En los años y décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, un mantra se hizo eco en todo el mundo: no olvidar nunca. En Francia hay un pueblo llamado Oradour-sur-Glane que, hasta hoy, se niega a enterrar su pasado.
En el pequeño pueblo tuvo lugar de una de las peores masacres de la guerra; en 1944, los nazis asesinaron indiscriminadamente a sus 642 habitantes, dejando tan sólo siete supervivientes. La ciudad, con sus edificios derruidos y coches oxidados, se quedó exactamente como se encuentra hoy en día, como recordatorio del terrible crimen de guerra.
Pero la historia no termina aquí. En enero, en base a diversas pruebas descubiertas en los archivos de la policía secreta de Alemania del Este, Alemania abrió una investigación sobre seis soldados de las SS que todavía están vivos y que podían haber participado en la masacre.
Fuente: Husmeandoporlared
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