El hambre ha dejado de ser la única razón para comer. Hoy en día, sabemos que los aspectos psicológicos influyen también en el sobrepeso y en la sobrealimentación, como comer por ansiedad.
De acuerdo con Isabel Larraburu, psicoterapeuta y miembro de la Sociedad Catalana de Medicina Psicosomática, las razones emocionales y psicológicas con frecuencia subyacen en los problemas de obesidad, como la falta de control, dependencia y baja autoestima.
Estar siempre a dieta tiene sus efectos secundarios: cuando las personas se liberan por un día, suelen arrasar con todo; cuando están deprimidas o nerviosas, también, asegura la especialista.
Por otro lado, hay gente que nunca disfruta de la comida porque come con remordimiento o culpa. Por ello, Larraburu ofrece las siguientes recomendaciones para comer mejor:
1. No hagas dietas demasiado restrictivas. El hambre y el remordimiento te llevan a comer “lo prohibido” y en cantidades mayores a lo normal.
2. Come muy despacio, intercalando pausas de hasta 5 minutos entre platillos. Esto ayuda a recuperar nuevamente la saciedad. Come menos y te sentirás satisfecho.
3. Espera unas tres horas sin comer. Ordena tu día comiendo algo cada tres horas, pero siempre en el mismo horario. Esto ayuda a recuperar el hambre saludable.
4. Camina unos 45 minutos diarios a marcha rápida. Esto activa la tasa metabólica, el cuerpo vuelve a quemar calorías y, aunque esté en reposo, seguirá quemándolas.
5. No tengas nada prohibido en tu dieta porque puedes desarrollar un ansia desbordada de comerlo.
6. Planifica una alimentación saludable que incluya hidratos de carbono (pastas, papas, legumbres y pan) en una cantidad del 40% como mínimo.
Recuerda que comer no se limita únicamente al hecho de saciar una necesidad básica, también se come por el placer de hacerlo y para satisfacer demandas emocionales y psicológicas.
Fuente: radiomundial
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