Uno de los mitos más recurrentes, dentro de la historia de la Antigua Grecia, radica en que la homosexualidad estaba permitida. Sin embargo, esto no es del todo cierto. ¡Te invitamos a conocer la verdad sobre cómo funcionaban las relaciones entre personas del mismo sexo en la Antigua Grecia!
La homosexualidad en la Antigua Grecia
Si bien para los antiguos griegos, la homosexualidad estaba mal vista en hombres adultos, la pederastia implicaba una faceta fundamental dentro del desarrollo y crecimiento de los jóvenes ciudadanos atenienses.
Más como un ejercicio social y político que una reivindicación al amor libre, los roles entre las parejas homosexuales estaban tan bien determinados, que incluso existían leyes capaces de distinguir quién ejercía el rol del «erastés», quien debía ser mayor y experimentado; y el «erómeno», el adolescente amado.
Más explícitamente, los adultos debían tener una edad reglamentaria de 40 años, para tener legalmente el derecho de “instruir” al menor. Los adolescentes, por su parte, podían comprender una edad entre los 15 y los 18 años.
No obstante, la práctica pederasta se ajustaba exclusivamente a los parámetros masculinos. El lesbianismo, por su parte, estaba estrictamente prohibido.
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La homosexualidad en la mitología griega
Las relaciones entre hombres, entonces, eran comunes a la par de restringidas. Cada vez que Zeus, por ejemplo, tomaba como amante a algún joven, este siempre cumplía la faceta de «erómeno», y se identificaba por medio de una belleza excepcional que expide juventud.
Solo basta contemplar la pintura El rapto de Ganímedes (1636-1638) del pintor barroco Pedro Pablo Rubens, donde encontramos a Júpiter -el equivalente romano de Zeus-, secuestrando al joven Ganímedes, con la finalidad de convertirlo en su amante. El mito aparece en Las Metamorfosis de Ovidio en el libro X.
Asimismo, en la Ilíada, la figura de Aquiles corresponde al ideal del guerrero ateniense, correcto y fiel a los dioses. Mientras que su amado, Patroclo, es un joven aprendiz de estas virtudes.
Sin embargo, es importante señalar que la clásica obra de Homero relata el recibimiento del cadáver de Patroclo, por Aquiles, como una escena cargada de emotividad, donde Tetis, madre del guerrero de los pies ligeros, le dice:
“Hijo mío, ¿cuánto tiempo seguirás llorando con la mirada extraviada de pena, sin comer ni dormir? Yacer con mujeres y enamorarse de ellas también es bueno” – Tetis, madre de Aquiles.
Con información de: BBC / La Vanguardia / Guioteca /
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