Por Pónganse a Leer | Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la ambición es el deseo de obtener poder, riquezas o fama. Es un término que viene del latín ambitĭo y tiene sentidos positivos, pero en occidente lo consideramos como algo terriblemente negativo. De hecho, puede llevar a una persona a cometer actos de maldad horrorosos.
Hoy vamos a reflexionar en torno a algunos villanos en la obra de Shakespeare, pero en este caso, esta gente es mala porque está movida por la ambición. Aquí vamos a toparnos con gente cruel, desalmada, crápula de lo peor (cómo diría mi abuela) y que fueron capaces de cometer acciones terribles por su ambición.
Cuándo la ambición es mala
El filósofo neerlandés Baruch Spinoza, sostiene que la ambición es un deseo que mantiene y fortifica a todos los afectos; de manera que ese afecto difícilmente puede ser vencido.
Entonces, si un hombre es poseído por algún deseo, lo es a la vez, necesariamente, por la ambición.
Y de aquí recordamos lo que dijo Cicerón:
“Hasta los mejores, se guían en el más alto grado por el deseo de gloria. Incluso los filósofos hacen constar su nombre en los libros que escriben sobre el desprecio de la gloria”.
Entonces, si pensamos sobre lo que dice Spinoza y Cicerón, uno podría pensar que la ambición puede ser saludable; porque promueve la acción y el desarrollo de los proyectos personales.
La gente que se tiene por ambiciosa, es capaz de conseguir lo que quiere, yo mismo me considero ambicioso, y creo que carecer de ambición es un pecado capital. ¿Se acuerdan que lo comenté a propósito de Charles Bovary?
Una persona ambiciosa desea mejorar, quiere crecer, tiene claro lo que quiere y camina hacia eso.
Pero, ¿en qué momento la ambición empieza a ser perniciosa para una persona?
Pues cuando se pasa el límite moral, ético y hasta legal de las acciones que realizamos para conseguir esa gloria que anhelamos. Cuando eso sucede, la ambición puede convertirnos en personas peligrosas, capaces de cometer cualquier tipo de tropelía.
Cuando ese deseo del que hablaba Spinoza es tan firme y fuerte, que nos lleva a acallar nuestra razón, una persona podría fácilmente estar dispuesta a violar las normas. Entonces la ambición se torna riesgosa, es muy dañina, porque empieza a consumir al propio individuo y generar daños a terceros.
Entonces, la ambición es buena cuando funge como disparadora de acciones que respetan las normas legales, morales y éticas; y negativa cuando las acciones que se detonan desde ella, no respetan estas normas.
Los villanos de Shakespeare parte 2, villanos por ambición
Pues bien, la gente se pone mala malísima cuando se deja arrastrar por la ambición, como les pasa a los villanos que vamos a repasar hoy en Pónganse a leer con Pedro Julio y que fueron creados por el gran maestro de la dramaturgia mundial, William Shakespeare.
De Shakespeare no vamos a hablar aquí porque insisto ya lo hicimos en el episodio 51 dedicados a “Parejas de villanos en la obra de Shakespeare”, de manera que si usted quiere saber algo sobre el bardo, vaya rápidamente a buscar ese episodio, escúchelo con atención y vuelva a este luego.
Shyloc – El mercader de Venecia
Arrancamos con El mercader de Venecia, que es una comedia en cinco actos, escrita en verso y prosa por William Shakespeare, aparentemente fue escrita entre 1594 y 1596. Aquí hay muchos debates, que, si por el estilo con que la escribió, que por un episodio ocurrido en la época con un intento de envenenamiento a la reina Isabel I, por parte de un judío. En 1600 la publicaron en cuarto y en 1623 en folio.
Nos encontramos a Basanio, que es un noble veneciano que ha caído en desgracia, para recuperar su posición decide pedirle dinero en calidad de préstamos a su amigo, un rico mercader llamado Antonio, con la idea de llevar buen término un romance que ha empezado con una rica heredera que se Porcia. Pero Antonio, invirtió todo su dinero en barcos, entonces va y le pide la plata prestada al caballero que nos ha traído hasta aquí, a Shylock, que es un usurero judío.
(Vamos a hacer un alto, para recordar que esto ha sido escrito y llevado a las tablas a principio del siglo XVII, en esa época los judíos y otro montón de gente estaban estigmatizadas, se les endilgaban cualquier tipo de fechorías. Qué eso es racista, si es racista y horrible, pero a mí me preocupa más que esto siga sucediendo).
Continuamos, resulta que Antonio había insultado a Shylock por los intereses altísimos que cobraba y las condiciones que imponía a sus acreedores, de manera que Shylock decide establecer que, si el dinero no se paga el día fijado, Shylock podrá a tomar una libra de carne del cuerpo de Antonio.
Entretanto, Porcia, la conquista de Basanio, tiene que escoger a su esposo siguiendo una disposición en el testimonio del papá, que es por demás ridícula, resulta que el pretendiente debe seleccionar entre tres cofres (uno de oro, uno de plata, otro de plomo) el que contenga el retrato de ella. Basanio, escoge el correcto y se casa con ella.
