A 20 años de la irrupción del grunge, la historia tras su disco más emblemático Nevermind (1991) se relanzará este año y los sobrevivientes de Nirvana volvieron a trabajar juntos.
Spencer Elden cumplió 20 años el 7 de febrero de 2011 y es que este año guarda una fecha personal casi más significativa que su propio nacimiento: el 24 de septiembre de 1991, su pequeño cuerpo desnudo, de apenas cuatro meses, apareció en la carátula de 46 mil discos repartidos en todo EE.UU. Sus padres advirtieron el masivo exhibicionismo cuando, por esos días, pasaron por fuera de una disquería Tower Records de Los Angeles y vieron que la imagen se desplegaba desde el techo hasta el piso: Spencer se había convertido en el bebé de la portada de Nevermind, de Nirvana. Era el «Nirvana Baby». Era el pequeño que aparecía bajo el agua nadando hacia un billete de un dólar.
«Siempre supe que yo era el de Nevermind, así que jamás tuve tiempo para cuestionármelo. Me di cuenta a los nueve años. Y ahora soy un chico normal y sé que voy a tener que convivir toda mi vida con eso. Me convertí en un pornostar por accidente. Hace unos años trabajaba en un bar y, cuando las chicas se enteraban de quién era, querían ver de inmediato mi órgano sexual. Y créeme: no es mucha la gente que me ha visto desnudo a mis 19 años, pero sí millones los que me han conocido sin ropa por Nirvana. En situaciones más íntimas se torna un tema extraño. Eso sí, a veces he ido a buscar trabajo y cuando les digo que soy el bebé de Nevermind me dicen: ‘waa, ¿en serio?», relata Elden, al teléfono desde Los Angeles.
Y su historia acierta: el joven se convirtió en la imagen más reconocible del título fundamental del movimiento grunge y uno de los discos seminales en la historia del rock. El mismo que en septiembre cumplirá dos décadas y que durante esta temporada arrastrará una efeméride más global: 2011 celebrará los 20 años de la irrupción masiva del grunge y del despegue popular de sus nombres capitales.
Y lo más llamativo sigue remitiendo a Nevermind. A fines de 2010, los dos sobrevivientes del trío firmaron el primer tema en conjunto tras el suicidio de Kurt Cobain. El baterista Dave Grohl invitó al bajista Krist Novoselic a cantar el tema I should have known para el nuevo disco de su banda, Foo Fighters, con salida para marzo. Ambos también aparecieron juntos en un show que el conjunto dio el 21 de diciembre en California. Y Grohl también fichó al productor Butch Vig, el mismo tras Nevermind, para trabajar en la producción. Salvo la obvia ausencia de Cobain, el staff de Nevermind reaparecerá por primera vez en un álbum. Además, los foros oficiales de fans de Nirvana han informado que en septiembre se lanzará una reedición remasterizada. Porque, mucho antes que Elden se arrojara a la piscina, los músicos ya habían hecho el trabajo.
Nevermind se fraguó durante casi un año. Tras el debut, Bleach (1989), Cobain comenzó a componer canciones durante mayo de 1990, mientras el sello Sub Pop -el refugio del circuito independiente de Seattle- le recomendó al reputado Butch Vig como productor. Debido a problemas financieros de la disquera, la banda firmó con una filial del gigante Geffen Records y comenzó un intenso casting de productores y bateristas. Finalmente, se quedaron con Vig y reclutaron a Grohl para armar, entre mayo y junio de 1991, el sonido definitivo de piezas como Smells like teen spirit, In bloom, Come as you are o Polly. Aunque contaron con un presupuesto de US$ 65 mil, hoy sus ventas se reportan en 26 millones de copias.
A principios de julio, y cuando el trabajo se masterizaba, sus encargados comenzaron a idear su carátula. Aunque por iniciativa de Cobain se quería mostrar a un infante en plan submarino, las fotos ofrecidas por una empresa fueron desechadas por caras. Ante ello, Geffen Records contactó a Kirk Weddle, fotógrafo especializado en imágenes bajo el agua. «Me propusieron la idea y telefoneé a mi mejor amigo, Rick Elden, para preguntarle si esa tarde llevaba a su hijo a la piscina de su escuela. Le dije: ‘¿quieres ganarte US$ 200 por hundirlo en el agua?», cuenta Weddle, al teléfono desde California. En esa sesión, él también inmortalizó a los músicos bajo la piscina.
Rick Elden, también en conversación con La Tercera, se suma: «Trabajaba como comerciante y no tenía idea de quién era Nirvana. Así que acepté y sólo me llamó la atención lo tímido que era Cobain». Ambos coinciden en que, de intuir el suceso mundial del álbum, habrían pedido más dinero, aunque Weddle dice que su paga como fotógrafo fue mucho mejor que lo recibido por su amigo (pero se niega a dar cifras). «Me contaron que Courtney Love prometió invitarme a comer cuando creciera. Nunca pasó», recuerda Spencer Elden, y agrega que nunca más volvió a tener contacto con los miembros de Nirvana. Y algo más: sólo hace unos años pudo pactar un pequeño pago de derechos por el uso de su imagen. «Aquí no hay una fortuna. La ganancia ha ido por otro lado: Rolling Stone le pagó muy bien por recrear esa carátula y ha dado entrevistas muy bien pagadas. También pudo conseguir trabajo con esto», apunta su padre. Es que Spencer hoy se desempeña como artista gráfico de la empresa del aplaudido diseñador Shepard Fairey, autor de uno de los más clásicos pósters de Obama. «Después de todo, no ha estado tan mal», se convence, al fin, el «Nirvana baby».
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Fuente: por Claudio Vergara | La Tercera | burnagebyburnage
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