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Un hallazgo en Francia revela que hubo al menos dos linajes de neandertales tardíos en Europa

Un hallazgo en Francia revela que hubo al menos dos linajes de neandertales tardíos en Europa

Thorin estaba entre los últimos neandertales que vivieron en Europa y su linaje no tiene nada que ver con los conocidos hasta ahora. Su hallazgo nos obliga a replantearnos casi todo lo que sabíamos sobre la humanidad primitiva.

El relato predominante de cómo surgió la humanidad parecía bastante sencillo: en Europa, los últimos neandertales se retiraron cuando los Homo sapiens empezaron a llegar al continente hace entre 40 000 y 45 000 años.

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Se pensaba que los neandertales formaban parte de una única población genéticamente homogénea, repartida por España, Francia, Croacia, Bélgica y Alemania. Los estudios genéticos apoyaban esta idea, sugiriendo una población uniforme que acabaría cediendo el paso a los recién llegados, los Homo sapiens. En pocos milenios –hace entre 45 000 y 42 000 años–, la breve cohabitación de estas dos especies en Europa terminó con la sustitución de los neandertales.

La explicación era elegante y sencilla, quizá demasiado.

 
 

Un nuevo linaje de neandertales

Nuestra investigación publicada en Cell Genomics el 11 de septiembre complica este panorama, revelando que no hubo uno, sino al menos dos linajes de neandertales, tras un análisis genético de restos corporales hallados en la cueva de Mandrin, al sureste de Francia.

El estudio publicado, que codirijo con Tharsika Vimala y Martin Sikora, expertas en genética de poblaciones de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), así como con Andaine Seguin-Orlando, paleogenómica de la Universidad de Toulouse, es la culminación de casi diez años de investigación que han llevado al descubrimiento del primer cadáver neandertal de Francia desde 1978. Hemos decidido llamarlo Thorin en honor a los escritos de J.R.R. Tolkien, ya que Thorin fue uno de los últimos reyes enanos de su obra. Se cree que el Thorin de la cueva de Mandrin es uno de los últimos neandertales.

Es uno de los ocupantes recientemente encontrados en la cueva de Mandrin. Descubrimos sus primeros dientes en 2015, tirados en el suelo a la entrada de la cueva, apenas cubiertos por unas hojas. Aunque al principio los dientes estaban expuestos, al estar incrustados en arena frágil la excavación fue delicada. El más mínimo roce podía desplazar los valiosos restos, lo que dificultaba determinar su posición exacta en el suelo.

Como jefe de investigación de la cueva de Mandrin, decidí que procediéramos a excavar el cuerpo con pinzas. Grano a grano, trabajamos concienzudamente, cada uno durante dos o tres meses; un proceso que ha durado nueve años y aún continúa.

Este hercúleo esfuerzo sobre el terreno permitió recuperar los restos más diminutos, que fueron cuidadosamente documentados en sus posiciones originales. Mediante cartografía tridimensional, el equipo ha reconstruido la ubicación exacta de los restos en el suelo.

Conocer a Thorin

Hasta ahora se han descubierto 31 dientes (Thorin tenía 34 y representa el primer neandertal encontrado con molares surnumerarios), además de la mandíbula, fragmentos del cráneo, falanges y miles de huesos diminutos. El proceso de excavación aquí requiere una paciencia notable; tras nueve años de esfuerzo, solo hemos conseguido despejar una pequeña ventana de unos 50 cm por 30 cm de ancho. Es probable que en los próximos años vayan apareciendo poco a poco numerosos restos de este mismo cuerpo.

Nuestro estudio demuestra que la población de Thorin divergió significativamente de otros neandertales de Europa durante más de 50 000 años. Al contrario de la mayoría de los neandertales tardíos, que muestran homogeneidad genética, el linaje de Thorin permaneció genéticamente diferenciado desde hace 105 000 años hasta su extinción.

