Esquilo, predecesor de Sófocles y Eurípides, es considerado como el primer gran representante de la tragedia griega. Un personaje con tales características no podía tener una muerte tradicional…
El exitoso dramaturgo tuvo un deceso de lo más pintoresco. De acuerdo con la leyenda, y según la versión de Hermipo de Esmirna, murió cuando un águila dejó caer una tortuga sobre su cabeza calva. El águila la confundió con la roca que buscaba para partir su alimento. Al final, el águila no se salió con la suya, y Esquilo falleció con el cráneo roto.
Testigo de la grandeza de Atenas, Esquilo escribió más de 82 obras. Aunque sólo se conservan siete, entre ellas, la trilogía de La Orestíada. Además de poeta fue un guerrero. Lucho en al menos tres batallas contra los persas. Es por ello que en su epitafio sus compatriotas recordaron por encima de sus logros como dramaturgo, su valentía al luchar:
Esta tumba esconde el polvo de Esquilo,
Anthologiae Graecae Appendix, vol. 3, Epigramma sepulcrale 17
hijo de Euforio y orgullo de la fértil Gela
De su valor Maratón fue testigo,
y los medos de larga cabellera, que tuvieron demasiado de él.
Con información de: Britannica / Golden Charter
--
--