Por Daniel Colombo | “En medio del caos y las crisis, la falta de profesionalismo se nota más en los colaboradores. Hay cosas que son, y no pueden ser a medias. Y una de ellas es el profesionalismo”, me comentó uno de mis clientes, empresario del sector automotriz.
Es en estos momentos donde se caen las máscaras y se revelan los que verdaderamente lo tienen.
En el mundo laboral se es o no se es profesional; sin medias tintas. Y sabemos que poseer un título profesional no garantiza tener profesionalismo.
Se trata, entonces, de contar con la cualidad de la excelencia aplicada al desarrollo de determinada actividad, donde se destacan los valores, la responsabilidad sobre el proceso y el resultado, el compromiso puesto en la tarea y la calidad superior en todo momento.
Si bien conceptualmente se habla de profesionalismo en personas con títulos académicos, también se aplica para todo tipo de profesiones, disciplinas como el arte y el deporte, los oficios más diversos, y sería muy bueno que también se lo asuma en los ámbitos de alta conducción de empresas y de gobiernos.
En medio de las crisis suelen desatarse otro tipo de micro crisis que afectan notablemente la dinámica que se ha visto alterada por completo por los acontecimientos.
Con este marco, se percibe a la distancia a aquellos profesionales de verdad; esos que, puestos sobre los desafíos, poseen capacidad de maniobra, equilibrio emocional, habilidades para la toma de decisiones y, a la vez, los aspectos fundamentales de su rasgo de excelencia en el desempeño
Entendiendo que las crisis producen desvíos en la productividad y en el mundo emocional de todas las personas, los verdaderos profesionales lo asumen como un reto a superar, algo que los motiva e impulsa a liderar con mayor esfuerzo y entusiasmo.
No es menor hablar de profesionalismo en medio del caos y la incertidumbre, ya que, en medio de la tormenta, son estas personas las que pueden sostener el rumbo lo mejor posible, y acompañar a quienes, por falta de compromiso o por comodidad o imposibilidad emocional sobre cómo afrontar los problemas, se quedan paralizados sin capacidad para actuar.
10 actitudes que demuestran que eres un profesional aún en medio de las crisis
El afrontamiento de una situación difícil en extremo depende en gran medida de la actitud. Por lo general, las personas tienden a catalogar tosas las experiencias como “buenas” o “malas”, y desde allí actúan en consecuencia.
En momentos de desafío la tendencia es que el signo que prevalece es el negativo.
Partiendo de la base de que las emociones, en esencia, son neutras, y que lo que las hace positivas o negativas es cómo acciono o reacciono frente a ellas, podemos también pensar que un buen rasgo de profesionalismo es adoptar el tercer tipo de actitud: la neutral.
En este caso, no significa quedarse estancado viendo cómo transcurren los acontecimientos, sino que nos apartaremos un momento del torbellino del caos y las emociones encontradas para tomar distancia, observar sin juicio ni interpretaciones apresuradas, sin reaccionar en automático. El objetivo es tener una visión ampliada para que, a partir de allí, puedas aplicar una atención intencionada sobre la decisión que tomes.
Lo usual en las crisis es reaccionar y sobre reaccionar. Otra conducta es huir, alejarse o esconderse del problema.
El profesional de verdad sabe cómo accionar, graduando su energía y la de su entorno para poder moverse aún en terrenos inciertos.
Y es la sumatoria de detalles lo que los hace consistentes, otra cualidad que va de la mano de la integridad en las competencias que posee.
Estas diez actitudes marcan una gran diferencia entre quien es un verdadero profesional, y los demás:
1. Cumples todos tus compromisos. No hay lugar para las excusas porque los entornos requieren de decisiones valientes y rápidas.
2. Renegocias con tiempo lo que no puedes asumir. En momentos V.I.C.A. (Volátil, Incierto, Cambiante y Ambiguo), las cosas cambian permanentemente. Entonces es de un buen profesional renegociar las formas de aquello que no puedes asumir.
3. Puntualidad y pulcritud. En cualquier aspecto marca la distinción entre el buen y el mal profesional.
4. Cooperación. Este espíritu surge con más fuerza en las crisis, y se percibe quiénes lo hacen un valor principal.
5. Solidaridad. En este caso, el profesionalismo se manifiesta en que mancomunan (común unión) con otras personas y redes de networking apoyando el bien mayor de quienes lo necesiten.
6. Te interesas por los demás. Como integrante o líder de un equipo, es genuino tu acercamiento para saber cómo están las personas que te rodean y actúas de formas que apoyen y eleven aún en medio de lo peor del momento.
7. Logras equilibrar la vida personal y profesional. Los profesionales excelentes saben mantener el balance entre los dos ámbitos de la vida porque son conscientes de la importancia que tienen los vínculos de calidad.
8. Destinas tiempo para ti. Otro rasgo distintivo es que, además de su alto nivel de cumplimiento profesional, no postergan en su tiempo personal, ya que necesitan recargar pilas para volver fortalecidos a la alta demanda que tienen.
9. Haces pausas y evitas sobrecargarte. Dentro de la jornada laboral, se agendan pausas activas y organizan su tiempo de forma óptima, priorizando lo importante por sobre lo urgente, y sobrellevando lo que irrumpe con espíritu de superación y aporte.
10. Compartes sólo información valiosa y oportuna. Tener profesionalismo en una crisis es contribuir de la mejor forma con aportes de valor, teniendo una visión ampliada de 360° para anticiparse a problemas mayores, y saber ver las tendencias del mercado en que se mueven. Son agentes de cambio.
Y tú, ¿tienes profesionalismo?
Foto: Shutterstock
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