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Reflexión: Exigiendo peras al olmo

Reflexión: Exigiendo peras al olmo

Regularmente usamos la frase «no pidas peras al olmo» haciendo referencia al momento en que esperamos lo que no se puede pretender del carácter o educación de otro, es de las cosas que escuchamos mil veces y no logramos entender hasta que la realidad llega y nos da una bofetada que nos hace reaccionar. Pero hay gente que ni así reacciona.

Recuerdo que desde mi época de colegio, siempre fui la responsable de los grupos en los que trabajé y la mayoría de las veces logramos hacer buenos trabajos sin tener inconvenientes de convivencia porque entendí que el punto clave para sobrevivir al estrés escolar, sin estar en una eterna discusión en el proceso, era saber qué pedir y a quién pedirlo. Éramos muy diferentes, no había ningún «todólogo» en el grupo y se hacía necesario definir donde estaba el fuerte de cada uno para dividirnos las labores, terminar a tiempo y hacer un trabajo digno del curso en el que estábamos.

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Uno tenía que hablar por el grupo, otro daba forma al contenido, el de la vena artística hacía las cartulinas (en mi época se explicaba con cartulinas) y el que le caía mejor al profesor o profesora (por más imparciales que quisieran ser, siempre tenían sus favoritos en el curso) levantaba la mano porque así aumentaban las posibilidades de que nos mandaran primero.

En la universidad, apliqué la misma técnica con excelentes resultados pero ahora que soy profesional (hay tantos profesionales de pacotilla que hasta se me hace pesado llamarme a mi misma de esa manera) me toca ser partícipe de tristes encuentros extra largos donde se discute una y otra vez lo mismo porque exigimos peras al olmo, nos empeñamos en pedir a un subordinado que sea lo que no es, que de lo que no tiene y que produzca resultados que se alejan de sus puntos fuertes. Lo que de verdad no entiendo es ¿Cómo es que un superior, que ha solicitado y dirigido un proceso de reclutamiento (que es donde compruebas que tus empleados cuenten con las cualidades requeridas por el puesto) no puede aplicar un principio lógico básico?

Es lamentable ver una persona ante un paredón sin poder defenderse, porque a quien le exige lo que no puede dar, nunca podrá defenderse. Es una irresponsabilidad, y uno de esos ejemplos de estupidez funcional, que un superior haga demandas que no se corresponden con el perfil de las personas. Si bien es cierto que hay gente buena que necesitan un poco de presión para aplicarse, también lo es que los grandes desastres empresariales empiezan por un superior que insiste en engañarse a sí mismo esperando de sus empleados más de lo que pueden dar. Eso, con diplomáticos llamados a «reflexión» no se resuelve y al final las consecuencias económicas y de imagen no las paga el empleado.

Dirigir no se trata de tener una bonita oficina, humanizar la administración va más allá del embotellado saludo matutino donde las sonrisas parecen más una mueca que un gesto de bienestar. Es saber a quien tiene, qué puede dar y que no.

Ojalá que un día el Olmo no pierda la paciencia…

Por @Fioresita

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