Por Daniel Colombo / Las emociones son una parte tan natural de nuestra vida cotidiana que a menudo las damos por sentadas. Todos sabemos cómo se siente la felicidad, el miedo, la ira y la tristeza. Pero ¿cuánto entendemos realmente de estas experiencias? ¿Son sólo reacciones aleatorias a estímulos externos? ¿O son más que eso? ¿Pueden explicarse las emociones de alguna manera lógica?
La respuesta es sí. Los científicos han estudiado la anatomía de las emociones humanas durante muchos años y han identificado un conjunto de principios universales que las rigen. Comprender la naturaleza de estos instintos ayuda a gestionar mejor tus respuestas a las distintas situaciones, a obtener resultados más positivos de las interacciones con los demás e incluso a fortalecer tu autoestima.
- Más atención al coeficiente emocional
En los últimos años se ha visto un interés cada vez mayor por las emociones en ámbitos empresariales; de hecho, en una encuesta de la empresa Lee Hech Harrison en Estados Unidos, sobre 2600 selectores de personal, el 71% dijo valorar más la inteligencia emocional que el coeficiente intelectual. También arrojó que el 59% descartaría candidatos con un alto nivel intelectual y baja inteligencia emocional.
Es así como el perfil laboral actual es multidisciplinario, con proactividad, adaptabilidad y flexibilidad al cambio, y con disposición al trabajo en equipo y a la comunicación efectiva, como ejes centrales de las nuevas búsquedas de talento.
En uno de mis libros, “Innovación Emocional”, desarrollo extensamente un modelo de trabajo basado en las emociones en las empresas, puesto que conocerlas y gestionarlas son la mejor forma de crear entornos de bienestar laboral, y claro, mayor desarrollo personal.
- Anatomía de una emoción: los 3 componentes en juego
Imaginemos por un momento que entramos en un laboratorio científico de las emociones, y que vamos a observar cómo se componen, de dónde proceden y por qué producen respuestas que se transforman en manifestaciones concretas en nuestra vida.
Cada vez que sucede un evento emocional es porque se dan una serie de cambios a nivel fisiológico, cognitivos -es decir, basados en nuestras experiencias anteriores y el conocimiento que ya tenemos-, y motores a partir de un estímulo interno o externo.
Klaus Scherer, ex profesor de Psicología y director del Centro Suizo de Ciencias Afectivas en Ginebra, quien se ha especializado en psicología de las emociones, ideó la teoría del Modelo de Proceso de Componentes, en la que las considera como la sincronización de muchos factores cognitivos y fisiológicos diferentes, en particular el procesamiento de relevancia -el nivel de importancia que le da la persona a la emoción-. Es en base a él se desencadenan manifestaciones que pueden incluir reacciones corporales, comportamientos y sentimientos.
- Las emociones, paso a paso
Para comprender cómo es la línea de tiempo en la que se produce una emoción, que puede ser en milésimas de segundos, revisemos estos pasos:
1 – El primero se relaciona con una percepción de un evento que afecta de alguna forma a la persona, e inmediatamente aparece una valoración.
Esta valoración interna frente a lo que sucede, las emociones pueden ser asociadas con dos indicadores: recompensa (el placer, el bienestar, emociones “positivas” en el lenguaje popular) o castigo (término que utiliza la psicología, y lo asocia con el dolor de las llamadas emociones “negativas”)
2 – El segundo paso, es una reacción a nivel neuronal, psicológica, cognitiva o del comportamiento.
3 – Como tercer paso puede haber un comportamiento, que impulsa a la persona a actuar como respuesta a esa emoción.
“E-moción” tiene relación con el concepto del inglés “E-motion”, en movimiento e interacción con el mundo; y tiene que ver específicamente con los cambios que se disparan por los estímulos que rodean a la persona y que hacen que actúe o reaccione. En otros casos, desatan una evocación de la memoria.
4 – Todo lo que percibimos a través de los sentidos, se analiza antes en áreas específicas de la corteza del cerebro. Luego, pasa al filtro del sistema emocional (que las etiqueta como ‘buenas’ o ‘malas’ emociones.
5 – Luego, la información que ya tiene la influencia del significado que le ha dado el filtro, pasa a las áreas de asociación de los procesos mentales en la corteza cerebral, principalmente la razón y el pensamiento.
7 – Después, llega al hipocampo, donde se marca la huella de lo percibido y aprendido; aquí aparece la consiliencia, que es ese rastro de experiencia que va dejando cada vivencia que tenemos.
8 – Las emociones no sólo se “sienten” sino que se procesan y actúan a través de los sistemas endocrino, nervioso autónomo y musco-esquelético; todos conjugados en lo que vemos como manifestación o sentir en concreto.
El endocrino recibe órdenes emocionales desde el cerebro, y libera y regula las hormonas en el flujo sanguíneo. ¿Qué hormonas? Depende de la emoción; por ejemplo, en el estrés será principalmente cortisol. En un caso de bienestar y placer, Serotonina, endorfina, dopamina y oxitocina.
En tanto, el sistema nervioso autónomo pondrá en marcha lo adecuado al regular los sistemas fisiológicos del cuerpo, los órganos y el cardiovascular; y el musculoesquelético accionará las respuestas típicamente emocionales, como los gestos, huir, correr o quedarse paralizados.
- ¿Qué fue primero?
Hay una pregunta recurrente y es la de saber qué fue primero: ¿la emoción o el sentimiento? Hay varios postulados que coinciden en que las emociones van antes que los sentimientos, debido a que la emoción es una respuesta ante un estímulo que vive la persona, mientras que los sentimientos son la construcción más subjetiva y duradera de aquello originado por la emoción.
Es por esto por lo que una emoción dura menos que un sentimiento. Por ejemplo, al perder un ser querido, la emoción es de un intenso dolor y sufrimiento que irá amainando con el tiempo, mientras que el sentimiento se puede prolongar años o toda una vida.
- El universo de las emociones y sus categorías
Los estados emocionales tienen dos dimensiones principales: la valencia y la fuerza.
La valencia es el valor positivo o negativo que se corresponde con algo agradable o desagradable, mientras que la fuerza define la intensidad de la activación de la emoción en la personal.
También es interesante diferenciar las clases de emociones, primarias y secundarias.
Las emociones primarias generalmente vienen ‘envasadas’ dentro de las formas de actuar automáticas que ejecuta nuestro cuerpo, y que abarcan, por ejemplo, las expresiones faciales, las posturas y signos que claramente llevan a identificar las emociones básicas, como las clasificó el científico Paul Ekman: ira, alegría, miedo, sorpresa, asco y tristeza.
Las emociones secundarias, o mixtas y complejas, se dan a partir de comportamientos o de las relaciones sociales; por ejemplo, mediante el vínculo con los demás pueden aparecer la vergüenza, la resignación, los celos, la esperanza, la decepción. Como observas, son emociones más intrincadas, que combinan distintos componentes para dar como resultado ese tipo de sentir en la persona.
Como observas, el mundo de las emociones es extenso y complejo e involucra todos los aspectos de los humanos. No se trata solamente de factores de nuestra psicología, sino que lo físico, especialmente lo neurológico, juega un papel fundamental.
Imagen de portada: Shutterstock
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