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Reflexión: A lo largo del trayecto

Reflexión: A lo largo del trayecto

«Complicada», es el común denominador en la mayoría de las definiciones personales de la vida, pero se hace fácil buscar lugares, experiencias u objetos con los cuales compararla. Un tren, un viaje, una emisora etc. independientemente del lugar, la experiencia u objeto con que se compare la vida; siempre hay implícito un trayecto de final desconocido por el que obligatoriamente tenemos que pasar una vez llegamos a este mundo.

«En la vida todo es ir a lo que el tiempo deshace, sabe el hombre donde nace y no donde va a morir». J.A. Corretjer.

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Sin una ruta marcada nos depositan en esta realidad llamada vida para «hacer camino al andar». A pesar de contar con la guía y cuidados de padres y/o tutores llega un momento en que hay que emprender el camino en solitario, convertirse en aprendices de la experiencia y después de algunos tropiezos empezamos a dar pasos firmes en caminos desconocidos que aunque otros ya hayan cruzado, para nosotros son nuevos.

A lo largo del trayecto encontramos ángeles que conectan con nosotros, nos sirven de apoyo, caminan a nuestro lado y aunque en determinado momento el destino nos obligue a llevar rutas distintas, les llamaremos amigos para recordarlos en un apartado especial de nuestro corazón. Habrá extraños que nos acogerán como hermanos, hermanos que nos tratarán como extraños, «superiores» que en vez de instruirte te verán como un rival, compañeros que en vez de competir te enseñan y pequeñas cosas en las que verás reflejado el amor más claro que en un sublime poema romántico.

Caminar es avanzar, avanzar nos lleva a descubrir cosas nuevas, pero también nos obliga a desprendernos de lugares, personas y/o sentimientos que quisiéramos nos acompañaran por siempre. Es el precio a pagar por seguir el trayecto, nada es eterno. Aunque despedir un mal momento libera, habrá paradas de las que nos costará alejarnos, será doloroso decir adiós pero el futuro siempre nos guarda una explicación que en su momento aceptaremos conformes.

Seremos víctimas y victimarios, alumnos y maestros, amados y amantes, deseados y rechazados. Esto nos enseñará a calzar los zapatos del otro antes de juzgarlo porque la vida da tantas vueltas que quizás mañana me toque hacer lo que hoy reprocho en mi prójimo, solo en ese instante entenderé sus razones.

«El corazón de la Auyama lo conoce el cuchillo»

A lo largo del trayecto la vida es bella, aprendemos a ser empáticos, auténticos, optimistas, encontramos en el desapego la clave de la felicidad, fortalecemos nuestro espíritu y con la dosis correcta de locura para arriesgarnos a descubrir nuevas rutas asumimos la misión que nos llevará a nuestro propósito en esta existencia.

Una colaboración de @fioresita para @Culturizando

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