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No dejes que te agarre la noche…

No dejes que te agarre la noche…

Por Échale Pichón | La fiesta de Halloween se celebraba en Irlanda cuando la temporada de cosechas tocaba a su fin y daba comienzo el “Año Nuevo Celta” coincidiendo con el solsticio de otoño. Se creía que durante esa noche los espíritus de los muertos podían caminar entre los vivos.

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En Latinoamérica el Día de los Muertos conmemora a los difuntos. Se ora por su descanso eterno en la paz de Dios. Oficialmente para los católicos, Esta a que festividad data del siglo VIII y se debe a San Odilón, abad del monasterio benedictino de Cluny quien la instituyó en 998. 

En Venezuela este año se celebra, el jueves 2 de noviembre -día en que estoy grabando-, y a diferencia de otros países como México cuyo Día de muertos incluye  ritos, desfiles, altares o fiestas: en Venezuela, la mayoría de la gente lo celebra yendo al cementerio, poniendo flores y aprovechan para limpiar las lápidas. 

Pero aunque comparada con la de otros países nuestro Día de Muerto pueda parecer un «huevo sin sal», lo que sí tenemos de sobra en Venezuela son historias y leyendas sobre espanto y aparecidos. 

Por eso, hoy en Échale pichón, un podcast de historia Venezolana, les voy a hablar de algunos  de estos cuentos que si te los crees, te van a inspirar para el año que viene, celebren  ese Halloween de una manera diferente.

 He seleccionado tres porque sino, empiezo hoy y empato con la Navidad.

Aquí os va el primero: 

En la Isla de Margarita se cree mucho en las supersticiones entre ellas las que incluyen cuentos de fantasmas. Una de las historias de aparecidos más populares en Margarita es la que habla de la existencia de la Chinigua.

La Chinigua es el espíritu condenado de una mujer, que válida de su belleza, coqueteó en el mundo con los hombres y a ninguno le entregó su corazón y cuando murió no fue recibida en el cielo y fue devuelta a la tierra para que se enamorara de verdad. 

Por eso la Chinigua anda por el mundo buscando novio, enamorándose de los hombres jóvenes y buenmozos, para cumplir su penitencia.

A la Chinigua también le dicen la trotamundos. Muchos no saben por qué. Algunos dicen que porque anda todo el mundo en una noche, y aseguran que una vez le preguntaron, equivocadamente, que de donde venía y contestó: “ahorita, al canto del gallo, pasé por Valencia”, y era exactamente la hora del canto del gallo en Margarita. 

La Chinigua cuando se enamora de los hombres los persigue por todas partes y los va desganando y enflaqueciendo, hasta que los mata y se los lleva para el otro mundo.

Para deshacerse de la Chinigua, los hombres de quienes ella se enamora, tienen que ser muy valerosos, para poder tener el brío de cuerearla con un palo de piñón cortado en viernes santo. 

En otro día no sirve porque el piñón cortado en viernes santo derrama la sangre que Cristo derramó por la humanidad.

Bueno, pero no nos descentremos y ahora nos vamos al estado Yaracuy para hablar de un mito conocidísimo en nuestro país que se hizo famosa en todo el mundo por una canción.

María Lionza es considerada la reina, madre y diosa del culto que lleva su nombre; se la conoce por viajar montada encima de una danta, un jabalí o un jaguar, por lo que no es de extrañar que sea la protectora de la naturaleza, y se caracteriza físicamente por ser una mujer de gran belleza que vive en un palacio situado en una cueva, bajo un lago en la montaña de Sorte, como les dije, en el estado Yaracuy. 

Para los estudiosos. es equivalente a la diosa Yemayá, reina del mar y divinidad de la fertilidad, o a la serpiente de fuego Boitatá, protectora de la selva, el agua y los animales.

El culto a María Lionza tiene muchas variantes, pero el más famoso proviene de la tradición oral desde antes de la llegada de los españoles a América. 

