La dificultad de las mujeres para alcanzar el orgasmo femenino ha sido un tema que ni el tabú de las sociedades patriarcales ha podido ocultar. Este fenómeno, también denominado anorgasmia, puede deberse tanto a causas hormonales como emocionales y psicológicas.
Para muchas mujeres, el hecho de no concebir un orgasmo regularmente, o en ciertos casos, no haber experimentado ninguno aún, resulta en una de las frustraciones más comunes en lo que refiere a la sexualidad femenina.
Existen múltiples razones por las cuales a las personas en general, pero particularmente a las mujeres, les resulta distante la idea de disfrutar del máximo clímax sexual en cada uno de sus encuentros.
El orgasmo femenino y los factores psicológicos relacionados al tabú y al estrés
En primer lugar, el disfrute de la sexualidad femenina parece todavía ser un tema inconcluso, del cual no se habla lo suficiente. A pesar de los innumerables estudios abordados por medio de la sexología, la capacidad de adoptar una posición activa en la relación, supone un asunto que aún prevalece en la inhibición.
La presión que ejercen algunas mujeres con respecto a sí mismas durante el acto, la incomunicación con la pareja y el desconocimiento del gusto sexual, más allá de la penetración, son solo algunas de las causas psicológicas que dificultan vivir la experiencia de un clímax tan esperado como impredecible.
En segundo lugar, el estrés y el mantenimiento de una rutina sedentaria contribuyen a la contracción continua de los músculos pélvicos, lo cual se traduce en la demora (o carencia de aparición en absoluto) de los estímulos sexuales.
La ansiedad y la represión sexual
La presión autoimpuesta y la desesperación conducen muchas veces a que el único pensamiento durante el acto sea el de conseguir un orgasmo que jamás llegará.
La ansiedad muchas veces puede traducirse en una sensación constante de estrés, insomnio e inquietudes, que afectarán directamente en dónde se encontrará la mente durante el acto sexual.
Por otro lado, la represión sexual expresada en la adultez, muchas veces viene acompañada por el desconocimiento y la inexperiencia que puede brindar una sexualidad saludable en la juventud, partiendo incluso desde la masturbación.
Exceso de ingesta de bebidas alcohólicas y farmacológicas
El sexo aumenta la producción de colágeno en el organismo femenino, indispensable para la flexibilidad de los músculos del cuerpo y la sensibilidad; pero si a ello le incorporamos altas cantidades de azúcar y alcohol, no resulta del todo sorprendente que el efecto sea contraproducente, y que en consecuencia, no se genere ningún orgasmo como respuesta a los estímulos en los genitales.
Un efecto similar ocurre con los antidepresivos y otro tipo de fármacos, cuyos efectos secundarios suelen derivar en la dificultad de llegar al orgasmo, particularmente en las mujeres.
Menos de 20% de la población femenina experimenta un orgasmo a través de la penetración
«Solo el 17% de las mujeres obtiene un orgasmo por penetración. El 73% de las mujeres encuestadas afirmó que la estimulación del clítoris durante la penetración conducía a mejores orgasmos», fue expresado en un estudio realizado por Claire Kim, directora del programa dedicado a la exploración del orgasmo femenino, OMGYes.
Uno de los más grandes inconvenientes, que conducen a que la mujer no experimente auténticamente un orgasmo, radica en el alto nivel de desconocimiento y en el poco tiempo que ha invertido en autoexplorarse y tocarse.
El clítoris, el medio más habitual para llegar al orgasmo femenino
Recordemos que las 8.000 terminaciones nerviosas presentes en el clítoris tienen como única finalidad: el disfrute y el otorgamiento de placer. Así que en lugar de reprimir el deseo, por temor a lo que pueda opinar la persona con quien se lleve a cabo el acto sexual, es fundamental mencionar que existen tantos tipos de orgasmo como mujeres, y que cada uno puede ser tan maravilloso como único.
El juego previo, como la incorporación de caricias, la construcción del deseo y el acercamiento al clímax, pueden generar una mejor respuesta al momento de concebir una atmósfera erótica y, por ende, excitante.
Con información de: Mujer Hoy | Clarín | Vix | El Mundo | Cosmopolitan | La Prensa | Foto: Shutterstock
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