Por Daniel Colombo / Sí, tengo orejas grandes; mejor dicho, más salidas que lo aceptado socialmente de acuerdo con ciertos estándares de belleza. Por eso desde pequeño me decían “orejudo”, “Dumbo” y hasta en la escuela me daban pellizcos rápidos con los dedos. ¿Me ha acomplejado? Sí, en la infancia y adolescencia. Aunque de adulto he aprendido a soltar este y otros complejos.
Todo empieza con la forma en que te ves interna y externamente, y la forma en que esto produce un impacto directo en la forma en que te perciben los demás.
Por ejemplo, si crees que no eres lo suficientemente bueno, linda, agradable, delgado, inteligente o lo que sea que te afecte, lo más probable es que así también sea la forma en que te perciben los demás, porque lo que somos por dentro lo proyectamos hacia afuera.
A veces las personas desarrollamos una falta de confianza interior e inseguridades debido a que arrastramos complejos de la infancia. En general, entre que nacemos y los seis o siete años buscábamos encajar de la mejor forma posible en el entorno en el que vivimos y, al no encontrar la manera adecuada, sufríamos y nos sobre adaptábamos, incluso a costa de acomplejarnos por lo que nos decían los demás y las bromas sobre esos aspectos -lo que hoy conocemos como “bulling”-.
- 5 formas de eliminar tus complejos
Todos tenemos complejos e inseguridades; es algo propio del ser humano. La buena noticia es que puedes elegir cómo afrontar estas percepciones internas y dominarlas.
Tienes dos opciones: sigues con esos complejos que te atormentan, o los asumes e incorporas dentro de tu singularidad.
En este artículo te comparto las cinco claves para lograrlo y tener una vida libre de complejos, desde la experiencia práctica; ojalá te sirvan:
1 – Conoce tu propio valor
El reconocimiento es re-conocerse, volver a conocerte por dentro y a aceptarte tal cual eres. Si vives sintiendo que no te mereces tal como eres, puedes empezar por comprender tu propia valía.
Nadie es perfecto al 100%, simplemente porque la perfección no es un rasgo humano. Así que no hay necesidad de ponerte más presión por buscar la pretendida perfección.
En su lugar, puedes centrarte en aceptar los defectos que te acomplejan, y enfocarte específicamente en los aspectos que podrías mejorar.
Por ejemplo, si tienes una deficiencia física de acuerdo con el canon de belleza o estereotipos del mundo, vivirás comparándote con ese espejo, por lo que sentirás angustia y te someterá a la mirada de los demás.
Te recomiendo cambiar la perspectiva: mírate en tus puntos de belleza, aprecia tus diferencias, acéptate con tus complejos, trabájalos mediante el auto conocimiento y la auto aceptación, y verás cómo va perdiendo potencia esa mirada tirana hacia ti, y, consecuentemente, se armonizará todo lo externo que te llega.
2 – Sé fiel a ti mismo
Cuando sientes inseguridad es fácil intentar ser algo que no eres con tal de encajar o hacer felices a los demás. Finges y actúas sin autenticidad, y por eso, a la larga, sentirás más insatisfacción e infelicidad interior.
Cuando no eres fiel contigo se siente internamente como una traición: una traición a tu esencia y a tu naturaleza.
Aquí aparece el comportamiento de la sobre exigencia y sobreadaptación a las situaciones de acuerdo con las expectativas ajenas. Por eso es factible que te estés presionando mucho para complacer a todos, menos a ti.
Si quieres serte fiel es importante que te sientas cómodo con lo que eres. Puede ser útil hacerte preguntas sobre sus valores fundamentales, que son los pilares que te definen. Y también sobre qué aspectos de tu personalidad son importantes.
Cuando logres conciliar tus valores con tu personalidad, podrás conectar una forma de ser más auténtica y en concordancia con tu sentir interior, sin que prestes toda la atención a la mirada ajena.
Recuerda que no se trata de despreciar ni de ignorar a las demás personas, sino de expresar tu ser más auténtico para vivir en paz por dentro. Y esto no tiene precio.
3 – Celebra tu singularidad.
Las inseguridades suelen estar ligadas a la sensación de que no eres especial o de que no destacas, o que eres la persona rara del grupo, o que tu condición física te acompleja.
En realidad, nadie es idéntico a ti. Por eso eres un ser único e irrepetible. Tus huellas dactilares, tu forma de expresar el amor, tus gustos y tu personalidad son especiales y te hacen ser quién eres.
Es en estos puntos donde puedes comenzar para celebrar tu singularidad, sin avergonzarte de ella.
Es posible que hayas escuchado la frase «Lo que se resiste persiste»: significa que, si intentas reprimir tus complejos, los harás más fuertes. En cambio, al aceptar tus peculiaridades podrás gestionar tus inseguridades más rápidamente.
4 – Reconoce que tus sentimientos son reales pero temporales.
Tus sentimientos son reales, aunque son temporales. No son permanentes y no siempre son precisos, porque te ‘deformas’ en el espejo interno en el que te observas, desde la perspectiva de tus complejos.
Cuando luchas contra las inseguridades, entras en oposición a quién eres en esencia, y en esa instancia es fácil perderse en pensamientos negativos sobre quién eres. Puedes pensar que no eres digno de ser amado o que eres incapaz de alcanzar tus objetivos, o que te rechazan por tal o cual cuestión de tus complejos.
En realidad, el motivo puede ser un auto rechazo que tú te haces, y que genera ese impacto externo. Dicen que nosotros solemos ser nuestros peores enemigos.
Una excelente técnica que he practicado para trabajar los sentimientos negativos temporales, y aceptar el proceso de la transformación desde adentro hacia afuera, son las afirmaciones positivas.
Las afirmaciones son frases breves, en positivo, que permiten visualizarte en la situación de que ya estás aceptándote tal cual eres, y que tus complejos se han desvanecido.
No se trata de pura sugestión, sino de reprogramar tu mente subconsciente -donde se generan los sentimientos y emociones- y así, empezar a cambiar esa percepción negativa por otras que te ayuden a dejar de lado los complejos.
5 – Aprende a amar lo que no puedes cambiar
Mientras trabajas para superar tus inseguridades, es importante reconocer que no tienes control sobre todo lo que te rodea.
No puedes cambiar ciertos aspectos de tu vida, por más que quisieras. Lo que es, es. No puedes cambiar el hecho de que sólo seas zurdo o que hayas nacido con el pelo rizado. No puedes cambiar el hecho de que hayas vivido un acontecimiento traumático en tu pasado. No puedes cambiar el hecho de que no encajes en las normas culturales de lo que se considera un tipo de cuerpo atractivo o deseable.
Lo que sí puedes hacer, y depende sólo de ti, es resignificar: dar un nuevo significado a esas experiencias, amando aun lo que no te gusta de ti.
Sé que puede resultar chocante leerlo, aunque es el principal camino para asumir que habrá cosas que no las modificaremos: lo único que sí podemos hacer es variar la perspectiva interior.
Una forma de ponerlo en marcha desde este mismo instante es repetir diariamente esta plegaria conocida mundialmente:
(Adáptala según tus creencias): “Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar, y sabiduría para entender la diferencia.”
Pruébalo: has vivido con complejos hasta aquí. Quizás si lo haces siguiendo estas cinco ideas que no te cuestan ni un centavo, puedas liberarte de ellos y empezar a disfrutar de una vida más plena, en aceptación y bienestar.
Imagen de portada: Shutterstock
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