La leyenda de María Lionza tiene, como ocurre en muchos casos, una raíz «real» que podemos encontrar en algún momento indeterminado de época precolombina. Así pues, ya antes de la llegada de los españoles a estas tierras de Sudamérica en el siglo XV, se reconocía a una tal Yara como deidad de las lagunas, ríos y cascadas, y, en general, protectora de la naturaleza. Según la tradición oral de la zona de Yaracuy, Yara habría sido una princesa indígena, hija de Nirgua, cacique de los Nívar. 

Sin embargo, Yara nació con los ojos verdes y la profecía de que cuando creciese traería la desgracia a su pueblo a no ser que se la entregase en sacrificio a la Gran Anaconda que moraba en lo más profundo de las aguas. 

Para evitar tal sacrificio, Nirgua recluyó durante años a su hija en una de las cuevas de las montañas de Sorte, vigilada día y noche por los guerreros más leales. Pero un día Yara consiguió escapar y, mientras observaba su reflejo en un estanque, se encontró por casualidad con los ojos también verdes del Dueño de las Aguas, que no era otro que el temible reptil de su profecía. 

Este, enamorado de la joven, se la llevó consigo a sus dominios para vivir en unión con ella. Al enterarse, Nirgua y los suyos acudieron a separarlos, pero la Gran Anaconda se hinchó furiosa hasta estallar, causando una terrible inundación que sepultó el hogar de los Nívar. Desde ese momento, Yara tomó su relevo como divinidad de las aguas y protectora de todo lo vivo.

Con la llegada de los españoles, la historia tomó un cariz similar al de otros relatos de la Conquista con la imposición del catolicismo. Y es que Yara pronto perderá su nombre a favor de María Lionza a causa del sincretismo que se hizo entre este nombre y el de la Virgen de la Victoria del Prado de Talavera (traída por los españoles desde Toledo) para sustituir la veneración pagana de los pobladores originarios. Con el tiempo empezaron a llamar a la imagen religiosa Nuestra Señora María de la Onza del Prado de Talavera de Nívar, que en lenguaje informal terminó convirtiéndose en María Lionza.

Entonces como consecuencia de toda esta mezcla, el mito de María Lionza ahora es un cruce de creencias indígenas, africanas y católicas en Venezuela, un ejemplo vivo de los procesos de colonización y mestizaje dentro de la sociedad venezolana desde hace varios siglos. 

En Caracas, María Lionza se ha hecho especialmente visible a través de una estatua realizada por el artista venezolano Alejandro Colina que muestra a la diosa sobre una danta y levantando sobre su cabeza una pelvis femenina, símbolo de fertilidad. 

La figura fue concebida originalmente como pebetero en los Juegos Bolivarianos de 1951, celebrados en el Estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la institución propietaria de la obra. En 1953, el dictador Marcos Pérez Jiménez, acérrimo defensor del culto marialioncero, ordenó su traslado a escasos metros de su emplazamiento inicial, a un pedestal en medio de la autopista Francisco Fajardo, que atraviesa la capital de Venezuela. 

En la actualidad, durante cada 12 de octubre Lionza mantiene su presencia, resignificada esta vez en conmemoración del Día de la Resistencia Indígena; y su antiguo y mítico «hogar», está considerado desde 1960 como Monumento Natural en su honor, donde aún se realizan actos tradicionales como el Baile en Candela.

Bueno, bueno, bueno, y como buena llanera la última de las historias es una que me contaba mi abuelo de niña y no veas el susto que pasaba. Todavía escucho el silbido y se me congela la sangre….

El Silbón’ es una leyenda urbana muy famosa en Venezuela y Colombia. Habla de la terrible historia de un joven que asesinó a su padre y fue condenado a vagar errante como un espectro, llevando sobre la espalda los huesos de su progenitor.

Se tiene constancia de esta histories desde mediados del siglo XIX y va de que hace mucho tiempo vivió en la zona de los Llanos de Venezuela , en Guanarito, estado Portuguesa ,un joven, y hasta aquí todas las versiones coinciden , porque luego las circunstancia van cambiando con cada cuento.

La primera nos explica  que fue en vida un joven malcriado que  desde muy pequeño era mimado y consentido por su familia, hasta llegar al punto de que todo capricho que se le antojaba se lo cumplían.

