucho en ese perfil de la nueva generación que amerita ser rescatada a tiempo y no dejar correr su avance que trae como consecuencia un individuo que puede ser rechazado en su entorno.
¿Pero qué pasa cuándo decidimos usar palmadas para atacar lo que parece salirse de control?
Los golpes, ni las agresiones hacia ningún individuo harán que las cosas cambien. Sin embargo, se considera necesario la utilidad de pequeñas palmadas a principios de la sospecha de que algo va mal, hablarle claro, con aplomo y con un tono un poco superior puede servir de mucho para que los más pequeños se frenen en pensar y tomar nuevamente el camino correcto.
¡Y recuerden¡ cada individuo forja su propio destino, pero una ayuda en positivo desde los primeros años de vida en ocasiones les garantizará un mejor futuro.
Daniel Mota / TW @UnTalMota / IG @UnTalMota | Foto: Corregir a un niño / Shutterstock
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