A continuación te presentamos 5 datos interesantes, resultado de una serie de investigaciones, estudios, especulaciones y suposiciones sobre el querido y breve orgasmo.
El sexo está en la cabeza
En los años 70, el ginecólogo William Masters y la sexóloga Virginia Johnson fueron pioneros en demostrar la relación entre las respuestas cerebrales y los estímulos sexuales. Ya en la década de los 80, se hizo famosa en Nueva York Barbara Carrellas, debido a que desarrolló una técnica de autoestimulación que le permitía practicar sexo mental. En su trabajo influyó mucho la reacción a la plaga del sida y la consiguiente búsqueda de formas seguras de placer sexual.
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Su técnica se centra en lo que ella denomina respiración y energía orgásmica. Los ejercicios se realizan vestidos y carecen de estimulación genital directa, por lo que los usuarios que acuden a sus talleres no tienen que preocuparse por desnudarse ante los demás ni sentirse violentos por la idea de realizar tocamientos.
Su práctica se concentra en la respiración, en cómo la energía se crea y se expande en el estómago. Una vez concentradas la energía y la respiración en este punto, Carrellas recomienda comenzar a mecer las caderas arriba y abajo, al compás de la respiración, dejando que el cuerpo fluya y se siga moviendo al ritmo respiratorio. La mente se evade y, según Carrellas, los usuarios comienzan a sentir sensaciones similares a las del clímax.
El multi orgasmo puede ser un problema
Más conocido en mujeres, el Síndrome de Excitación Sexual Persistente fue descrito por primera vez en 2001 y considerado oficialmente una disfunción sexual desde 2003. Este no es sino un trastorno caracterizado por la presencia de tensión en los genitales acompañada de excitación continua, sin que exista previamente deseo sexual.
Las mujeres que sufren de PGAD sienten que aumenta su frecuencia cardíaca, que se acelera su respiración, que su musculatura pélvica se contrae y que el cuerpo se prepara para el orgasmo. Sin embargo, es una situación no deseada. Lejos de ser agradable, es molesto, frustrante e incómodo, ya que puede producirse en las situaciones más cotidianas: haciendo la compra, viendo una película o en el trabajo.
La situación de vivir permanentemente en estado de excitación sexual sin quererlo, hace que éstas mujeres pierdan todo interés por las relaciones sexuales ya que suelen quejarse de dolor durante la penetración, entre otras muchas cosas. A pesar de que esta tensión en los genitales no siempre conduce a un orgasmo, la sensación de excitabilidad no desaparece ni aún llegando a él.
El dinero da menos felicidad
El estudio de David Blanchflower, del Dartmouth College, y Andrew Oswald, de la Universidad de Warwick, en Inglaterra, demuestra que si hay que decidir entre dinero y placer, elegimos placer. Encuestaron a 16.000 personas y les plantearon una disyuntiva económica y resultó que los encuestados otorgaron cuatro veces más unidades de felicidad al orgasmo que al dinero.
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Se puede gozar después de morir
Se puede llegar a sentir en caso de muerte cerebral si se estimulan y oxigenan los nervios sacros. Así lo afirma Mary Roach, autora del libro The curious life of human cadavers, quien dice que: “Si en un cadáver se produce el reflejo de Lázaro, es decir, se incorpora de cintura para arriba y cruza los brazos, ¿por qué no el reflejo del orgasmo?” También la apoya la especialista en muerte cerebral Stephanie Mann,
Estudiar el coito en un laboratorio es posible
Según el McGill University Health Centre de Montreal, en Canadá, con eficientes voluntarios y gracias a la termografía se ha podido saber que la temperatura en los genitales sube dos grados en poco más de diez minutos.
Con información de: Muy interesante | BBC | ojocientifico.com | Foto: Shutterstock
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