Marisela Cuevas • Neuroeconomía para Llevar | Disney no vende solo productos, películas, juguetes o entradas a sus parques; vende recuerdos. Sí, ese es su negocio y esta es la clave de su éxito y uno de los elementos que ha permitido que la marca Disney se mantenga como un referente mundial en la industria del entretenimiento.
Quién era Walt Disney y cómo comenzó
Walt Disney, nacido en 1901 en Chicago, fue un visionario que revolucionó la industria del entretenimiento. Inició su carrera como dibujante en la década de 1920 y cofundó su primera empresa de animación, Laugh-O-Gram Studio, que fracasó poco después. Sin embargo, en vez de desanimarse, Disney se mudó a Hollywood, donde fundó The Walt Disney Company junto a su hermano Roy y en 1928, la creación de Mickey Mouse en «Steamboat Willie» marcó el inicio de un imperio que cambiaría para siempre la forma en que el mundo consume entretenimiento.
¿Por qué es importante conocer esta historia? Porque Disney no solo fue un creador de contenido; fue un maestro en entender las emociones humanas y que estas emociones son transables.
Su enfoque no era simplemente vender productos, sino crear experiencias que conectaran emocionalmente con las personas. Para Disney, la clave del éxito radicaba en la capacidad de su empresa para contar historias que transportaran al público a otros mundos y despertaran sus emociones más profundas.
Es así como, Disney comenzó a vender algo mucho más valioso que productos físicos: vendía emociones, principalmente la emoción del recuerdo.
¿Increíble no? Sigamos…
El caso Disney: La magia de vender recuerdos
Queda claro entonces que Disney ha perfeccionado el arte de vender recuerdos a lo largo de los años. Desde sus películas hasta sus parques temáticos, desde los libros, peluches o imanes para la nevera, cada aspecto de la experiencia Disney está diseñado para crear momentos inolvidables, que cuando llegues a casa luego de tus vacaciones, veas ese objeto y de inmediato, regreses al parque, la película, las personas con quienes estabas… cómo te sentías…
Esto no es casualidad, es una estrategia cuidadosamente elaborada que se basa en la creación de experiencias emocionantes y personalizadas para cada cliente, basadas en la percepción.
Por ejemplo, los parques temáticos de Disney no solo ofrecen atracciones; ofrecen una inmersión completa en mundos fantásticos donde los visitantes pueden interactuar con sus personajes favoritos, celebrar eventos especiales y capturar esos momentos con productos personalizados.
La experiencia se extiende más allá del parque, con fotos, videos y souvenirs que nos permiten revivir esos recuerdos una y otra vez. Esta estrategia ha llevado a Disney a convertirse en un maestro en el arte de la monetización de experiencias emocionales.
Uno de los ejemplos más claros de esta estrategia es el MagicBand, una pulsera inteligente que no solo facilita las transacciones dentro de los parques, sino que también personaliza la experiencia del visitante. Desde abrir la puerta de su habitación en un resort de Disney hasta obtener fotos personalizadas en atracciones, el MagicBand hace que cada momento en el parque sea único y memorable, reforzando el vínculo emocional del cliente con la marca.
Dos tips para aplicar esta estrategia en pequeños negocios
Si bien, la estrategia Disney lleva años de trabajo e inversión, podemos comenzar a aplicarla en nuestros negocios:
1. Crea experiencias memorables personalizadas
No importa el tamaño de tu negocio, puedes aplicar el principio de Disney creando experiencias personalizadas para tus clientes. La condición previa y obligatoria para esto es conocer a tus clientes a un nivel más profundo y ofrecerles productos o servicios que se adapten a sus gustos y preferencias personales puede marcar la diferencia. Por ejemplo, si tienes negocio de café podrías ofrecer bebidas personalizadas con el nombre del cliente o decorar un espacio especial para celebraciones íntimas, asegurando que cada visita sea una experiencia memorable.
2. Ofrece productos que revivan la experiencia
Una de las razones por las que Disney tiene tanto éxito es porque extiende la experiencia más allá del momento en que ocurre. Puedes aplicar esto ofreciendo productos que permitan a tus clientes revivir sus experiencias con tu negocio. Si tienes una panadería, podrías vender recetas o kits de cocina para que tus clientes puedan recrear sus pasteles favoritos en casa. De esta manera, cada vez que preparen esos productos, recordarán la experiencia en tu negocio y reforzarán su lealtad hacia tu marca.
¿Prestas servicios? Enfócate en el cliente y sobre todo, el servicio post-venta.
En conclusión, la magia de Disney no reside solo en sus personajes o atracciones, sino en su habilidad para crear experiencias inolvidables, que nos regresan a la niñez y que perduran en la memoria de sus clientes.
Anímate a probar esta estrategia en tu negocio en tu propio contexto, creando experiencias personalizadas y ofreciendo productos o servicios que permitan a tus clientes revivir esos momentos especiales una y otra vez, para que se fidelicen, recomendándote y dejando los mejores reviews.
«A todos los que llegan a este lugar feliz, bienvenidos”
Walt Disney. Esta frase es parte del discurso de inauguración de Disneyland en 1955
Referencias:
- Smith, S. (2017). The Disney Experience: The Art of Creating Unforgettable Customer Experiences. CreateSpace Independent Publishing Platform.
- Cockerell, L. (2008). Creating Magic: 10 Common Sense Leadership Strategies from a Life at Disney. Crown Business.
- Bryman, A. (2004). The Disneyization of Society. SAGE Publications.
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