Por Erika De Paz |
Mi “t” es un desastre. Al menos eso me dijeron una vez. Ciertamente, la persona que se atrevió a analizarla no estaba ni siquiera cerca de ser un experto. Así que en principio no le presté mayor atención. Pero luego decidí revisar mis libros de grafología, tenía razón: mi “t” estaba en problemas. La verdad, nunca le di importancia a esa letra cuando realicé uno de estos talleres de grafología que se dictan los fines de semana. En todo caso, ahora sé que la barra horizontal la coloco muy abajo, lo que refleja mi humildad, mi poca capacidad de mando, y mi supuesta sumisión.
Sabemos que la grafología nos permite conocer la personalidad de cualquiera a partir de un texto escrito. Los grafólogos son personas detallistas y minuciosas, que estudian con extremo cuidado todos los elementos gráficos que aparecen en el papel. Por ello, evalúan muchos aspectos, no sólo las letras, sino también su tamaño, presión, espacios, inclinación y velocidad. Con estos (y con algunos otros más) es posible obtener una “radiografía” bastante detallada de las actitudes, pensamientos y emociones del dueño de una determinada escritura.
Pero ¿por qué entre tantas letras, la “t” es tan importante? Este signo gráfico se asocia a la voluntad y a la fuerza que tienen los individuos. Con ella podemos reconocer quiénes son los líderes de un grupo y quiénes prefieren obedecer. También nos permite deducir el estado de ánimo de una persona. Su trazo vertical (palo o hampa) y su trazo horizontal (barra o tilde) abarcan las cuatro zonas de la escritura (horizontal, vertical, superior e inferior), de allí que nos sirva para obtener mucha información. Asimismo, la “t” es importante en el ámbito laboral, pues tiene que ver con la capacidad de decisión y la perseverancia. Y aun cuando el palo se asocia a la fortaleza de nuestra personalidad, más importante que el trazo vertical de este signo gráfico, es la barra.
Para analizar esta letra, debemos observar la altura en la que se cruza la barra y la pendiente, así como el desplazamiento (hacia la derecha o hacia la izquierda). En general, cuando la barra no cruza el palo, a la persona le resulta difícil tomar decisiones. Esto puede deberse a su falta de criterio. Pero si, por el contrario, la barra es larga y hace las veces de techo sobre las otras letras, indica que el individuo es dominante, y adora hacerle “sombra” a los demás. Los dueños de una “t” con una barra centrada con respecto a la altura y a los lados, son personas equilibradas, reflexivas y con un maravilloso don del autocontrol.
Quienes colocan la barra de esta letra en la parte más alta del palo (no atraviesa el trazo vertical, sino que está por encima de éste) prefieren mandar. En este sentido, mientras más altas son las barras, mayor es el deseo de independencia y de imponer sus propias ideas. Por otro lado, la barra de la “t” proyectada hacia arriba es propia de individuos intransigentes, rebeldes y difíciles de tratar; pero si en cabio está orientada hacia abajo, se refiere a personas tercas y obstinadas. Por último, la “t” en forma de cruz es señal simbólica de sufrimiento, y resulta muy común en aquellos que reflexionan antes de actuar.
Esta letra ha sido muy importante, sobre todo, para quienes tienen la responsabilidad de seleccionar personal en las empresas. De allí que resulte buena idea prestarle atención al momento de realizar cualquier prueba de escritura en la que se evalúe la personalidad de un candidato. Afortunadamente, existe la grafoterapia, una técnica desarrollada a partir de la grafología, con la que podemos reeducar nuestra letra. Sólo debemos modificar ciertos rasgos de nuestra escritura para cambiar aquellas características con las que no estamos muy contentos en nuestra vida. Con seguridad empezaré a subir esa barra que tengo por el piso: mi “t” será la más hermosa de todas.
Por: Erika De Paz | IG @ERIKADPS |
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