Horacio Silvestre Quiroga Forteza fue un reconocido cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo, considerado el maestro del cuento latinoamericano… ¡Aquí te contamos todo lo que necesitas saber sobre la vida de este escritor!
Hijo de Prudencio Quiroga y Pastora Forteza, Horacio fue el cuarto hijo de una familia acomodada. Residía en Salto, una provincia uruguaya que se encontraba en linde oriental del río Uruguay. Sus estudios los realizó en su mayoría en la capital del país, Montevideo.
Una pronta inclinación hacia la escritura
Desde su juventud Quiroga ya mostraba un fuerte interés hacia la literatura, partiendo de su primer amor escribió en 1898 Una estación de amor, y un año después fundó la Revista del Salto. Un semanario dedicado a la literatura y las ciencias sociales, que contaría con solo 20 tomos y vería su fin en el año 1900.
Tras un viaje a París en el que conocería al vate nicaragüense, Ruben Darío, escribe su Diario a París en 1900. Luego de su regreso a Uruguay fundó el Consistorio del Gay Saber, un grupo para los intelectuales inspirado en la academia de origen francés, y que dio pie para la proliferación de la literatura en Montevideo.
Entre sus obras más conocidas encontramos Canciones de amor, de locura y de muerte 1917, Anaconda (1921) y El desierto (1924). También debemos contar su famoso recuento de narraciones breves Cuentos de la selva (1918) y, por supuesto, el recuento de su característica escritura, el Decálogo del perfecto cuentista (1928).
Marcado por la muerte
Su escritura muestra clara admiración por la naturaleza, así como una faceta muy oscura y salvaje de la misma, algo que se suele conectar con el aura de desgracia que le rodeaba. El escritor estuvo varias veces en contacto con la muerte tanto accidental, como premeditada de sus seres queridos.
Su padre murió frente a un Horacio bebé al dispararse accidentalmente con una escopeta mientras volvía de un viaje de caza. Dieciocho años después, su padrastro se quitaría la vida justo cuando el joven Quiroga entraba en su habitación, tras una larga y sufrida enfermedad. De igual forma, su primera esposa se quitaría la vida cuando se encontraban en la selva de Misiones, localidad del norte argentino.
Su mejor amigo, Federico Ferrando, vería su fin en las manos del propio Quiroga debido a un disparo accidental del arma que este se encontraba limpiando. Finalmente, Quiroga agobiado por un cáncer en la próstata daría fin a su propia vida ingiriendo una pastilla de cianuro, terminando, como muchos otros grandes escritores, en los brazos del suicidio.
Con información de: escritores.org / Langosta Literaria / Biografías y vidas
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