La vida de Caravaggio resulta tan fascinante como el desarrollo de su obra. El artista italiano era rebelde, bisexual y, sin lugar a dudas, un verdadero maestro del empleo de las luces y sombras. Incluso, a 400 años de su partida, es considerado uno de los mejores pintores de todos los tiempos.
El genio nacido en la violencia
Para hablar del nacimiento del genio tenebrista, es fundamental conocer el contexto histórico en el cual se encontraba.
El maestro nace en el año 1571, en el marco de la Batalla de Lepanto, uno de los combates navales más sangrientos en la historia de esta región. La victoria de la Santa Liga -nombre que se le otorgó a la coalición de reinos católicos- fue clave para reforzar la hegemonía cristiana que se había visto amenazada por los protestantes en el norte, y por los musulmanes en el este.
Michelangelo Merisi nació en Caravaggio, pueblo del que toma su nombre y por el que es recordado en la posteridad.
Hijo de Fermo Merisi, quien ejercía como el arquitecto de Francisco Sforza (duque de Milán y creador de una de las dinastías más importantes en dicha ciudad), el joven Michelangelo contó con el favor de importantes familias lombardas de la época, que le brindaron su protección a lo largo de su vida, a pesar de las turbulencias que vendrían con ella.
En este sentido, Michelangelo Merisi da Caravaggio experimentó durante los primeros años de su existencia la ferviente atmósfera en torno a la intolerancia religiosa que tomó lugar justo después de la secularización cultural que se había llevado a cabo en el Renacimiento.
La violencia definió tanto la vida como la obra de este artista, particularmente caracterizada por ser el precedente de otros grandes pintores de la historia, como Velázquez, Manet, Rembrandt y Delacroix.
Un rebelde que tuvo la valentía de pintar
Citando al pintor y tratadista Antonio Palomino, Michelangelo Merisi da Caravaggio fue un joven rebelde que tuvo la valentía de pintar. Aún siendo muy joven, el artista se trasladó a la ciudad de Roma donde no tardaría demasiado en vivir cómodamente de la pintura religiosa.
Sin embargo, la polémica que desataron sus pinturas fue lo que le permitió catapultarse y definitivamente consolidarse como uno de los grandes de su momento. Lo controvertido de su arte radicó en que se sirvió de la gente real, común y corriente para así utilizarlos como modelos a retratar. ¿El resultado? Vírgenes como prostitutas, santos vestidos como mendigos y escenas cargadas de sensualidad y erotismo.
El pintor que nunca llegó a amar
Las luces y sombras del artista bien podrían representar la vida privada del artista. Por cautela o por su propia naturaleza violenta, Caravaggio fue conocido por mantener relaciones con quienes se hacían llamar sus discípulos de pintura y la vida; pero no por permanecer demasiado tiempo con ninguno de ellos.
Es quizás por esto, entre algunas otras razones, que el biógrafo Andrew Graham-Dixon, en su libro Caravaggio: Una vida sagrada y profana, establece lo siguiente:
«Es verdad que sus pinturas están cargadas de erotismo y que los chicos que retrata son pura lascivia, pero también lo son las mujeres que pinta, prostitutas amigas suyas que le sirven de modelo para sus lienzos religiosos. Pienso que era un hombre omnisexual. No bisexual. Todo en él era pura fuerza primaria. Estoy empeñado en demoler el mito que lo encapsula en un pintor gay. Será la única manera de poder contemplar su pintura en profundidad».
La fuerza de su melodramático tenebrismo
La trascendencia de la obra de Caravaggio, más allá de enfocarse en la vida privada del artista, se debe a la gran capacidad que tuvo para percatarse de los dos detalles más importantes al momento de percibir una escena: luces y sombras.
El pintor italiano encontró la manera ideal para retratar e imprimir en los rostros de sus personajes, lo que él consideraba su auténtica verdad. Fue esta veraz e influyente filosofía la que le permitió preservarse en el interés de la gente de la época.
El contraste de Caravaggio marcaría un antes y un después en la historia del arte. Por medio de las tinieblas que conforman los fondos de sus pinturas, por lo general cargadas con un fuerte peso de sombras y oscuridad; la figuras centrales resaltan gracias al magistral empleo de las fuentes de luz.
Una muerte misteriosa
A pesar de las numerosas teorías que existían en torno a la muerte del maestro barroco, el misterio llegó a su fin en 2018, cuando el Instituto IHU Méditerranée Infection de Marsella se pronunció ante el caso y aseguró: “El asesino ha sido identificado: un estafilococo dorado”.
Cuatro siglos transcurrieron para determinar que la causa de la infección pudo haber sido el resultado de una herida no tratada provocada por una pelea.
Michelangelo Merisi da Caravaggio, un hombre violento nacido en el seno de una época igual de feroz, trascendió a la historia como un pintor que arrebató de su contexto la fuerza requerida para ver nacer un movimiento creado con sus propias manos a partir del buen uso de luces y sombras. El tenebrismo de Caravaggio no es más que el producto de su contemporaneidad. Su sentido de la libertad lo condujo a llevar a cabo un arte tan veraz y acertado como cercano a su propia destrucción.
Con información de: Historia Arte | ABC | El País | Grandes maestros de la pintura. Barcelona, España. Editorial Sol 90, S.L. / Imagen: Shutterstock
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