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Pónganse a leer: Sor Juana Vs. Sor Filotea

…“Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal?”…

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La homenajeada del día de hoy, es la autora de las líneas que arriba se leen, Sor Juana Inés de la Cruz. En estos versos la décima musa expone la desigualdad y la injusticia a los que las mujeres son víctimas por culpa del machismo y la discriminación femenina.

Juana Inés

Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana, nació el 12 de noviembre de 1651 en San Miguel Nepantla, en aquella época la Nueva España, hoy en día México.

Fue una niña muy aventajada, aprendió a leer a los tres años en la hacienda de su abuelo, y a los seis años ya estaba escribiendo, una niña prodigio sin dudas.

En 1665 ingresó como cortesana al servicio de la virreina de la Nueva España, porque lo que conocemos hoy como Los Estado Unidos Mexicanos, la Virreina Leonor de Carreto marquesa de Mancera se convirtió en su mecenas. En aquella época ya tenía fama de inteligente y sagaz, para muestra superó un examen que le practicaron diversos sabios por orden del Virrey y lo aprobó con sobresaliente.

Pero la vida de la corte no era para ella y en 1667 ingresó al convento de las Carmelitas Descalzas, al año siguiente ingresó como novicia en la Orden de las Jerónimas en el Convento de Santa Paula.

Juana lectora y escritora

Sor Juana no solo fue una gran escritora, también era una ávida lectora, llegó a acumular en su celda más de 4 mil libros; a los libros los llamaba amigos, en los que encontraba consuelo en las horas aciagas. Tenía una colección inmensa de obras filosóficas, había obras de astronomía o matemáticas y hasta recetarios de cocina.

La obra

Sor Juana Inés de la Cruz escribió de todo, poemas, sonetos, obras de teatro, autos sacramentales, villancicos y hasta obras de corte filosófico.

El estilo predominante de sus obras es el barroco; Sor Juana era muy dada a verbalizar sustantivos, a acumular tres adjetivos sobre un mismo sustantivo y repartirlos por toda la oración. Se considera una de las grandes del Siglo de Oro del barroco hispano y como todos los grandes introduce innovaciones técnicas muy particulares en el género. Para los estudiosos la poesía sorjuanesca (si porque ella tiene su propio género) se caracteriza por la versificación, las alusiones mitológicas y el hipérbaton (que es una figura retórica en la que se altera la sintaxis habitual de una oración, principalmente con fines métricos o de énfasis).

Su prosa está conformada por oraciones independientes y breves separadas por signos de puntuación: coma, punto y punto y coma, y no por nexos de subordinación.

Juana Vs. Filotea

En 1690 escribió e hizo pública una carta, pero no una carta cualquiera, una joya de declaración feminista, la Carta Atenagórica, en la que criticó el sermón del jesuita Antonio de Vieyra.

El señor obispo de Puebla Manuel Fernández de Santa Cruz, escribe una carta también para criticar a la Atenagórica, utilizando el seudónimo de Sor Filotea, como era de esperar Juana Inés respondió y lo hizo con una contundencia que apabulla. En marzo de 1691, publica para seguir echando leña al fuego, una carta para defender su postura, haciendo gala de su inmenso conocimiento y argumentando como nadie.

En su carta titulada “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz” defiende su labor intelectual y el acceso de las mujeres a la educación, al conocimiento, al estudio.

En sus líneas encontramos algunas revelaciones acerca de su vida como el primer contacto con las letras, hasta el predicamento que le suponía el no poder dedicarse de completamente a escribir, aquí se evidencia su talento sin parangón.

Su tesis es fundamental, para ella el amor que siente por el conocimiento no es un pecado, sino la expresión misma de su persona.

Sor Juana es una gran argumentadora, y lo vemos aquí en la manera como nos va persuadiendo mientras esgrime sus pruebas, que una tras otra nos predispone, nos conmueve y nos convence de su veracidad.

En ella también encontramos una fuerte influencia de Góngora, el célebre dramaturgo del Siglo de Oro español.

Esta carta le trajo algunos problemas, entre ellos que el Santo Oficio (la Inquisición para todo el mundo) le acusó de herejía y desacato. Las consecuencias fueron nefastas para ella, primero la condenaron a no publicar más… y luego ¿recuerdan su biblioteca fantástica de más de 4 mil libros?, bueno por presiones y castigo se vio obligada a renunciar a ella, todos sus tesoros fueron llevados a la sede del Arzobispado de México para su venta y lo obtenido se distribuyó entre la gente pobre como limosna.

Epitafio

Sor Juana murió víctima de una peste que hizo estragos en México y particularmente en el convento de las Jerónimas, imagínense que de cada 10 monjas enfermas, 9 morían. Sor Juana Inés se dedicó al cuidado de sus hermanas y se contagió, subió a los cielos el 17 de abril de 1695 a las 4 de la mañana con 46 años.

Ella escribió con intención de que fuera colocado en su tumba:

«Aquí arriba se ha de anotar el día de mi muerte, mes y año. Suplico, por amor de Dios y de su Purísima Madre, a mis amadas hermanas las religiosas que son y en lo adelante fuesen, me encomienden a Dios, que he sido y soy la peor que ha habido. A todas pido perdón por amor de Dios y de su Madre. Yo, la peor del mundo: Juana Inés de la Cruz».

Sor Juana Inés de la cruz es el sol mismo. Si aún no conocen su obra denle una oportunidad, no se arrepentirán, y ya saben… pónganse a leer.

Imagen portada: ShutterStock

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