Por Daniel Colombo | Piensa en la última vez que escuchaste una orquesta en vivo. ¿Recuerdas ese instante mágico cuando todas las notas parecían encajar a la perfección? Sabes que antes de llegar allí, cada músico tuvo que afinar su instrumento, aprender su parte y coordinarse con el resto del grupo.
Ahora imagina que el director se enfocara solo en un instrumento: el resultado sería un caos, una “no música”.
Nuestra vida funciona igual. El verdadero equilibrio no se encuentra sólo en mejorar y afinar cada parte aislada, sino en armonizar el conjunto, el holos, el todo.
Holos es un término muy utilizado actualmente, cuando se habla de casi cualquier cosa que es “holística”. Proviene del griego antiguo y su significado literal es «todo«, «completo» o «entero«. Esta raíz etimológica ha dado origen a múltiples palabras en diversos campos, como holístico, que se refiere a un enfoque que considera la totalidad de un sistema o fenómeno, en lugar de enfocarse únicamente en sus partes individuales.
De esta forma, el concepto de holos se basa en la idea de que ninguna parte de un sistema puede comprenderse completamente de manera aislada, ya que está intrínsecamente conectada con otras partes. Este pensamiento, que tiene aplicaciones en disciplinas como la filosofía, la ciencia, la medicina y la gestión organizacional, promueve la visión de que el todo es más que la suma de sus partes.
El origen y presente de lo holístico
El término comenzó a ganar relevancia moderna con la obra de Jan Smuts, quien acuñó el término «holismo» en su libro Holism and Evolution (1926). Allí propuso que la evolución no se limita a cambios en las partes, sino que también produce nuevos “todos” con propiedades emergentes. Desde entonces, el concepto se ha expandido a áreas como la medicina integrativa, el liderazgo organizacional y la ecología.
Cuando lo vemos desde la perspectiva del mundo organizacional, lo holístico considera a una empresa, un equipo o un proyecto, como una totalidad, con dimensiones humanas que se interconectan: lo físico, mental y espiritual, entre otros aspectos. De hecho, según la Journal of Holistic Health Studies (2023), este enfoque puede mejorar en un 40% tanto nuestro desempeño como nuestra calidad de vida.
Una de las principales características de lo holístico es la interconexión, la idea de que todas las partes de un sistema están relacionadas y afectan al conjunto. Por ejemplo, si un departamento no funciona adecuadamente, el rendimiento general de la empresa se resiente. Sin ir más lejos, pensemos en una familia, y cómo se articula: es también una forma de lo holístico.
Actualmente, las empresas que arrojan mejores resultados son aquellas innovadoras, con un enfoque holístico en sus estrategias organizacionales, como un sistema dinámico que se nutre mutualmente en cada interacción.
Como todos los términos que se masifican, es fácil pensar que se trata de otra de esas modas corporativas. Sin embargo, es un marco para comprender la vida en su totalidad, y las interrelaciones que mantenemos.
Sin sahumerio y en palabras simples: Las 7 características del enfoque holístico
Para explorar más a fondo el tema, hay siete características clave del enfoque holístico, con ejemplos de la vida personal y también laboral:
1. Interconexión: Todo está relacionado
Una de las principales características es la interconexión. En la vida personal, esto puede verse en la relación entre el bienestar físico y mental: un desequilibrio emocional puede manifestarse como un problema físico. Por ejemplo, el estrés laboral no gestionado puede derivar en migrañas o insomnio.
En el ámbito profesional, esta interconexión se refleja en los equipos de trabajo y en la relación de quienes encabezan las empresas y sus liderados. Si no se aceitan e interaccionan apropiadamente, literalmente se ‘desconectan’ de la posibilidad de obtener buenos resultados juntos, afectando a la empresa, su reputación, y el clima interno.
2. Integralidad: Considerar todas las dimensiones
Un enfoque de manera holística valora al ser humano como un todo, integrando cuerpo, mente, emociones y espíritu.
En la vida cotidiana, esto implica, por ejemplo, cuidar tanto la alimentación como la salud mental, las relaciones personales y el propósito de vida. Y hay disciplinas integrales, como el yoga, la alimentación consciente y la meditación, que no solo mejoran el estado físico, sino que también fomentan claridad mental y bienestar emocional.
En el mundo del trabajo, cada vez son más las empresas están adoptando programas de bienestar integral para sus colaboradores. Para graficarlo, trabajo con muchas que han implementado políticas que combinan salud física con desarrollo personal y profesional, reconociendo que personas que se sienten plenas contribuyen a mejores resultados.
3. Prevención en lugar de reacción
Otro concepto interesante de lo que conocemos como holístico, es que se promueve la prevención en lugar de reaccionar ante problemas ya existentes.
De hecho, el famoso concepto “win-win” (ganar-ganar), tradicional del modelo de negociación de Harvard, ha evolucionado hace muy pocos años al de “win-win-win” (ganar-ganar-ganar), donde no sólo se busca la satisfacción de las dos partes, sino que se considera a las terceras partes que se verán impactadas por esa negociación.
4. Adaptabilidad: fluir con el cambio
No es necesario usar términos livianos como “flow” para hablar de la flexibilidad y adaptabilidad.
El fluir desde lo holístico enfatiza la importancia de adaptarse al cambio, y, mejor aún, a las transformaciones propias de la vida. En este punto es crucial ampliar los modelos mentales, abrirse a la innovación y adaptarse ágilmente en entornos desafiantes y cambiantes.
5. Ética y sustentabilidad
Holísticamente hablando, siempre se considera no solo el impacto inmediato, sino también las consecuencias a largo plazo. Más allá de la sustentabilidad y sostenibilidad, de los temas de equidad e inclusión, y de las campañas de concientización que se hacen periódicamente, lo que realmente importa es la congruencia y la acción permanente, con una mirada de transparencia e integridad.
6. Enfoque en el propósito y en el sentido
Lo holístico busca alinearse con un propósito más profundo, con un sentido mayor, y pensar en cuál es el impacto duradero de cada acción y cada decisión. Esto es lo que llamamos el legado, la huella personal y profesional.
Cada vez son más las personas y organizaciones holísticas que cultivan un propósito compartido. Aún hay un camino largo por recorrer; sin embargo, ya hay muestras concretas de esta frecuencia de pensamiento y acción, más allá de buscar sólo el resultado económico.
7. Equilibrio entre lo personal y lo profesional
Cuando escuchamos decir “esta empresa se enfoca en personas”, lo que se quiere transmitir es que hay una búsqueda del equilibrio entre la vida personal, profesional, y, a su vez, el desarrollo humano en todas sus formas. También, el respeto, las oportunidades y la mirada humana transversal a toda la compañía.
Lo holístico reconoce que la vida no se puede compartimentar, porque no somos personas distintas: somos uno, con diferentes roles según el momento. Por eso, en un encuadre de este tipo, el equilibrio entre las esferas personal y profesional es esencial, así como prestar atención a lo subyacente debajo de lo que muestra la gente: qué dice, qué piensa, qué siente y cómo se comporta, son los aspectos esenciales a visualizar para entender el sentido de holos de cada persona.
Como hemos revisado, lo holístico no es una filosofía, sino una forma de vida que atraviesa todos los aspectos de nuestra existencia. Aunque no siempre seamos conscientes, este enfoque está presente en nuestras decisiones diarias, desde cómo manejamos nuestras emociones hasta cómo gestionamos un equipo en el trabajo, si es que miramos el mundo como una totalidad interconectada, y que todo tiene impacto más allá de lo que pensamos.
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