El joven adquirió el apodo de “el silbón” porque se la pasaba todo el día silbando, vivía su día a día de cantina en cantina; un día mientras le servían el almuerzo armo una rabieta porque la comida que le habían servido no era de su agrado, arrojo la comida al suelo y se levantó gritando que él deseaba era asadura (vísceras) de venado; 

su padre que lo complacía en todo tomo su escopeta y fue al bosque a cazar el venado, lamentablemente su jornada no tuvo éxito y no logro cazarlo.

Durante el trayecto de regreso a su casa se encontró con su hijo quien estaba borracho, este había pasado todo el día en la cantina pasando la rabia que había adquirido durante el almuerzo; el padre trato de explicarle que no tuvo suerte cazando el venado, pero el joven en un acto de rabia y locura golpeo a su padre hasta hacerlo caer al suelo, allí tomo su escopeta y lo mato de un tiro, luego tomo el cuchillo de cacería de su padre y lo destripo como a un animal le saco las vísceras y entrañas, las envolvió en una camisa y las llevo hacia su casa.

Al llegar a su casa le dio a su abuela las vísceras para que se las preparara, cuando esta le cuestiono de donde las había sacado, este sin ningún remordimiento le confeso que eran las vísceras de su padre, que se las había sacado porque este no había logrado cazar el venado; su familia impresionada ante aquel acto de horror lo capturaron y por orden de su abuelo fue atado a un palo en el patio de la casa, luego fue torturado a latigazos hasta mas no poder y luego le echaron ají en sus heridas para que se retorciera aun más de dolor.

Después de aquella tortura lo soltaron y exiliaron; mientras este se marchaba le echaron el perro tureco (un perro demoniaco) y su abuela le lanzo una maldición condenándolo a vivir toda la eternidad vagando por el mundo sin descanso cargando con los huesos de sus padres y siendo perseguido por el perro tureco quien le mordería los talones cada vez que lo alcance.

Para poder cumplir con su condena el joven regreso al lugar donde había dejado el cadáver de su padre allí encontró los huesos, los cuales metió dentro de un saco y partió bosque adentro a cumplir con su maldición.

Se dice que el silbido del silbón sigue las notas musicales do, re, mi, fa, sol, la, si, en el mismo orden y se cuenta que si escuchas el silbido muy cerca significa que este espectro esta muy lejos, pero si lo escuchas muy lejano significa que se encuentra muy cerca por lo cual estas en grave peligro.

Al igual que otras leyendas el Silbón posee varias historias y relatos sobre su origen, otro de  estos relatos cuenta que el silbón asesino a su padre porque encontró a este maltratando a su esposa, ante este acto el joven enceguecido de rabia arremetió contra su padre hasta asesinarlo, su abuelo al descubrir estos hechos lo ato y torturo a latigazos, luego lo maldijo azuzándole los perros para que lo mordieran y lo condeno a vagar por el mundo con los huesos de su padre a cuestas.

Otra versión muy conocida de esta leyenda cuenta que el Silbón fue en vida un hombre que vivió en los estados de Portuguesa, Cojedes y Barinas, a este hombre su esposa le fue infiel con su propio padre, al este enterarse de dicha traición asesino a su padre aunque se arrepintió al momento de hacerlo temió por la venganza y represalias que este acto habría provocado por lo cual trato de huir, pero su abuelo se dio cuenta de los hechos y lo capturo con el fin de mandarlo a ejecutar con su machete, el hombre logra escapar de manos de su abuelo y es cuando le hecha a sus perros para que lo capturen, el hombre corrió todo lo que pudo y los perros lo persiguieron hasta que en cierto momento no se escucharon ni los ladridos de los perros ni la voz del hombre; solo se escuchó un silbido agudo proveniente de un pájaro pequeño que nunca nadie había visto jamás.

Aunque pensándolo bien, la Venezuela de hoy tiene sus propias leyendas y cuentos de espantos y apariciones que podrían helar la sangre de cualquiera que los escuchara.  

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