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La triste historia de la artista Francesca Woodman (+Fotos)

La triste historia de la artista Francesca Woodman (+Fotos)

Una artista difícil de descifrar con un talento innato y precoz marcó la diferencia en el mundo de la fotografía. Woodsman con su estilo misterioso y romántico exploró el mundo del arte desde niña y su personalidad excéntrica e introvertida la convirtió en una de las más grandes fotógrafas de todos los tiempos.

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La pequeña Francesca

Francesca Woodman nació un 3 de abril de 1958 en Denver Colorado. Su madre Betty Woodman fue una reconocida artista de cerámica y su padre George Woodman era un reconocido pintor, escultor y fotógrafo.

Nacida en una familia de artistas, Francesca siempre estuvo rodeada de intelectuales. Su padre le regaló su primera cámara fotográfica cuando tenía sólo 13 años y desde entonces se enamoró de la fotografía.

Estudió arte y diseño en Rhode Island School of Design en Providence. Su desempeño fue tan excelente que se ganó una beca que la llevó a vivir un año en el Palazzo Cenci de Roma, uno de los complejos arquitectónicos más famosos de Italia.

El arte italiano en la vida de Woodman

Italia se caracteriza por ser uno de los países con más influencias artísticas, siendo la cuna de grandes personalidades como Leonardo Da Vinci, Raffaelo Sanzio y Michelangelo, para los amantes del arte resulta ser un paraíso y con Francesca no fue la excepción.

Según sus compañeras de instituto, Francesca siempre tuvo alma de artista. Su estadía en Italia le permitió definir su estilo y aprender sobre movimientos artísticos que se convirtieron en parte esencial de su vida: el surrealismo, el romanticismo y el estilo gótico.

Estando en Roma comenzó con su estilo característico de fotografiar lugares en decadencia: paredes deterioradas, construcciones descuidadas, ruinas y rincones polvorientos. La influencia del arte italiano en sus pinturas es determinante se puede notar con la especial atención a la naturaleza (en su caso, muerta) y el detenimiento en la figura del cuerpo femenino.

La fotografía en la vida de Francesca Woodman

Francesca se enamoró de la fotografía cuando tenía 13 años. Desde el inicio su modelo favorita para fotografiar fue ella misma, a veces utilizaba modelos (siempre mujeres), pero solía decir que disfrutaba más trabajar sola. Su madre Betty Woodman excusa a su hija diciendo que era más fácil lograr un concepto representando tú mismo el modelo que darle indicaciones a alguien más.

Sus fotografías esconden mensajes de feminismo, romanticismo y misterio. Con cuerpos casi siempre desnudos ubicados estratégicamente en espacios en ruinas creaba escenas que atrapaban las miradas. El uso de la luz y la sombra perfectamente manejado le da un toque sombrío y elegante a sus trabajos.

Los trabajos de Francesca retrataban la soledad, el olvido, el paso del tiempo y la melancolía, su talento en la fotografía impresionaba por su edad, con tan solo 19 años logró impresionar a los críticos y creó su marca personal basándose únicamente en su estilo romántico y gótico.

Utilizaba la técnica de la aparición y la desaparición, mostrando nítidamente la escenografía y desvaneciendo su cuerpo en movimiento. Su arte es sujeto de múltiplos análisis psicológicos y poéticos, se solía decir que sus obras eran poemas fotografiados.

¿Cómo era realmente Francesca Woodman?

Alrededor de la vida de la artista hay muchas hipótesis, algunos la catalogan de psicópata mientras que otros la admiran por sus logros, lo cierto es que nadie pudo descifrar totalmente la mente de la excéntrica artista.

 “Francesca era muy excéntrica, el tipo de persona que no deja indiferente, muy brillante, carismática y muy teatral. La gustaba mucho dramatizar y le afectaba todo profundamente. Era muy fuerte, aunque jugaba a ser frágil. Ahora cuando veo la interpretación que se está dando a algunas de sus fotografías me hace gracia. Era bromista y tenía un sentido del humor muy particular. No era tan seria como se la considera ¡Era joven!”

Así la describe Betsy Berne, su amiga y compañera del Rhode Island School Design de Providence y de sus últimos años en Nueva York.

Una trágica despedida

La artista al regresarse de Italia entró en depresión, no conseguía trabajar en los lugares que deseaba y era constantemente rechazada por los fotógrafos más importantes de la ciudad. Además de sentirse frustrada profesionalmente, una ruptura amorosa la desequilibró totalmente, sus intentos de mejorar visitando distintas clínicas psiquiátricas no dieron frutos.

Francesca Woodman se suicidó el 19 de enero de 1981, con tan solo veintitrés años. La artista sufría de depresión y ansiedad, estaba pasando por un momento difícil de su vida por lo que decidió lanzarse de la ventana de un edificio en Nueva York.

Antes de tomar la decisión de terminar con su vida, Francesca escribió una carta que decía:

“Mi vida en este punto es como un sedimento muy viejo en una taza de café y preferiría morir joven dejando varias realizaciones… en vez de ir borrando atropelladamente todas estas cosas delicadas”.

¿Qué opinan los críticos de Woodman?

Francesca se convirtió en un ícono de la cultura pop rock, es venerada y admirada por muchos jóvenes que se identifican con los cuerpos fantasmagóricos y melancólicos de sus fotografías.

Los críticos de arte alaban su trabajo y todos sus aportes a la fotografía. La directora de la galería de arte Sammlung Verbund (Viena) Gabriele Schor opina que sus trabajos demuestran una apasionada puesta en escena. “La evanescencia de la figura femenina en sus fotografías se interpreta a mendo con una anticipación estética de su suicidio”.

 

Con información de: TheGuardian

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