El célebre navegante y cartógrafo Américo Vespucio, a quien debemos el nombre de América, nació en Florencia, Italia, el 9 de marzo de 1454 (otros historiadores dicen que el año 145l). En Francia fue secretario del Embajador de Florencia y también estuvo al servicio de los Medici en el ramo del Comercio.
En 1492, cuando el primer viaje de Colón, Vespucio se encontraba en Sevilla y colaboró con la expedición. Al conocer las noticias del Nuevo Mundo terminó por embarcarse en la Expedición de Alonso de Ojeda. Además de las costas de Venezuela, también llegó al Brasil y fue el primero en llegar al Río de la Plata.
Vespucio fue el encargado de decir a la vieja Europa que las tierras halladas por Colón no eran las asiáticas – como se creía al momento-, sino que formaban parte de una «cuarta pars» del mundo.
Gracias al mérito de escribir a todos sus amigos y enviar cartas geográficas de sus viajes gozó de tanta fama en Europa que el geógrafo Martín Waldseemüller propuso en 1507 que se diera al Nuevo Mundo el nombre de América, en homenaje a Américo, que era considerado el verdadero descubridor del Continente.
Para remediar en parte esta injusticia y darle algo de crédito a Colón, Francisco de Miranda inventó la palabra Colombia, como un homenaje a Cristóbal Colón, para asignársela al territorio de América que fuese libertado. Simón Bolívar acoge esa iniciativa y bautiza con el nombre de Colombia la república que fundó en 1819 con los territorios de Venezuela Nueva Granada y Ecuador.
Américo Vespucio murió en Sevilla, España, el 22 de febrero de 1512.
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