Imagina un espacio nocturno y salvaje en donde, entre muchas otras historias, la icónica Grace Jones se enamoró del actor Dolph Lundgren, acompañada de celebridades como Andy Warhol y la ‘drag-queen’ Divine. ¡Eso fue Studio 54! Una mítica discoteca en el corazón de Manhattan… ¡Conoce su historia!
La ciudad de Nueva York siempre ha sido unos de los más célebres epicentros para el entretenimiento, la vida intelectual y el libertinaje. Ya lo era a principios del siglo XX, cuando el establecimiento Gallo House Opera se inauguró (1927), aprovechando un estreno de la famosa obra La Bohème. Fortune Gallo, un magnate italiano, ordenó a diseñar el lugar con el arquitecto Eugene De Rosa.
Se supone que Gallo solo serviría para presentar obras de teatro y óperas, pero su especial localización y la exquisitez de sus espacios se prestó para que también sirviese de restaurant y sala para conciertos.
Luego de atravesar algunos baches económicos, la cadena CBS compró el lugar en 1943. Una vez rebautizado como Studio 52, se filmaron varios programas televisivos famosos en la época, como Captain Kangaroo.
Steve Rubell e Ian Schrager
La CBS decidió poner en venta el Studio 52, para mudarse al teatro Ed Sullivan, en Broadway, y al Centro CBS Broadcast. Varios artistas, modelos y diseñadores intentaron comprar el lugar y muchos deseaban convertirlo en una discoteca.
Steve Rubell, un empresario excéntrico, y su amigo y socio Ian Schrager, se interesaron por adquirir el espacio, ambos inspirados en Carmen D’Alessio, la relacionista pública del diseñador Valentino, quien les dio la idea de crear un ambiente revolucionario en Manhattan.
Los amigos adquirieron el teatro y lo bautizaron como Studio 54, en 1977. Reformaron el lugar y contrataron planeadores de eventos y diseñadores tanto de espacios como de luces; agregaron una pista de baile e instalaron grandes pantallas. Ya por aquel entonces empezaron a tener problemas con las autoridades por la venta de licores sin los permisos adecuados, aunque pudieron salir airosos de este primer inconveniente alegando que tenían unos avales para esperar la llegada de la licencia de bebidas alcohólicas.
Rápidamente, el club se hizo popular tanto en la escena underground como en la élite de las estrellas de Estados Unidos. La regla para entrar era sencilla: debías ser muy extravagante, extraño o famoso.
La escena entre 1977 y 1979 recibió a famosos como Woody Allen, Liza Minelli, Salvador Dalí, Divine, Elton John, Grace Jones, Michael Jackson, Steven Tyler, Mick Jagger, Andy Warhol, Richard Pryor, Paloma Picasso, Al Pacino, Freddy Mercury y hasta Donald Trump y su esposa de entonces, Ivana.
Para finales de 1978, el club sufrió una redada con motivos de desfalco y la policía se llevó a Rubell y a Schrager detenidos. Días antes, Rubell había asegurado en la prensa que los ingresos de la discoteca solo podían ser igualados con los que hacía la mafia.
A principios de 1980, los artistas habituales hicieron una especie de fiesta de despedida para los dueños, que enfrentaban cargos ante la justicia, cuyas anfitrionas fueron Diana Ross y Liza Minnelli. Rubell y Schrager se declararon culpables de evasión fiscal y fueron condenados a pasar 13 meses en prisión.
Studio 54: declive y dueños posteriores
Rubell y Schrager vendieron la sala a Mark Fleischman y Stanley G. Tate, reabriéndose formalmente en 1981. Se intentó levantar la magia del viejo Studio 54, incluso asistieron figuras como Madonna y una muy joven Drew Barrymore, quien frecuentó el lugar con solo nueve años de edad… pero, posteriormente los nuevos dueños se fueron por otra estrategia y cambiaron el nombre de establecimiento por The New Ritz, tomando como referencia el nombre del viejo club que antes habían dirigido (The Ritz).
De Mark Fleischman y Stanley G. Tate, el lugar pasó a ser de una base de clubes nocturnos llamada CAT Entertainment en 1993, para terminar en manos de Allied Partners, un grupo inmobiliario neoyorkino, en 1994 y finalmente comprado por la Roundabout Theatre Company, en 2003.
Actualidad e impacto en la cultura popular
En la actualidad, el Studio 54, como es conocido popularmente, se usa para presentar obras de teatro bajo la producción de Roundabout Theatre Company. También se presentan de forma regular artistas musicales, de los cuales destacan el productor Mark Ronson y la cantante Gloria Estefan.
Las noches de finales de los 70 quedaron por siempre grabadas en la memoria colectiva de quienes lo vivieron y ahora reproducen las historias a modo de anécdota. Drogas, sexo, alcohol, sudor, baile y diversión son algunos de los elementos que bautizaron al Studio 54 como una discoteca mítica, de corta duración pero de gran disfrute, en donde podías amar a quien quisieras y expresar tu verdadero ser…
Un espacio, una burbuja artificial, una utopía en donde las ataduras de la sociedad no existían.
Con información de Wikipedia / Vanidades / Cultura Inquieta | Portada: Alan Light
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