Escrita y dirigida por Sam Mendes, ‘1917’ (2019) es una de las cintas predilectas de la crítica. Desde el impecable trabajo de su cinematógrafo Roger Deakins, hasta la banda sonora de Thomas Newman, ¡conoce 10 razones para nunca olvidar este espectáculo cinematográfico!
1. No existen pausas durante la guerra
De inicio a fin, 1917 explora una metáfora tan precisa como implacable: no existen pausas durante la guerra.
“Mi idea eran dos horas de tiempo real, sin cortes. Nada entre la audiencia y los personajes. La sensación de que estás atrapado contra reloj, donde experimentas la distancia y las dificultades con estos hombres. No hay salida» – Sam Mendes, para el medio Collider.
Desde los primeros segundos de metraje, los personajes se ven inmersos en una misión contra reloj. Es precisamente esta lucha contra el tiempo -presentada sin cortes gracias al recurso del plano secuencia-, el factor que permite a la audiencia abstraerse en la complejidad de la historia.
Gracias al naturalismo sobre el que están construidas sus escenas, somos capaces de experimentar, en tan solo pocos minutos, un amplio rango de emociones, por medio de, únicamente, dos personajes. Una escena que comienza como un retrato naturalista de dos jóvenes bromeando y conversando sobre sus vidas en las trincheras, puede convertirse, rápidamente, en el encuentro con un campamento abandonado, un soldado alemán, la imposibilidad de sobrevivir, y consecuentemente, la muerte.
“A veces la escena duraba seis minutos, y cuando llamaban a corte, olvidaba por completo quién era. Era Blake” – Dean-Charles Chapman, quien interpreta a Thomas Blake en la cinta.
Y es que en este «thriller contrarreloj» -tal y como lo llamó Sam Mendes durante una entrevista-, no solo no hay tiempo para el duelo, el respiro o la calma, tras un evento de alto riesgo, sino que, con el único objetivo de servir a un bien mayor, es inevitable recomponerse al instante, y seguir adelante con el curso de la historia.
2. La magistral dirección de Sam Mendes
“Sam Mendes ha inventado un impresionante lenguaje con su cámara”, señaló el periodista Carlos Boyero, para El País.
Desde la concepción de la idea y la escritura del guion, el realizador británico contempló las potencialidades de su historia, para convertirse en una experiencia inmersiva, capaz de transmitir, más que un momento de la historia, un retrato sobre la incertidumbre y la naturaleza de dos personajes que, sin importar su nacionalidad, deben enfrentarse a circunstancias imposibles.
Más allá de plantearse como una narración bélica o de combate, la cinta se presenta como una historia sobre la supervivencia y los azares de la guerra.
«El espacio no podía ser más largo que la escena, ni la escena más larga que el espacio» – Sam Mendes, sobre cómo buscaba la naturalidad entre los diálogos de sus personajes, y el espacio donde se llevaban a cabo.
En este sentido, la capacidad del director para configurar un filme íntimo y contemplativo sobre las emociones de sus personajes, radica en cómo, por medio de la cámara, nos permite observarlos de frente, determinados y con un rumbo fijo; de espaldas, expresando así su vulnerabilidad y cercanía al peligro; o por medio de movimientos en 360º, para hacer avanzar la historia.
3. “No se trata sobre heroísmo o valentía, sino sobre si un soldado tenía la suerte o no de sobrevivir a la guerra»
«Tenía una historia que era un fragmento que me contó mi abuelo, quien luchó en la Primera Guerra. Es la historia de un mensajero que tiene un recado que llevar. Y eso es todo lo que puedo decir», señaló el guionista y director de la cinta.
De acuerdo con una entrevista para el medio Variety, el cineasta expresó que la historia se encuentra «vagamente inspirada» en las anécdotas de su abuelo. Alfred Mendes, originario de Trinidad y Tobago, se residenció en Reino Unido, solo para, poco tiempo después, enlistarse al ejército británico y luchar en el norte de Francia. Si bien, algunos periodistas de distintos medios han especulado sobre la posibilidad de que el personaje de Blake podría estar inspirado en el abuelo del director, ni él, ni William Schofield existieron en realidad.
«Esta historia o este fragmento se quedó conmigo y obviamente lo he ampliado y cambiado significativamente, pero tiene eso en su núcleo» – Sam Mendes.