Esto sugiere la siguiente pregunta: ¿cómo pudieron las poblaciones humanas permanecer aisladas durante decenas de miles de años, a pesar de vivir a una distancia de dos semanas a pie unas de otras? Este es el reto que nos plantea Thorin. Procesos evolutivos, culturales y sociales que parecen inimaginables si tratamos de aplicarlos a las poblaciones sapiens, tal y como las entendemos a través de la antropología cultural, la historia y la arqueología. Algo parece diferenciar profundamente las formas de ser en el mundo de neandertales y sapiens, algo mucho más profundo que meras cuestiones culturales o territoriales. Nos enfrenta directamente al enigma de los neandertales y, muy posiblemente, a nuestra propia incapacidad para comprender a estas antiguas especies.

Los compañeros de Thorin y otros fantasmas

Sorprendentemente, descubrimos que Thorin no es el único de su linaje, ya que los análisis genéticos revelan vínculos con otro neandertal descubierto a más de 1 700 kilómetros de distancia, en Gibraltar. Se creía que este individuo, apodado Nana, vivió hace entre 80 000 y 100 000 años.

Sin embargo, el estudio publicado en Cell Genomics revela que Nana y Thorin vivieron durante el mismo periodo: dentro de los últimos milenios de existencia de su especie. Esta estrecha proximidad genética sugiere que pertenecían a la misma población de neandertales tardíos, una población que ya no tendría intercambios con los neandertales europeos clásicos después del milenio 105 y hasta su sorprendente extinción hace 42 000 años.

Nuestro estudio también sugiere la existencia de un linaje neandertal “fantasma”: otra población que vagaba por Europa en la misma época, pero que sigue siendo desconocida. Sabemos que no pertenecían ni a los neandertales clásicos ni a la población de Thorin. La genética es capaz de identificar momentos en los que los antepasados de Thorin pudieron intercambiar episódicamente genes con estas poblaciones fantasma que siguen siendo en gran medida una incógnita para la arqueología y la genética.

Comienza entonces a emerger lentamente una historia fascinante en la que el neandertal no es un bloque monolítico, sino que está representado por diferentes poblaciones que, sin embargo, solo desarrollaron intercambios raros (y a veces inexistentes) entre ellas.

Reescribiendo todo lo que sabemos sobre la humanidad primitiva

Las revelaciones de linajes adicionales de neandertales son el último descubrimiento que nos lleva a replantearnos radicalmente nuestra comprensión de la humanidad primitiva.

En 2022, tras 32 años de investigación arqueológica, nuestro equipo ya había revelado la existencia de una primera migración sapiens a territorio europeo entre 10 000 y 12 000 años antes de las primeras migraciones previamente reconocidas.

Al año siguiente, publicamos tres artículos que cuestionaban nuestras concepciones sobre este momento singular de la historia humana, redefiniendo no solo la llegada de estas poblaciones, sino también que dominaban una tecnología avanzada como el arco y la flecha, rastreando sus pasos hasta el Levante mediterráneo y proponiendo una profunda redefinición de toda la estructura histórica de este periodo único de la historia europea.

El último descubrimiento de los restos de Thorin, que empecé a desvelar en El neandertal desnudo, plantea innumerables preguntas. ¿Murió el neandertal como los dinosaurios tras una convulsión natural que se llevó por delante todo su mundo? Para explicarlo, han florecido en los últimos años teorías relacionadas con el cambio climático, las explosiones volcánicas, la radiación cósmica y las epidemias devastadoras. Para entender que sapiens sustituya a los neandertales, debemos, ante todo, entender qué era neandertal. Y qué es sapiens. Y estoy convencido de que la naturaleza de ambas criaturas se nos escapa profundamente.

La investigación continúa y, a medida que se hacen más descubrimientos, la historia no hace más que volverse más compleja.

Ludovic Slimak, Archéologue, penseur et chercheur au CNRS, Université de Toulouse III – Paul Sabatier

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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