Cosas Muy Importantes | Para los que disfrutan de la lectura, es seguro haberse topado alguna vez, ya sea en la web o en redes sociales, con la frase “somos lo que leemos”, pues, la historia del joven estadounidense, David Charles Hahn (1976-2016), nos ilustra la veracidad de la misma. A los 10 años de edad, tras el divorcio de sus padres y la posterior mudanza correspondiente, a modo de compañía para sus tiempos libres, su abuelo le obsequia el Libro Dorado de Experimentos Químicos, para que tenga con que distraerse, fomentando así su curiosidad y amor por la ciencia, valoraciones que no dejaron de estar presente en David desde entonces.
Con el paso de los años, desarrolla un laboratorio casero en el sótano de la casa de su madre para realizar sus experimentos, durante la adolescencia y primera juventud, trabaja repartiendo periódicos y en restaurantes de comida rápida para financiar los insumos de sus investigaciones.
Un día, cerca de los catorce años, tras realizar pruebas con fosforo rojo, termina hospitalizado y dejando la casa en llamas, acá es cuando su madre toma medidas en el asunto, mudando el laboratorio del sótano al cobertizo.
David era boy scout, y tras ganar una insignia al mérito de la energía atómica, decide construir un reactor nuclear en su laboratorio.
Haciéndose pasar por profesor de física, contacta a la Comisión de Regulación Nuclear de su país, solicitando información e instrucciones sobre el funcionamiento de un reactor nuclear. También, se comunica con varias compañías que ofrecían pequeñas muestras de material radioactivo.
Tardo dos años en la consolidación del experimento, pero a los 17 años, en 1995, culminó la construcción del reactor nuclear usando pilas, relojes viejos, linternas, uranio de Checoslovaquia y cinta adhesiva. ¿El resultado? Además del orgullo y la emoción de haber alcanzado su objetivo, deja a todo su vecindario sumido en la radiación. Fue detenido, pero el juicio no procedió por temas de jurisdicción, quedando en libertad a los pocos días de ser descontaminada la casa de su madre. David fallece a los 39 años por intoxicación etílica.
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