Asimismo, el cineasta expresó que, aunque se encuentra ambientada en la Primera Guerra Mundial, la cinta “no se trata sobre heroísmo o valentía, sino sobre si un soldado tenía la suerte o no de sobrevivir a la guerra”.
4. Roger Deakins, uno de los mejores directores de fotografía de la historia
Indudablemente, uno de los aspectos más importantes y dignos de apreciar dentro del filme, radica en su cinematografía.
El legendario ganador del Oscar y director de fotografía Roger Deakins, afirmó que la mayor parte de la cinta fue filmada por medio de luz natural. En este sentido, la producción evitó los días más soleados -pues se traducen en más sombras y menos control sobre la imagen-, y prefirió los días nublados, en vista de que evocaban fielmente el color y la esencia que se buscaba darle a la película.
«Cada vez que hago una película, quiero introducir a la audiencia en ese mundo, aunque se trate de uno fantástico o uno real, como es este» – Roger Deakins.
5. El minucioso estudio del espacio y el Diseño de Producción
Para que cada detalle de la cinta ocurriese en el lugar exacto, y en el momento preciso, la producción decidió trabajar sobre la base de un modelo a escala de cada una de las locaciones que constituirían el filme. “Ninguna locación se repite, así que estás constantemente moviéndote a través de paisajes”, comentó Mendes.
“El mundo debía ser creado de acuerdo con el ritmo del guion”, expresó el director, sobre la propuesta del Diseño de Producción.
De este modo, y gracias a que muchos de los ensayos fueron realizados en el espacio donde se llevaría a cabo el rodaje, 1917 cuenta con una atmósfera de naturalidad tan absorbente como su historia en sí misma.
6. Thomas Newman, el compositor detrás de 1917
La impecable banda sonora de la cinta fue compuesta por el estadounidense Thomas Newman, quien ha sido nominado en 15 oportunidades a los Premios de la Academia. La primera vez, gracias a su extraordinario trabajo en la cinta de 1994, The Shawshank Redemption; en 1999, por American Beauty, también dirigida por Mendes; y más recientemente en películas como Skyfall, Bridge of Spies y, por supuesto, 1917.
7. La idea detrás de los efectos visuales
De acuerdo con la crítica de cine Caryn James, la cinta fue “filmada en largas tomas y con la menor cantidad de cortes posibles en la edición”. En este sentido, el encargado de la edición y montaje Lee Smith, buscó materializar la visión de Sam Mendes, al crear la ilusión de un movimiento continuo, a lo largo de los 120 minutos de película.
8. “La sensación de que estás atrapado contrarreloj”
Durante una entrevista en el medio Collider, el director explicó que, más allá de ser una cinta histórica, 1917 podría ser considerado un filme de horror, un «ticking clock thriller» o una película contra reloj, donde los personajes luchan constantemente con el tiempo, para cumplir sus objetivos.
9. La humanización de cada uno de los detalles
«Cuando «ensucias» a los extras, cuando están en las trincheras y están cubiertos en tierra, sucio y lodo, la suciedad combina con el paisaje», explicó Naomi Donne, nominada al Oscar en la categoría de Mejor Maquillaje y Peinado. «Parece que han estado ahí desde siempre».
De acuerdo con una entrevista del medio The Hollywood Reporter, los 7 mil actores al fondo contaban con cortes de cabello, pensados específicamente para que se vieran distintos, pero sin desplazar la precisión histórica, según la época. Inspirados en cientos de fotografías de soldados reales, la estilista partió de la individualidad de cada actor para señalar que «estos hombres han tenido diferentes vidas».
10. El perfecto final
Durante todas y cada una de las escenas que conforman 1917, la cámara se desplaza hacia adelante. De acuerdo con Sam Mendes, esto se debe a que, desde la idea intrínseca del movimiento, los personajes avanzan y maduran, a partir de las decisiones que toman, y las consecuencias a las que se enfrentan. No es sino hasta los últimos segundos de metraje, que somos capaces de respirar junto con el personaje de “Scho”. Sin gloria, ni medallas pretenciosas. Solo la certeza de que ha sobrevivido a un día más en la guerra, en 1917.
Con información de: Filmaffinity / El País / IMDb / BBC / The Hollywood Reporter
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