Los delitos a menores de edad siempre son condenablessociedad, demos paso a la deconstrucción de la normalización…
Los delitos a menores de edad siempre son actos atroces, pero de acuerdo a las circunstancias adquieren distintas implicaciones. Se suele utilizar pedofilia para definir cualquier acto de índole sexual cometido a niños. Este hecho, aparte de ser un grave error de uso común, agrega o resta elementos que son de vital importancia no solo en la legalidad, sino en cómo entendemos a las víctimas y a los crímenes en la sociedad.
La pedofilia se define como una parafilia o trastorno psicológico que se da cuando un adulto (persona mayor de 16 años) obtiene excitación sexual o genera fantasías eróticas pensando en un niño o niña de entre 9 y 14 años, que convierte en un objeto deseado. Una principal característica de este término es que no siempre implica que los sujetos lleven a la realidad sus pensamientos. Cuando se pasa del plano mental a la realidad tridimensional nos referimos a pederastia.
La pederastia se define como el acto de abuso o violencia sexual cometido por un adulto a un menor, resultando este último afectado de forma física y psicológica. Cabe destacar que no importa si el menor supera la edad del consentimiento o si, en teoría, “consintió” el abuso: es una violación y, por tanto, un delito penado por la ley. Esto quiere decir que el o la pederasta es pedófilo, pero no todo pedófilo es pederasta. Entonces… ¿Qué vendría siendo el estupro?
En ultima instancia, pero no menos importante, se sitúa el estupro: el menor de edad consiente una relación o acto sexual con un adulto, pero se considera delito porque el abusador se aprovecha de la inmadurez del abusado. En el estupro, el abusador no ejerce violencia contra la víctima, porque implementa tácticas de manipulación para ganar obediencia.
Pedofilia, pederastia y estupro: problemas en la cultura y en la legalidad
La edad de consentimiento es una regulación en la ley que pone un criterio de edad para establecer que las relaciones sexuales entre personas, que distan mucho en edad, se dan de forma voluntaria y sin ningún tipo de manipulación o violencia de por medio. Es un instrumento que se encuentra en casi todas las legislaciones del mundo, pero los criterios de elección no han estado exentos de polémicas.
Francia ha sido uno de los países sometidos a la palestra del escrutinio con el tema, ya que el consentimiento siempre ha dado de que hablar. A finales de los 70, el periódico Le Monde publicó la petición de un gran grupo de intelectuales y artistas, que firmaron una carta en apoyo a la liberación de tres hombres que habían mantenido sexo con menores de 15 años. El movimiento reclamaba que la ley mantenía disparidades, como que el Estado ofrecía píldoras anticonceptivas a niñas a partir de los 13 años, pero, de alguna manera como seres sexuales activos, no podían consentir los encuentros sexuales.
Vanessa Springora desató polémica en 2020, cuando publicó su historia de abuso con el escritor Gabriel Matzneff en el libro El consentimiento. Springora relata en su obra que mantuvo una relación con el literato cuando ella tenía 14 años y el 50; asimismo, hace una crítica a todo el círculo literario y a la sociedad que apoyó su conducta durante años, permitiendo que Matzneff hablara de su gusto por los niños en una entrevista transmitida por televisión. La escritora también asegura que él fue el redactor de la carta de liberación de 1977, que firmaron una gran parte de la élite intelectual del momento.
Matrimonio infantil y ausencia de leyes
Resulta complicado creer que, aún en pleno desarrollo del siglo XXI, un adulto todavía pueda contraer matrimonio con un menor. Según una infografía de la UNICEF actualizada en 2018, el 37% de las niñas de la África subsahariana han sido juntadas en matrimonio en la infancia y 650 millones de niñas y mujeres vivientes se casaron en este período de su vida.
¿Por qué este problema persiste? Bien podemos encontrar respuesta en las culturas, que propician y normalizan esta práctica por diferentes razones; sin embargo, también se suma un problema que varía en países y regiones: la ausencia de legislación en el tema. Si la ley no prohíbe la práctica, esta se puede seguir dando sin problema.
Según la BBC, de los 20 países en donde el matrimonio forzado se da con más prevalencia África contiene, al menos, 17 países, aunque hay tasas altas en países de Asia y América Latina. Solo en Estados Unidos, según revela la investigación Frontline, más de 200 mil niños contrajeron matrimonio entre 2000 y 2015.
Redes de pederastia
Bajo esta perspectiva, en donde ciertas culturas todavía permiten el matrimonio entre mayores y niños, las personas que sienten deseos hacia niños pueden percibir que existe una parte de la sociedad que soporta este comportamiento. Estas conclusiones darían lugar a las gigantes redes de pedofilia en la sociedad, en especial en las organizaciones estables que gozan de gran popularidad y aceptación. Es ese el caso del escándalo de los Boy Scouts of America, que entró en bancarrota en 2020 tratando de indemnizar a, por lo menos, 92.700 jóvenes que sufrieron abuso sexual a manos de directivos y personal del movimiento scout.
También vale mencionar el caso del doctor Larry Nassar, quien abusó de niñas gimnastas por décadas y fue protegido por los más altos directivos de la organización.
Por tanto, la pederastia es muchas veces aceptada, de forma consciente e inconsciente, por la sociedad actual, pese a la llegada de la modernidad y la gran revolución en las leyes. En todo caso, es deber colectivo atacar la problemática desde cada espacio, entendiendo que los niños necesitan protección sin importar sus condiciones.
Con información de UNICEF / Wikipedia / FundeuRAE / Psicología y Mente / Heraldo / BBC / YouTube / Imagen: Shutterstock
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