Total, que los barcos de Antonio se hunden y no puede pagar la deuda con Shylock cuando le tocaba, y este hombre quiere cobrar su libra de carne, se van a juicio y Porcia se disfraza de abogado y Nerisa su doncella de escribano para defender a Antonio. En el juicio le ofrecen a Shylock pagarle el triple de préstamo, pero el hombre se resiste, el quiere su libra de carne y llega a pedirla del área cercana al corazón, pero estas mujeres que son muy inteligentes, argumentan que está bien, que tome su libra de carne, pero solo de carne, si cae alguna gota de sangre Shylock tiene que pagarla con su propia vida.
A Shylock, le quitan su fortuna y se la reparten entre Antonio y el Estado.
El personaje de Shylock, es el epitome del usurero despiadado, de hecho, en ingles su nombre se utiliza como sinónimo de usurería, es un tipo que por ambición y es capaz de demandar cosas inauditas, una libra de carne, por ejemplo, para saciar sus ansias. Es el personaje principal de la obra, entre sus escenas más interesantes están por ejemplo cuando suscriben el contrato; o cuando descubre que su hija Jessica se ha escapado con cristiano y para más inri, se llevó su dinero.
Es un personaje realmente muy atractivo para cualquier actor y eso ha movido a Laurence Olivier, Al Pacino o F. Murray Abraham a interpretarlo. Esta obra es realmente sabrosa y si ustedes no la han leído no se la pierdan, vamos que si no la han visto en teatro tampoco.
Don Juan – Mucho ruido y pocas nueces
Ahora vamos con una obra a la que yo le tengo especial cariño, porque fue la obra que me llevó a conocer a Shakespeare cuando yo era un muchachito. Yo descubrí esto a través de la película de Kenneth Branagh, que vi en televisión a principios de los noventa.
Mucho ruido y pocas nueces, que fue estrenada entre el otoño-invierno de 1598-1599. La obra se publicó en cuartillas en 1600 por los editores Andrew Wise y Aspley William.
Lo que pasa aquí es que tenemos a don Pedro, que es príncipe de Aragón, y acaba de ganar una gran batalla contra su hermano ilegítimo don Juan. Juan, que es el villano aquí, se rinde y viaja con el séquito de Pedro a casa, pero como no le perdona que le haya ganado, le jura venganza entre los dientes.
Llegan a la casa del señor Leonato, que es el gobernador de Messina, aquí uno de sus soldados, de los de Pedro, que se llama Claudio se enamora perdidamente de la hija de Leonato que se llama Hero y Juan ve en aquello una oportunidad para dar rienda suelta a su maldad, le insinúa a Claudio que Pedro le está coqueteando a Hero también, pero como el asunto se resuelve, Juan se pone a pensar en cómo lograr sus ambiciones.
Aquí tengo que mencionar a mi pareja de personajes favoritos en la obra de Shakespeare, que son Beatrice y Benedict, ella es prima de Hero y él es soldado de Pedro, que están locamente enamorados pero su relación está basada en el sarcasmo y la ironía.
Pero volvamos con Juan, que lleva a Claudio a la ventana de Hero, fuera de su habitación para que Claudio vea a una pareja consumando el acto carnal, Claudio cree que son Hero y un amante, pero realmente son la doncella de Hero con un amigo de Juan. Claudio espera hasta el día de la boda con Hero para rechazarla en el altar y exponerla con los invitados, Beatrice y Benedict creen en Hero y traman un plan también, hacen creer que la muchacha murió de la pena (pena de dolor). Pero arrestan al amigo de Juan en una cantina porque el hombre bebe demás y echa el cuento del plan diabólico. Juan huye de la ciudad, evidentemente, porque todo intrigante es cobarde.
Al final Claudio y Hero se casan y Beatrice y Benedict empiezan a vivir su amor a todo lo que da.
Don Juan, intenta huir de Mesina, que es la ciudad donde se desarrolla la historia, pero es detenido y castigado por su hermano Pedro.
Juan es siniestro, es un hombre oscuro que se deja llevar por su ambición y se convierte en un tipo inhumano que actúa según la situación en la que se encuentra. Juan, no solo es ambicioso, también es vengativo y envidioso.
Las hijas del rey Lear – El rey Lear
Seguimos ahora con un pobre padre que tiene que sufrir la ambición de sus hijas, unas mujeres perversas.
El rey Lear o La tragedia del rey Lear, que es la obra de la que vamos a hablar ahora, es una de las principales tragedias de Shakespeare. Fue representada por primera vez a fines de 1604.
Y si bien, el tema principal de la obra es la ingratitud de las hijas del rey, aquí también encontraremos reflexiones acerca de la vejez y la locura.
Lear, es el rey de Bretaña, es un hombre mayor, para no llamarlo viejo, con mal carácter y muy autoritario que tiene tres hijas: Goneril, casada con el duque de Albany; Regan, casada con el duque de Cornualles, y Cordelia, que no está casada pero el rey de Francia y el duque de Borgoña le están coqueteando.
