Recuerdo que en mi niñez, era común denominador entre mis compañeros de la infancia querer ser policía o bombero, pero pronto se hicieron más ambiciosas nuestras metas, a medida que fui creciendo eran muchas las profesiones en las que me quería destacar, desde astronauta hasta jugador de la selección nacional de fútbol, hasta me vi con la copa de la Fifa en mis manos mientras cantaba un gol en las improvisadas canchas de fútbol del barrio en el que crecí.
Siempre he leído esta frase, la cual me parece una triste realidad: “Éramos felices y no lo sabíamos”, porque el hombre va envejeciendo al tiempo que adquiere responsabilidades, olvidando lo que en nuestra infancia disfrutamos con tanto cariño e inocencia, tocar el timbre y salir corriendo era considerado la mayor de nuestras travesuras.
INTERESANTE
No éramos responsables de ningún pago, de ningún oficio en casa, nuestro único deber era ser felices y conservar intactos los recuerdos más gratos de esa época. Con la edad se adquieren obligaciones, nos llenamos de miedo, aprendemos a mentir y poco a poco somos expertos en el tema de los medicamentos y las indicaciones para cada mal que nos cause molestia.
En mi caso muy particular, tengo una colección de gratos momentos que me gustaría compartir, sin embargo, mi intención es crear un punto de partida para que sean Ustedes los que comiencen a recordar a partir de lo que lean en las siguientes líneas.
Nuestra generación fue la última que le corrió a la recluta y que regaló barajitas de “Amor es…”; nuestras madres y hermanas usaron hombreras y el corte de Niña Bonita (Ruddy Rodríguez); las patillas largas y los pantalones bota de campana eran una moda que nunca pensamos ver morir; más de uno de nosotros vio como José Miel perdía alguno de sus amigos en sus brazos, sensación que al poco tiempo fue nuestra suerte cuando la mascota virtual (Tamagotchi) no podía revivir, a pesar de nuestros fallidos intentos de resetearlo con la punta de un lápiz; la estaciones de Radio que peleaban por captar nuestra audiencia eran las AM y me atrevo a asegurar que no eran más de cinco; no me avergüenza decir que coreamos las canciones de Menudo y vimos por más de dos años la telenovela “Por estas calles”. Logramos imprimir en hojas forma continua, el nombre de nuestra pretendida, gracias a un innovador programa llamado BannerManía y jugar “Príncipe de Persia” en un monitor ámbar monocromático era toda una gran aventura.
Siempre he dicho que nuestra generación es una de las más afortunadas de la historia, porque hemos sido testigos de la evolución de la tecnología, solo que no debemos olvidar de donde venimos para disfrutar más el presente.
¿Qué quieres ser cuando seas grande? Seguir siendo niño
Una colaboración de @JosbenTorres CEO de @RetroReto
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Autor:
Daniela - culturizando.com
