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Las 3 batallas más mortíferas del siglo XIX

Las 3 batallas más mortíferas del siglo XIX

El siglo XX es recordado por las dos guerras mundiales que dejaron millones y millones de muertos cada una, pero el siglo XIX también fue escenario de feroces y sangrientos enfrentamientos, con batallas mortíferas que podrían competir con guerras modernas…

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Campaña de Overland

La Guerra Civil Americana fue un largo y sangriento conflicto, cuyo legado aún continúa siendo motivo de polémica en la nación norteamericana. Llamada también la Guerra de Secesión, varios estados de los Estados Unidos decidieron no estar de acuerdo con, entre otras cosas, la política antiesclavista del entonces presidente Abraham Lincoln, por lo que formaron la Confederación y se fueron a la guerra para separarse.

Comenzó en 1861, pero la batalla que selló el resultado de la guerra fue justamente la campaña de Overland en 1864. Por un lado, el General en Jefe de la Unión (la facción antiesclavista), Ulysses S. Grant, y por el otro, Robert. E. Lee, general de la Confederación. Si bien la victoria la obtuvo la Unión (Estados Unidos), hubo que pagar un altísimo precio en vidas por ella.

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Es considerada una de las batallas más crueles de las campañas del siglo XIX. Ulysses no temió usar y sacrificar sus fuerzas para ganar la batalla, empujándolas hasta el límite de sus capacidades. Varios errores tácticos le costaron al ejército de la Unión una enorme cantidad de bajas, pero el ingenio y la dureza de Ulysses permitió arrancar un triunfo­­ que jamás debió haber sucedido, según varios estrategas; de hecho se considera que fue una “victoria estratégica” para la Unión, pero una “victoria táctica para la Confederación”, victorias que costaron entre 87 mil y 92 mil muertos.

Ulysses S. Grant a la izquierda y Robert E. Lee a la derecha comandaron sus respectivas batallas – Imagen: Wikimedia.-

Los Cien Días

Aunque este fue un período que en realidad se extendió por 111 días, es considerada como una batalla específica, que a su vez es parte de las llamadas guerras napoleónicas.

Después de abdicar, Napoleón Bonaparte es retirado a la isla de Elba en 1814, donde pasaría 11 meses en el exilio. Todo esto mientras Francia había regresado al mismo sistema monárquico del que se había desecho en la Revolución Francesa, así que evidentemente el pueblo galo no estaba muy contento con esta movida política.

Esto influyó en que Napoleón planificara su triunfal regreso a París, pero esta vez él estaba solo y desarmado; sin embargo, cuando el líder apenas tocó suelo francés, rumbo a la capital, fue ganando la aclamación y el apoyo del pueblo, así que más y más personas se fueron uniendo a la campaña junto con él, algo que aumentaba masivamente con cada región que Napoleón visitaba.

Pero los grandes reinos y potencias de la época, como Reino Unido, Rusia, Prusia, y varios de los Estados Alemanes, entre otros, declaran en el Congreso de Viena que el emperador estaba fuera de la ley.

El 20 de marzo de 1815, Napoleón llega a París, ciudad de donde acababa de huir el rey Luis Borbón XVIII. Es aquí cuando comienza el período de batalla que se extendería por varios meses; no obstante, a pesar del apoyo masivo que aparentemente tenía en Francia, los historiadores mencionan que ya Napoleón estaba bastante mayor y carecía de la fuerza y estrategia que lo habían caracterizado en sus años de gloria. Finalmente, debido a que sus tropas no dieron la talla en comparación a las de la coalición de Wellington, Napoleón es derrotado en la famosa batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815.

En cuanto a cifras, este período conocido como los Cien Días terminó oficialmente el 28 de junio de 1815 y dejó más de 240 mil muertos, siendo así una de las batallas más conocidas.

‘La batalla de Waterloo’ de William Sadler – Imagen: Wikimedia.-

¿Qué podría superar esto? Pues la batalla, o período de batallas, que más sangre derramó en el siglo XIX, efectivamente incluía a Napoleón, solo que tendría una cantidad de muertos aún más impresionante…

Batallas: la invasión francesa de Rusia

Atacar a Rusia en invierno, sin duda el mayor error que puede cometer un líder europeo, pero fue quizás esta guerra una de las primeras evidencias de qué tan garrafal podría ser esta estrategia; sin embargo, en Rusia, no solo el invierno es implacable, también lo son sus generales…

Napoleón Bonaparte, en los inicios del siglo XIX se podía considerar básicamente como el líder de Europa. Había conquistado la mayor parte del continente, pero el Imperio ruso seguía más allá de su alcance, además de ser una amenaza. Por ende, en 1811, Napoleón declara la Segunda Guerra Polaca, con el fin de salvaguardar Polonia de cualquier incursión del zar ruso, y por supuesto, para expandir su propio dominio como emperador.

Con más de 600 mil soldados en la Grande Armée francesa, Napoleón tuvo bajo su mando al mayor contingente armado hasta ese punto en la historia. Con ellos, entró a Rusia por el norte de Polonia, cruzando el río Niemen (ubicado actualmente en Lituania), donde a cada paso lograba pequeñas victorias, incluso la infame batalla de Borodinó, campaña que por sí sola se cobró la vida de 72 mil personas… no obstante, estas victorias fueron insuficientes y los militares se vieron forzados a entrar más y más en territorio ruso.

Los franceses esperando batallas no esperaban las estrategias del zar: cada aldea o ciudad a la que entraban la conseguían abandonada, quemada y sin un solo suministro, logrando así el desgaste de la tropa invasora. Para la gran sorpresa de Napoleón, lo mismo se hizo con la importante Moscú, pues los franceses la tomaron esperando que eso significara el fin de la guerra y la rendición del zar, pero no contaban con que ahí también encontrarían una ciudad fantasma en ruinas…

Los franceses abandonaron Moscú a finales de octubre, es decir, cuando el invierno se acercaba. Napoleón, entendiendo que su armada no resistiría las duras condiciones, emprende la retirada, derrotado, y sin haber doblegado al zar.

Se estima que de los 650 mil soldados franceses iniciales, menos de 50 mil volvieron a casa a salvo. Lo rusos también sufrieron pérdidas cuantiosas, con más de la mitad de su armada aniquilada. Fue el punto de inflexión para el emperador, y a partir de ahí comenzaría el desmoronamiento del gran Napoleón y su dominio sobre Europa.

Pintura que muestra a la Grande Armée cruzando el río Niemen – Imagen: Wikimedia.-

Los historiadores no se ponen de acuerdo, pero se estima que la invasión francesa a Rusia tuvo el costo de –nada menos que- entre 920 mil a 1 millón de muertes…

Con información de Muy Historia / National Geographic / Wikipedia

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