En 1897, agotado por la enfermedad de sus piernas y las privaciones extremas que sufría, Paul Gauguin decide acabar con su vida. Antes, se propone concluir su obra: «¿Qué somos? ¿A dónde vamos? ¿De dónde venimos?», en la que quiere resumir todo el espíritu de su obra.
Luego de un mes de trabajo, día y noche con fiebre, la concluye. Una mañana de diciembre toma un sendero indígena y busca un lugar apartado donde las hormigas devoren su cadáver y bebe a largos sorbos una solución de arsénico. Los vómitos no lo dejaron tomar más de dos o tres tragos.
A la mañana siguiente, volvió a su casa a pintar.
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