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Christiania, una comuna hippie atrofiada por el paso de una era

Christiania, una comuna hippie atrofiada por el paso de una era

Los sueños de vivir en una comunidad libre de reglas dejaron de ser ideas inmateriales a principios de la década de los 70, cuando los hippies daneses y las familias aledañas al barrio Christianshavn decidieron tomar toda la infraestructura abandonada por una milicia para iniciar una utopía… la Christiania.

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Con la energía de las protestas del mayo francés, que alzaba la voz de miles de jóvenes en contra del capitalismo y el autoritarismo, y tomando inspiración del movimiento provo (una suerte de hippies neerlandeses), en 1971 unas familias y grupos de ocupas decidieron reclamar un territorio que servía de base militar para el ejército danés en el barrio Christianshavn, en Copenhague. Con la idea materializar una comuna, tomaron posesión del sitio y los habitantes de esta utopía proclamaron el espacio como autosuficiente de Dinamarca y lo bautizaron como Freetown Christiania.

Bandera de Christiania – Imagen: Wikimedia.-

Christiania, cuyo grosor más importante es la calle Pusher, comenzó a tomar forma y se construyeron viviendas con las instalaciones militares abandonadas, haciendo uso de materiales reciclables y creando lo necesario para iniciar una especie de micro ciudad: restaurantes, un teatro, mercados, guarderías y tiendas de ropa. Con la liberación vino, como no, la venta de “drogas blandas” como la marihuana y el hachís, que eran completamente accesibles a la compra sin ningún tipo de restricción.

Gestión del territorio de Christiania

Tanto en su inicio como en la actualidad, todas las decisiones de Christiania se toman haciendo asambleas con todos los residentes. Al salir el arco de la entrada del territorio aparece la frase: “Está usted entrando a la Unión Europea”, porque los habitantes de Christiania consideran que su espacio no forma parte de esta comunidad. Tienen su propia bandera, himno y regulaciones.

La filosofía del espacio (anarquista, colectivista y antisistema) no tardó en atraer individuos curiosos por entender cómo aquellas personas sobrevivían en un sitio como ese. La subsistencia del barrio se basaba, y se basa, en el turismo, que no solo se sustenta en el dinero que aportan los comercios, sino en actividades culturales guiadas como el yoga, la meditación y el teatro.

Reglas generales de la comuna – Imagen: Wikimedia.-

A pesar de la venta de cannabis y hachís, y como buenos hippies, los residentes no toleran ninguna forma de violencia, por lo que no se puede entrar al barrio con armas, ni tampoco el uso de drogas duras. Las 34 hectáreas de terreno, muy poco asfaltado y con frondosos y altos árboles, se distribuyen entre distintos comercios y viviendas, en donde los principios más importantes son la igualdad y la ecología. La forma de trasladarse en Christiania es a través de bicicletas, el único medio de transporte permitido.

Problemas con la legalidad y el turismo

¿Cuánto tardó el Estado danés en reaccionar ante esta urbe autogestionada, libre de impuestos y de rendición de cuentas al gobierno? Luego de discusiones y luchas, en 1989 se promulgó la Ley de Christiania, que accedía a seguir discutiendo una legalización a futuro y se le encargaba parte de la supervisión del territorio al gobierno estatal de Copenhague. En 2011, los christianitas pudieron comprar algunos terrenos de su barrio al Estado, mediante préstamos bancarios, dinero recaudado por iniciativas (como Fonder Fristaden Christianian), dinero donado por artistas y por sus propias ganancias.

La calle Pushet – Imagen: Wikimedia.-

Sin embargo, a partir de 2004 las redadas policiales son cada vez más comunes, porque, entre otros factores, el espacio se presta para el tráfico de drogas. Asimismo, muchos residentes han tenido que abandonar la comuna por la subida estrepitosa de los alquileres.

Para los románticos, Christiania nunca perderá su esencia, pese a que su autonomía cada vez se vea más violada y los años de la contracultura hayan pasado. Todo lo que sus fundadores, y residentes jóvenes, piden es respeto y aprecio por el intento, no del todo fracasado, de vivir lejos de las opresiones de la sociedad industrializada.

Con información de La Vanguardia / Wikipedia / CNN / El País / YouTube / Imagen: Shutterstock

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