Resulta que a Lear se le ocurre repartir su reino entre las tres hijas según el afecto que sientan por él, y para saber cuánto lo quieren le da por preguntarle a cada una cómo lo quieren. Goneril y Regan se lanzan unos discursos sobre el cariño que le tienen a su padre y aquello parece “el derecho de nacer”, entonces le da a cada una un tercio del reino. Pero, Cordelia, que no es tan chupamedias que sus hermanas, le dice que lo ama como manda el deber.
Lear se siente decepcionado y molesto con la muchachita y no le da nada y el tercio que le correspondía lo reparte entre las otras dos hijas mayores.
Cordelia se casa con el rey de Francia, y se va de Bretaña, a la tierra de su nuevo esposo.
Aparece el conde de Kent, que intenta mediar en favor de Cornelia, pero Lear se pone furioso y condena al pobre conde al destierro, pero el conde no se va, se hace pasar por un criado para estar cerca de su señor.
Como Goneril y Regan se saben con todo el poder en el reino, dejan de fingir, le niegan la escolta que había solicitado Lear, y lo dejan por su cuenta, total que el viejito se va a caminar por el campo en medio de una tempestad, el conde de Gloucester va a rescatarlo y consigue que el marido de Regan le mande a arrancar los ojos.
El rey Lear, está en la ruina y en la calle, le toca vivir en carne propia la maldad de sus hijas que le han negado toda ayuda.
Regan se queda viuda, pero consigue un nuevo objeto de enamoramiento pronto, y Goneril también se fija en el mismo hombre que su hermana, así que la envenena, pero cuando su esposo la descubre, decide quitarse la vida.
Al final, matan a Cordelia, la única hija sensata de Lear y el pobre hombre se muere de dolor.
Las hijas del rey Lear son unas mujeres pérfidas y sórdidas, capaces de hacer cualquier cosa por quedarse con el reino y lo pagan con sangre. Y Lear llora lágrimas de sangre por su mal tino para percatarse de que había criado a un par de cuervos.
Ricardo III – La vida y muerte del rey Ricardo III
Y para terminar vamos a revisar una figura histórica que Shakespeare tradujo en clave de drama, el rey de Inglaterra Ricardo III.
La vida y muerte del rey Ricardo III es un drama histórico escrito en prosa y verso cerca de 1593 y publicado en folio en 1623. Shakespeare tomó como fuente las crónicas de Edward Hall de 1548 y la incompleta Historia del rey Ricardo III de 1513 que se atribuye a Thomas More.
La obra gira en torno a la vida de este rey de Inglaterra, al que Shakespeare deja como un usurpador, crápula, desnaturalizado y sobre todo ambicioso.
Ricardo, traza un plan para que su hermano, el rey Enrique IV sospeche de su otro hermano, Jorge y lo ponga en prisión; más adelante hace que unos sicarios maten a Jorge, entonces le da por cortejar a Ana, que era viuda de un tal Eduardo que era príncipe de Gales, Ana, primero insulta a Ricardo, pero después le acepta el coqueteo y se casa con él.
La cuestión es que Enrique IV, muere y Ricardo, que ahora es el protector del reino durante la minoría de edad de Eduardo V, su sobrino, le da por conspirar para usurpar el trono. De manera que encierra al muchachito con el hermanito de este y luego hace que los maten, a los niños, si señoras y señores.
Después de aquello que ya de por si es horroroso, repudia a Ana para casarse con su sobrina, Elisabeth de York. Pero se le estaba saliendo todo de control, le toca pelear en Bosworth y la noche antes de la batalla decisiva, Ricardo tiene visiones de sus víctimas que se le aparecen. Al final lo matan en la batalla.
Porque el que a hierro mata a hierro muere, y Ricardo III tuvo un final lamentable gracias a su ambición y sed de poder.
Por mucho tiempo se pensó que Ricardo III era un crápula de lo peor por esta obra de teatro, luego estudios posteriores han reivindicado su figura.
Por cierto, que de esta obra es la famosa frase atribuida a Ricardo III, cuando se queda sin caballo en medio de la batalla de Bosworth grita «Un caballo, un caballo, mi reino por un caballo».
Despedida
Dice san Pablo en su carta a los Filipenses «No se haga nada por ambición egoísta, pero en la humildad de la mente, permita que cada uno considere a los demás mejor que él mismo” (Filipenses 2: 3).
La ambición cuando se sale de las manos es muy perniciosa.
Ahora depende siempre del tipo de ambiciones que tengan ustedes, yo por ejemplo ambiciono tener muchos libros o yendo más lejos, poder leer todos los libros que tengo.
¿Qué ambicionan ustedes? Échenme el cuento a través de mis redes @pedrocedenoa en Instagram y Twitter, es más cuéntenme qué han hecho por ambición.
Bueno antes de que nos agarre el sereno nos despedimos. Yo quedo con la esperanza de haberles picado la curiosidad con la obra de Shakespeare y si no han leído estos 4 textos vayan corriendo a buscarlos para alimentar sus almas con esto que es literatura de la buena. Pero antes les recuerdo la consigna, ya la saben ustedes, pónganse a leer.
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