Un régimen de hierro y el germen del cambio
Durante casi medio siglo, Portugal vivió bajo el control férreo del Estado Novo, un régimen autoritario instaurado en 1933 por António de Oliveira Salazar. Aunque Salazar dejó el poder en 1968 tras un accidente, su sucesor, Marcelo Caetano, mantuvo la represión, la censura y la falta de libertades que caracterizaban al sistema salazarista.
El Estado Novo compartía rasgos con otros regímenes autoritarios europeos de la época, como el nacionalismo exacerbado y el control total del Estado sobre la sociedad. Sin embargo, la prolongada guerra colonial en África, el descontento social y la presión internacional fueron minando la estabilidad del régimen.
La madrugada del cambio: canciones como señales
El 25 de abril de 1974, el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) —integrado principalmente por jóvenes oficiales desilusionados con la guerra y la dictadura— orquestó un levantamiento cuidadosamente planificado. La revolución comenzó con dos señales musicales transmitidas por la radio: primero, “E depois do adeus” de Paulo de Carvalho, y luego, a las 00:25 horas, “Grândola, Vila Morena” de José Afonso, una canción prohibida por el régimen y convertida en himno de libertad.
Estas melodías no solo marcaron el inicio de la operación militar, sino que también se grabaron en la memoria colectiva como símbolos de resistencia y esperanza.
Claveles en vez de balas: la anécdota que bautizó una revolución
A pesar de la tensión, la revolución fue mayoritariamente pacífica. Aunque hubo enfrentamientos y se registraron cuatro víctimas mortales, el bajo número de bajas contrasta fuertemente con otros golpes de Estado de la época.
El verdadero símbolo de la Revolución surgió de un gesto espontáneo. Celeste Caeiro, una camarera que ese día llevaba claveles rojos tras la cancelación de un banquete, se cruzó con soldados en la plaza del Rossio, en Lisboa. Al pedirle uno de ellos un cigarrillo, Celeste, sin tabaco pero con flores en mano, le ofreció un clavel. El soldado lo colocó en el cañón de su fusil, gesto que pronto imitaron otros militares y civiles. Así, los claveles rojos se convirtieron en el emblema de la jornada y le dieron nombre a la revolución.

El fin de la dictadura y el nacimiento de la democracia
El levantamiento obligó a Marcelo Caetano a entregar el poder a la Junta de Salvación Nacional, presidida por António de Spínola. A partir de ese momento, Portugal inició una transición hacia la democracia y la descolonización de África, abriendo una nueva etapa en su historia.
La Revolución de los Claveles es recordada no solo por su resultado, sino por el mensaje universal que transmitió: incluso en los momentos de mayor tensión, la paz y la esperanza pueden florecer donde antes solo había represión.
Con información de Playbuzz / Wikipedia/El Confidencial / Foto portada: Wikimedia
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