La historiadora Shere Hite planteó una duda: ¿todas las mujeres alcanzan orgasmos a través de la penetración? Resultando escandalosa, inmoral y corruptiva, Hite se enfrentó a duras amenazas a raíz de sus estudios, que sacudieron las investigaciones sobre sexualidad femenina. ¡Conoce más sobre ella!
Shirley Diana Gregory (1942 – 2020) nació en el conservador estado Misuri, en Estados Unidos, en medio de la Segunda Guerra Mundial. Adoptó el apellido de su padrastro, Hite, y comenzó a llamarse Shere, en vez de usar su nombre original. Se graduó de la preparatoria en Florida y cursó estudios universitarios en el mismo estado, especializándose en Historia (1967).
Posteriormente se muda a Nueva York, con la intención de hacer un doctorado en la Universidad de Columbia, que no culminó debido al “ambiente conservador” que se vivía allí. Terminó el PhD en Tokio y realizó otro en sexología clínica en Miami Beach, retornando a Florida.
Para costearse la vida en Nueva York, sus estudios y sus viajes, trabajó como modelo de fotografías. Posó en algunas ocasiones para Playboy y para un anuncio de máquinas de escribir de la empresa Olivetti. Cuando la publicidad es difundida, Hite aparece junto al aparato y la frase: “Una máquina tan inteligente que ella no tiene que serlo”. Indignada, Hite decide adentrarse todavía más en el movimiento feminista (que ya frecuentaba), uniéndose a la Organización Nacional de Mujeres, y enfoca sus estudios de sexología en la sexualidad femenina.
Informes Hite
Hite basó sus investigaciones en la deconstrucción de autores como William Masters y Virginia Johnson (ginecólogo y socióloga, respectivamente), el investigador Alfred Kinsey y Sigmund Freud.
La sexóloga consideraba que la mayoría de los estudios sobre sexualidad humana estaban hechos a partir de la perspectiva masculina (tanto el enfoque de los científicos como el de los investigados), por lo que dichos resultados no eran representativos para el sexo femenino. Por ello, e interesada en estudiar el orgasmo, recolectó información de 3.500 mujeres de todas partes del país, desde trabajadoras sexuales hasta exmonjas, a partir de un cuestionario sobre el coito. Las respuestas son recogidas junto con un análisis en El reporte Hite sobre la sexualidad femenina (1976, reimpreso en 2004).
La publicación del libro agitó a la sociedad norteamericana de maneras impensables, en auges de cuestionamiento. Por supuesto, la investigadora no quedó exenta de críticas… Muchos colegas tildaron al informe de pseudociencia, juzgaron que la muestra no era representativa y se le acusó de atentar en contra de la moral y la familia. Por otro lado, grupos feministas, y figuras prominentes como Gloria Steinem, la apoyaron y se manifestaron en su defensa.
El reporte Hite sobre la sexualidad femenina tuvo dos grandes conclusiones: la mayoría de las mujeres (más del 70%) no tenía un orgasmo solo a través del coito (penetración), mientras que manifestaban que sí lo alcanzaban, en mayor proporción, a través de la masturbación y la estimulación del clítoris. Aquellos porcentajes supusieron que muchos matrimonios heterosexuales eran insatisfactorios a nivel sexual, además del hecho de que el placer masculino no era proporcional al femenino.
En la década de los 70 el movimiento feminista estaba alcanzando gran número de participantes. Las mujeres se organizaban a lo largo y ancho de todo el país, pidiendo reformas y cambios en pro de la igualdad de derecho. Hite y su estudio le dieron a las mujeres más ganas de seguir luchando.
El reporte Hite sobre la sexualidad masculina (1981)
Tratando de calmar las aguas y demostrando la opresión del patriarcado para ambos sexos, Hite entrevistó a más de 7 mil hombres y creó El reporte Hite sobre la sexualidad masculina, en donde también obtuvo conclusiones jugosas, como que los hombres no siempre sentían orgasmos a través del coito; sentían una presión generalizada en tener erecciones y obtenían placer sin ningún tipo de problema a través de la masturbación.
Hite demostró entonces que el problema no eran los hombres incompetentes o las mujeres frígidas: el gran problema eran los mitos que se construían en torno a la sexualidad humana.
Problemas mediáticos y vida personal
No importa lo mucho que intentase demostrar su credibilidad como investigadora, Hite siguió siendo el blanco de múltiples críticas. Con respecto a su metodología, un punto que siempre rescataban los detractores de sus investigaciones, expresó que “Freud solo entrevistó a tres mujeres vienesas”. Su primer reporte fue apodado como “The Hate Report” (en español como El reporte de odio) y era conocido en el círculo de la revista Playboy como “la antihombres”.
Recibió acosos y amenazas de muerte hasta que, temiendo por su integridad, renunció a la nacionalidad estadounidense para obtener la alemana, autoexiliándose de su país natal.
Hite se casó la primera vez con el pianista alemán Friedrich Horicke, quien era 19 años menor que ella, y la unión se mantuvo desde 1985 a 1999. Luego, se casa nuevamente con Paul Sullivan, un británico, y se traslada a Londres. No tuvo hijos.
Muerte y legado
Shere Hite siguió escribiendo y haciendo estudios, incluida una biografía titulada El reporte Hite de Shere Hite: Voz de una hija en el exilio (2000) y una última revisión sobre sexualidad con el libro El lector Shere Hite: Escritos nuevos y seleccionados sobre el sexo, la globalización y la vida privada (2006). Su reporte sobre sexualidad femenina vendió un aproximado de 50 millones de copias en todo el mundo, traducido en muchos idiomas y prohibido en nueve países. Sus trabajos son reconocidos como la mecha de la liberación sexual, si bien el auge de la píldora anticonceptiva ya estaba en el ambiente.
El reporte Hite sobre la sexualidad femenina, junto al ensayo de Anne Koedt titulado El mito del orgasmo vaginal (1970), contribuyeron a la caída de los mitos sexuales negativos, demostrando la relación desigual entre el placer masculino y femenino, algo que otorgó a las mujeres un poderío con respecto a su sexualidad. La profesora Jack Halberstam reflexiona que el libro “fue un desafío al ego masculino”.
Falleció el 20 de septiembre de 2020 junto a su esposo, Paul, por complicaciones de la enfermedad de Parkinson.
Con información de BBC Mundo / El País / Wikipedia / Uppers / YouTube
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