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Rolls Royce Silver Shadow, un interesante fenómeno sobre ruedas

Por Michel Rodriguez | Esta es la historia de una burbuja automotriz, un ícono tecnológico inglés de mediados de los 60. Se trata de un automóvil moderno y vanguardista que, obligado por la necesidad, fue fabricado por una empresa que invertía en mantenerse tradicional. Se trata de un bólido que pasó de ser ícono moderno de exclusividad y lujo, a convertirse en un sobreviviente. Me refiero al Rolls Royce Silver Shadow, un interesante fenómeno sobre ruedas.

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La tradición de Rolls Royce

Desde sus inicios, la empresa Rolls Royce siempre apuntó a los clientes más exclusivos, de allí que la mayoría de las casas reales o gobiernos de Europa tuvieran al menos un R.R. en su flota. La supremacía del Rolls Royce era total entre por nobles, monarcas, presidentes, e industriales. Incluso varios países comunistas cayeron en el encanto de un Rolls.

Pero después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la británica Rolls Royce se percató de que el perfil de los nuevos clientes había cambiado. A los nobles, reyes y gobernantes que compraban Rolls Royce se sumó una nueva clase rica emergente; compuesta de empresarios, magnates, músicos y artistas en general, que deseaban tener un automóvil no menos lujoso, pero que se alejara de la imagen sobria y protocolar que inspiraban los modelos clásicos de la marca.

En ese nuevo mercado, había incluso quienes desearan conducir ellos mismos sus carros, algo contradictorio para el único fabricante automotriz del mundo con escuela para choferes. Con el tiempo quedó claro que mantenerse anticuados ya no era tan rentable.

Durante esta nueva etapa, el modelo más reciente que la Rolls Royce había presentado era el Silver Cloud, un automóvil que se produjo entre 1955 y 1964.

El Silver Cloud era un tanto más moderno que los modelos anteriores, pero conservaba esa línea similar a las grandes y ostentosas limosinas de finales de los 30 y finales de los 40. Además, su construcción era básica: un chasis y una carrocería como piezas separadas. Los tiempos cambiaban y estaba claro, Rolls Royce debía “o correr o se encaramarse”.

Proyecto Burma – Imagen: Classic Drive.-

Proyecto Burma/Java/Silver Mist

A inicios de los 60, hubo un acercamiento entre Rolls Royce y la British Motor Corporation (BMC), con la intención de explorar la idea de hacer trabajos en conjunto que permitieran elevar el perfil de los automóviles de lujo de BMC. La Rolls Royce aportaría sus conocimientos en cuanto a lujo, mientras que BMC aportaría las plantas motrices y los chasis. Los diseños se harían en conjunto.

Hubo varios prototipos que aportaron ideas pero no tuvieron una larga vida. Así le pasó al Java 72-B, que hizo su aparición en octubre de 1962, para un mes más tarde pasar a ser un proyecto cancelado.

Para el desarrollo del Silver Shadow, que terminaría siendo el producto estrella de esta etapa de innovación,  también ayudó el BMC Bengal (modelo del cual la Rolls Royce intentó producir su propia versión; conocida internamente como “Rangoon”).

Esta etapa de aprendizaje para Rolls Royce rendiría frutos hacia finales de 1963, momento para el cual el fabricante ya había concebido un auto que se ajustaba a las necesidades de sus nuevos clientes.

Fue el Jefe de Ingenieros de la empresa, John Polwele Blatchley, quien desarrolló el nuevo automóvil, tomando lo aprendido del trabajo con BMC. “Silver Shadow” fue el nombre que se decidió para el nuevo modelo, luego de que en las oficinas de la empresa, en Crewe, se percataran de que la palabra mist (el nombre alternativo) en alemán significa estiércol.

Silver Shadow

El nuevo Silver Shadow debuta en el Auto Show de París en octubre de 1965, opacando a varios autos de la exposición. Para aquel momento este bólido representaba lo más novedoso, la punta de lanza de la industria automotriz inglesa.

Luego, al modelo de cuatro puertas se suma en 1966 una versión cupé hecha por el taller Mulliners-Park Ward y James Young. Y después, en 1967, se incorpora una versión convertible de dos puertas, que a partir de 1971 se llamará Corniche.

Tras 60 años, Rolls Royce renunciaba al concepto de carrocería y chasis separados y se reinventa, creando un carro con carrocería unitaria. Este cambio ofrecería la gran ventaja de brindar más espacio en el interior y en el maletero, mientras que en el exterior, el Silver Shadow lucía modernas y estilizadas líneas, con una carrocería mucho más baja que la habitual.

Otra primicia del automóvil era el uso de frenos de disco y una nueva suspensión hidroneumática, cuya licencia había sido comprada a Citroën. La suspensión incluía un sistema hidráulico de autonivelación que se extendía a la parte trasera y que además era independiente, toda una novedad para R.R.

Aparte, este vehículo fue el primero en tener mandos eléctricos para controlar vidrios, seguros, radio y asientos; estos últimos se manipulaban y podían ser cambiados de posición. Hasta la puerta del surtidor de gasolina se abría eléctricamente.

