The Sound of Music, dirigida por Robert Wise, se estrenó en Estados Unidos el 2 de marzo de 1965, inicialmente como un lanzamiento limitado. Basada en el musical de Broadway de Rodgers & Hammerstein, la película cuenta la historia de Maria, una joven novicia interpretada por Julie Andrews, quien se convierte en la institutriz de los siete hijos del estricto Capitán von Trapp, encarnado por Christopher Plummer. Ambientada en la Austria de los años 30, justo antes de la anexión nazi, la trama mezcla romance, música y un toque de drama histórico que resuena incluso hoy.
Lo que empezó como una producción ambiciosa se convirtió en un fenómeno. La película se rodó entre marzo y septiembre de 1964, con la mayoría de las escenas interiores filmadas en los soundstages de Fox Studios en Los Ángeles. Las exteriores capturaron la belleza de Salzburgo y sus alrededores en Austria, además de algunas partes de Baviera, Alemania. En total, se filmaron 83 escenas durante cinco meses, un esfuerzo titánico que dio como resultado una obra maestra visual y auditiva.
Pero no todo fue fácil. El clima jugó en contra en varias ocasiones, como en la icónica secuencia de «Do-Re-Mi» en Salzburgo, que tomó dos meses para completarse debido a problemas meteorológicos y otros desafíos. Y hablando de anécdotas divertidas, durante el rodaje de la escena de apertura, donde Julie Andrews gira en las colinas, los vientos del helicóptero que llevaba la cámara la tiraban al barro una y otra vez.
Curiosidades del rodaje que te harán amar más la película
Detrás de las cámaras, The Sound of Music está llena de historias que humanizan a sus estrellas. Por ejemplo, Julie Andrews intentó teñirse el pelo con mechas durante el rodaje, pero el resultado fue un naranja intenso que obligó a decolorar su cabello antes de continuar. O la vez en que Charmian Carr, quien interpretaba a la adolescente Liesl, se resbaló y rompió una ventana en el gazebo mientras filmaba «Sixteen Going on Seventeen». Su tobillo vendado tuvo que ser retocado digitalmente en versiones posteriores, aunque en la original se nota un poco si miras con atención. Y sabías que Carr, supuestamente de 16 años en la película, en realidad tenía 21 durante el rodaje?
Otro momento memorable ocurrió en la escena romántica de «Something Good», donde Andrews y Plummer no paraban de reírse, lo que llevó al director a filmarla en silueta para disimular las carcajadas. Pequeños detalles que muestran cómo el cine es un arte imperfecto pero encantador.
Incluso hay un cameo especial: la verdadera Maria von Trapp aparece caminando bajo un arco de piedra mientras Andrews canta «I Have Confidence». Es un guiño sutil que conecta la ficción con la realidad, recordándonos que esta historia se inspira en eventos reales de la familia von Trapp, quienes escaparon de Austria durante la Segunda Guerra Mundial.
La banda sonora también tiene su propia magia. Aunque la mayoría de las canciones provienen del musical de Broadway, dos fueron compuestas específicamente para la película: «I Have Confidence» y «Something Good». Ambas fueron escritas por Richard Rodgers en solitario, ya que su colaborador Oscar Hammerstein II había fallecido antes de la producción. Estas adiciones enriquecieron la narrativa, dándole un toque más cinematográfico.
Premios y legado: por qué The Sound of Music es eterna
El impacto de The Sound of Music fue inmediato y duradero. Su estreno inicial duró más de cuatro años y medio, el más largo en la historia del cine hasta ese momento, y fue la primera película en recaudar más de 100 millones de dólares. Ajustado por inflación, hoy se posiciona como la sexta película más taquillera de todos los tiempos, según el American Film Institute.
Los premios no se hicieron esperar. Ganó cinco Oscars de diez nominaciones, incluyendo Mejor Película, Dirección, Edición, Banda Sonora y Sonido. También se llevó dos Golden Globes por Mejor Película Musical y Mejor Actriz para Julie Andrews, además del premio a la Dirección Sobresaliente del Directors Guild of America y el Writers Guild of America por Mejor Musical Americano Escrito.
La banda sonora original de 1965 alcanzó el número uno en las listas de Billboard en su semana 35, en noviembre de ese año, y se mantuvo en el top ten hasta mediados de enero de 1968. Con 20 millones de copias vendidas mundialmente, es uno de los soundtracks más exitosos de la historia, según Rodgers & Hammerstein.
En términos culturales, la película es un ícono. En 1998, el American Film Institute la listó como la 55ª mejor película americana de todos los tiempos y la cuarta mejor musical. En 2001, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos la seleccionó para el National Film Registry por ser «cultural, histórica o estéticamente significativa». Es de esas obras que trascienden generaciones, influyendo en la cultura pop desde parodias en series como The Simpsons hasta referencias en musicales modernos.
Para conmemorar este hito, The Sound of Music ha sido restaurada y remasterizada en 4K Ultra HD con HDR, disponible en digital y Blu-ray a partir del 23 de septiembre. Esta edición incluye sonido remasterizado, visuales restaurados y horas de contenido extra, perfecta para revivir la magia en casa.
Influencia en la cultura pop
The Sound of Music ha permeado la cultura pop de formas inesperadas. Desde homenajes en series como Glee o Family Guy, hasta inspiraciones en musicales como The Book of Mormon. Incluso en la moda, los vestidos tiroleses y las trenzas de Liesl han influido en tendencias vintage.
He visto esta película decenas de veces, desde mi infancia en Latinoamérica. Cada vez, descubro algo nuevo: un detalle en el paisaje, una expresión en los actores o una letra que cobra nuevo sentido. Es cine que une, que hace cantar en familia o con amigos.
A 60 años de su estreno, The Sound of Music no envejece; evoluciona. Es un testimonio de cómo el cine puede capturar la esencia humana: alegría, lucha y redención.
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