Un túnel, un valle o una montaña, te encuentras en una zona que expande el sonido, dices alguna frase y segundos después, tu voz se escucha a gran escala y repetidamente. El fenómeno te divierte y lo intentas de nuevo. Lo que escuchas se llama eco o -para las veces- a quien escuchas, es a Eco.
Según un antiguo mito griego, existía una ninfa muy alegre y de gran belleza que se llamaba Eco. Su principal virtud era su exceso de simpatía y elocuencia. De hecho, tanto era así que conquistaba a todos los mortales más por lo que decía que por su físico. Las conversaciones seducían hasta el más duro de los hombres.
Un día, Zeus se fijó en ella y la sedujo. Eco entonces, impresionada por el dios del rayo, cayó rendida a sus pies y no se resistió.
Hera, esposa de Zeus, sospechando de las andanzas de su esposo, lo siguió hasta donde estaba y sorprendió a los dos amantes en pleno acto sexual. La furia de Hera no se hizo esperar, arrancó a Eco de los brazos de Zeus y la lanzó hacia otro lado.
Hera la obligó a vivir alejada de todos, en cuevas, montañas y montes, condenada a no emitir ninguna palabra, sólo las últimas sílabas de lo que pronunciaran los otros. Para que nunca más pudiese seducir a ningún hombre.
Es así como acaba denominándose ‘eco’ a un determinado efecto físico, o por lo menos, es la única relación que existe para el origen del término.
En la ciencia
Como bien se explicaba al principio, el eco es la repetición de un sonido producido por el reflejo que este crea al chocar contra una superficie dura. En ese momento, ocurre un efecto rebote que devuelve esa onda –que también podría ser electromagnética- a su origen, y da la ilusión de ser un sonido independiente del primero. Pero en realidad es la misma onda cuyo efecto se retardó unos segundos.
Este fenómeno actúa al igual que una piedra cuando la lanzas a un lago. Las ondas que crea se esparcen hasta llegar a un tope que las devuelve tiempo después.
Este tiempo de demora varía según el tipo de sonido. A veces se distorsiona de tal manera que se vuelve inentendible, y se le llama reverberación. Pero por lo general, cuando es audible tarda de 1 a 10 segundos en regresar.
Por si no lo sabías, hay algunos datos curiosos sobre este fenómeno repetidor de sonidos:
-Existen ciertos lugares con ecos famosos. Estos son:
El castillo de Woodstock (Inglaterra), donde el eco repite exactamente 17 sílabas.
Las ruinas del castillo de Derenbourg, (Alemania) el cual repetía 27 sílabas, antes de que le volaran uno de sus muros.
Un castillo cerca de Milán (ya no existe), donde se repetía el eco muchas veces. Una palabra podía escucharse 30 veces, y el sonido de un disparo entre 40 a 50 veces.
-El escritor estadounidense Mark Twain, escribió una historia sobre un coleccionista de ecos (El vendedor de ecos). El hombre compraba solo las hectáreas de tierra donde se pudiese escuchar uno.
-El eco permite la comunicación entre murciélagos, delfines y cachalotes. A esto se le denomina ecolocalización.
-Se utiliza en náutica para localizar icebergs, rocas en el mar, obstáculos y medir la profundidad del agua por donde pasa un barco o determinar la posición de un buque hundido.
-En el medioevo, los arquitectos introducían tubos en las paredes que permitían se escuchase el sonido de fuera, y lo conducían a bustos de piedra dentro de las salas.
-Aunque se creía que no, el graznido de un pato sí produce eco solo que es poco perceptible.
Pialet Narváez / Culturizando
Con información de: porque.es / www.vix.com / universal.org.ar /delcastellano / blogs.infobae.com | Foto: Eco / Shutterstock
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