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Biblioteca Culturizando: 'El cuento de la criada', una distopía perturbadora

Biblioteca Culturizando: ‘El cuento de la criada’, una distopía perturbadora

Una distopía es todo lo contrario a una utopía, es decir, se trata de una sociedad ficticia indeseable. A lo largo de los años, muchas novelas han representado esta cruda realidad; como ejemplos están ‘Los juegos del hambre’, ‘1984’ y ‘Fahrenheit 451’. Dicho esto, es hora de presentar una historia escrita por la grandiosa Margaret Atwood, la cual sigue esta línea de escenarios perturbadores: ‘El cuento de la criada’.

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Sinopsis de El cuento de la criada

La república de Gilead se sumerge en la teocracia, donde se suprimen los derechos de las mujeres. Se trata de un mundo donde la rigurosidad religiosa prohíbe a las mujeres manifestarse, para servir únicamente a la procreación.

En esta historia, Defred cuenta su versión. Hace ver cómo un poder totalitario, usando la religión como herramienta destructiva, logró someter a la mujer a un control extremo en aspectos como la vestimenta, la alimentación y los quehaceres. No puede opinar, no puede mirar y menos escribir; cualquiera que intente rebelarse tendría consecuencias graves, desde el destierro hasta la ejecución pública.

Defred enseña su pasado; arrebatado por una fuerza mayor y peligrosa, su presente; mostrando el inhumano día a día de una mujer en la república, y su visión del futuro; llena de incertidumbre con un deseo que no puede rebelarse: el de la libertad.

Una realidad triste y tenebrosa

El cuento de la criada es tan impactante que puede llegar a la par de otras historias como 1984 y Un mundo feliz. Si este libro se tuviera que describir con una palabra, sería la siguiente: perturbador.

Algo tienen las distopías, y es su capacidad de reflexión; abrir la mente de cada lector para dejar una pregunta en particular: ¿acaso esto podría llegar a pasar en la vida real? La historia de Defred en primera persona explica pensamientos, inquietudes, recuerdos y vivencias irreales de esa extraña cotidianidad, la cual impresiona al lector de principio a fin.

He ahí el símbolo de El cuento de la criada, que es aquella vestimenta roja que representa la pérdida de la independencia.

Curiosidades que deberías conocer

  • El nombre de la protagonista, Offred, tiene un significado en especial. El nombre de la criada se otorga según al comandante que es asignado. El prefijo ‘Of’ (‘De’ en español) sumado al nombre del comandante (Fred) da como resultado Offred (o Defred en la traducción al español, que resultaría en ‘de Fred’; criada perteneciente a Fred).

  • Desde 2017, la plataforma Hulu ha transmitido la serie de El cuento de la criada, protagonizada por Elisabeth Moss.

  • El cuento de la criada fue publicado en 1985. Margaret Atwood afirmó para el New York Times que pensó al principio titular a su obra como ‘Offred’, en referencia al nombre de su protagonista. Sin embargo, optó por hacer un cambio, basándose en Los cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer y como una referencia a los cuentos populares, donde la historia es contada por el personaje principal.

  • Luego de más de 30 años con la publicación de El cuento de la criada, en 2019 salió a la luz Los testamentos, una continuación de la historia de Margaret Atwood, compuesta por testimonios que explican más detalles sobre la sociedad totalitaria de Gilead.

La serie ha ganado múltiples premios y presenta una buena calificación en Rotten Tomatoes; a finales de 2020 se anunció la salida de una quinta temporada – Imagen: Shutterstock .-

Algunas frases de la novela

  • «Mi habitación, entonces. Al fin y al cabo, tiene que existir algún espacio que pueda reivindicar como mío, incluso en estos tiempos».
  • «Vivíamos, como era normal, haciendo caso omiso de todo. Hacer caso omiso no es lo mismo que ignorar, hay que trabajar para ello».
  • «Todo lo que tienes que hacer, me digo a mí misma, es mantener la boca cerrada y parecer estúpida. No es tan difícil».
  • «Quiero tenerlo todo otra vez, tal como era. Pero este deseo no tiene sentido».
  • «Está sonando la campana que marca el tiempo. Aquí el tiempo se mide con campanas, como ocurría antes en los conventos de monjas. Y, también como en un convento, hay pocos espejos».

Con información de: Antena 3

Imagen de portada: Shutterstock

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