El Shadow es el primer R.R. con un V8, un motor de 6.2 litros, con cabezas de cilindros de aluminio de 172hp que luego, en 1969, se reemplazará con un nuevo motor V8 de 6.7 litros. Acompañaba a este motor una caja automática Hydramatic (de General Motors) de cuatro velocidades.

La versión exportada contó con una caja automática TH400 de tres velocidades, que luego pasaría a ser la versión estándar del modelo.

La burbuja Silver Shadow

El Silver Shadow se convirtió en un extraño e interesante fenómeno digno de estudio, pues  por primera vez en la historia automotriz (hasta donde sé), la opinión pública afirmaba que “son demasiados [los ejemplares producidos]”. Esto tiene una explicación sencilla: hasta entonces la Rolls Royce no estaba del todo familiarizada con la producción en masa, y en esta materia el intercambio con la BMC poco podía haberle ofrecido a los británicos.

Al comienzo, la producción del Silver Shadow no lograba cumplir con la gran demanda que había. Esto principalmente debido a que este Rolls Royce, si bien no era barato, sí tenía un precio más económico que el de los anteriores vehículos de la marca.

No pasaría mucho tiempo, no obstante, antes de que el Silver Shadow acabara por convertirse en el automóvil más producido de la Rolls Royce. Con un total de 36.685 unidades ensambladas: 24.412 modelos regulares, más otros 4.915 de chasis extendido, 1.693 cupés y 5.665 convertibles, con una lista de espera de 2 años.

Lo bueno fue que, tal como se pronosticó en la sede de Crewe, la nueva clase pudiente empezó pronto a adquirir y a gustar más y más del innovador auto. Entre los compradores más destacables (por lo bueno y lo malo) del vehículo se cuentan los nuevos comerciantes de la clase media-alta, jefes de Estados, artistas empresarios, narcotraficantes, y otros tipos de “delincuentes de cuello blanco”.

Pero el desenfrenado deseo de tener un ejemplar hizo que fuera factible el comprar uno de estos automóviles y venderlo inmediatamente con un jugoso margen de ganancia, sin aguardar dos años en listas de espera.

De repente hubo demasiados Silver Shadows a disposición de todos, y con ello los precios se desplomaron. Así explotó la burbuja del Silver Shadow.

Ejemplares abandonados

Pero al contrario de lo que leyenda dice, un Rolls Royce sí puede fallar y accidentarse, si no tiene los cuidados apropiados. El problema entonces pasó a ser que, a pesar de que los Shadows tenían precios prácticamente ridículos, sus costos de mantenimiento eran bastante elevados.

Como consecuencia, los Silver Shadow que habían plagado el mercado de segunda mano empezaron progresivamente a llenar los depósitos de chatarra. Sin embargo, algunos se aprovecharon de que los Rolls Royce pueden, a pesar de tener ciertas fallas, seguir rodando, para exhibir por las calles unos Silver Shadows en condiciones bastante cuestionables.

Como consecuencia de la explosión de la burbuja Silver Shadow, muchos de estos autos quedaron en estado de abandono – Imagen: Pinimg.-

El “Silver Fénix”

Pero como todo buen Rolls Royce, el Silver Shadow pareciera ser indestructible. Lo más importante es que este modelo logró apelar a las mentes y corazones de de aquellos que deseaban tener uno. Además, Rolls Royce siguió produciéndolos hasta 1995, con mejoras en su motor y frenos, con un sistema de inyección optimizado, y alguna que otra novedad estética.

A pesar del fenómeno que vivió el automóvil, el Silver Shadow se produjo hasta inicios de los 90 – Imagen: Drive.-

Por otro lado, algunos de los dueños originales se dedicaron rigurosamente a mantener sus Rolls Royce Silver Shadow en buen estado. Eso hizo que poco a poco se revalorizaran y se tornaran interesantes para ciertos coleccionistas, a pesar de que mantenerlos todavía sigue siendo costoso. Hoy un Silver Shadow puede valer hasta el 30% del precio de una casa promedio en la Inglaterra actual.

Como un ave fénix, el Rolls Royce Silver Shadow logró resucitar de las entrañas del olvido y los depósitos de chatarra. Fiel representante de la idiosincrasia inglesa, este vehículo ha emergido del abandono con dignidad, como si no hubiese pasado nada.

El Silver Shadow es además un icono multicultural. El conocedor y presentador de TV británico James May dijo alguna vez sobre el Silver Shadow que “Todo el mundo, sin importar su edad, género, raza, creencia religiosa, tendencia política, clase social, ingreso, profesión, vestimenta o tendencia sexual, puede manejar uno de estos. Simplemente no hay forma de que te veas mal manejando un Shad”.

Hoy el Silver Shadow renace como una interesante pieza de colección con una peculiar historia – Imagen: Artebellum.-

Con información de: Autoevolution / Classics World / Drive Tribe / Hagerty / Imagen de portada: Classics World

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