Sigue leyendo y conoce la leyenda de la insólita muerte del rey romano Maximiliano I.
Maximiliano I fue el único hijo del emperador Federico III y de doña Leonor, hija del rey Duarte de Portugal. Fue escogido por los romanos para convertirse en rey en 1486, en vida de su padre Federico III. Se dice que era un joven con dotes de liderazgo, enérgico, decidido y con ideas para reformar el imperio. Accedió al trono en un clima de oposición y crisis. Se valió de los juegos de herencia, obtenidos más por alianzas matrimoniales (Maximiliano I se casó tres veces) que por conquistas para reforzar su poder; así, convirtió a la dinastía Habsburgo en una potencia europea internacional.
En su reinado floreció el movimiento humanista, el rey apoyó las nuevas ideas tanto en el arte como en las ciencias.
Muchos historiadores lo reseñan como un personaje excéntrico en su vejez. La leyenda, que puede que sea cierta, aunque no deja de sonar absurda, señala que la muerte de Maximiliano I se sobrevino por una indigestión producida por comer demasiados melones.
El día de su descenso fue el 12 de enero de 1519 en Wels. Los cronistas de la época señalan que su cuerpo fue enterrado bajo los escalones del altar de la capilla de San Jorge en Neustadt, y su corazón fue enterrado en Brujas junto a su primera esposa, María de Borgoña.
Con información de: ABC.es / Britannica
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