Desde pequeños nos dicen que mentir es malo, que hay que decir siempre la verdad. Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por un grupo de científicos de las universidades de Oxford (Reino Unido), Aalto (Finlandia) y la Universidad Nacional Autónoma de México (México) afirma que las mentiras piadosas son buenas para la sociedad.
Cierto es que algunos tipos de mentiras son peores que otras: decirle a nuestra pareja que estamos perfectamente cuando por el contrario estamos teniendo un mal día o incluso darle la razón a alguien en una conversación solo por no buscar el conflicto, son mentiras piadosas y están socialmente aceptadas. Como consecuencia, los seres humanos nos hemos convertido con el paso del tiempo en unos expertos en las mentiras. Sin embargo, esto no tiene por qué ser malo.
Según la investigación de estos expertos, las mentiras piadosas no sólo ayudan a evitar enfrentamientos o herir los sentimientos; también son una parte fundamental de la formación y consolidación de las comunidades. Para ello, desarrollaron un modelo matemático sobre cómo crecen los grupos de personas y cómo evolucionan con el tiempo añadiendo una variable clave: la mentira. Desde las grandes mentiras (como mentir sobre haber robado a alguien o haberle herido) o las pequeñas mentiras (para hacer sentir mejor a alguien o para que no se preocupe), descubriendo que las grandes mentiras conducían a la desintegración de las comunidades y, las mentiras piadosas o pequeñas, por el contrario, tuvo el efecto contrario: las conexiones entre las personas mejoraban con el tiempo gracias a ellas.
El estudio ha sido publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, explica que el modelo matemático que han desarrollado es una versión simplificada de la realidad, asumiendo una tasa constante de mentiras a lo largo del tiempo y entre todas las posibles relaciones que una persona puede tener a lo largo de su vida.
Fuente: Muy Interesante
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