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La mujer que encerró a su amante en el ático por 10 años

La mujer que encerró a su amante en el ático por 10 años

Dolly Oesterreich mantuvo a su amante encerrado por 10 años en el desván de su casa, conoce más de esta historia.

Una historia demasiado extraña para ser real… pero lo fue

Imagina vivir durante años en tu propia casa… con un hombre escondido en el techo. Y no, no lo sabías. Ahora imagina que ese hombre es el amante secreto de tu esposa. Y que, con el tiempo, se convierte en tu asesino.

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No es un guion de Stephen King. No es un episodio inventado de Criminal Minds. Es un hecho real que ocurrió en Estados Unidos a principios del siglo XX: la historia de Walburga “Dolly” Oesterreich y Otto Sanhuber. Una historia de obsesión, sexo, encierro… y asesinato.

Una historia tan increíble que obsesionó a los periodistas de su época. Una historia tan bizarra que aún hoy parece imposible de creer.

“Dolly” Oesterreich

¿Quién era Dolly Oesterreich?

Walburga Korschel, mejor conocida como “Dolly”, nació en Alemania pero llegó a Estados Unidos cuando era una niña. Se crió en una familia humilde en Milwaukee, Wisconsin, y desde joven se destacó por su carácter fuerte. A los 17 años se casó con Fred Oesterreich, un exitoso empresario dueño de una fábrica de delantales.

Desde fuera, todo parecía perfecto: dinero, una buena casa, una vida cómoda. Pero las apariencias engañan. Fred era un hombre frío, alcohólico y ausente. Dolly, por el contrario, se sentía frustrada, aburrida y, sobre todo, muy insatisfecha.

El joven mecánico que lo cambiaría todo

En 1913, Dolly tenía 33 años. Un día le pidió a Fred que enviara a alguien a reparar su máquina de coser. El elegido fue Otto Sanhuber, un muchacho de apenas 17 años que trabajaba como mecánico en la fábrica.

Cuando Otto llegó a la casa, Dolly lo recibió en bata y medias. Como si fuera una escena sacada de una película para adultos… pero ambientada en plena era del jazz.

La química fue instantánea. Otto, tímido y de origen humilde, quedó fascinado por esa mujer segura y seductora. Lo que comenzó como una visita de trabajo terminó en sexo. Luego vinieron más encuentros. Y más riesgos. Se veían en hoteles baratos… pero también en la propia casa, mientras Fred estaba en el trabajo.

Los vecinos empezaron a sospechar.

El amante en el ático

Dolly, siempre astuta, encontró la solución más insólita: le propuso a Otto que dejara su trabajo y se mudara al ático de su casa. Así evitarían sospechas.

Y Otto aceptó. Enamorado y ya emocionalmente atrapado, se convirtió en un “fantasma” que vivía en el desván. Durante el día escribía cuentos de ciencia ficción —algunos incluso fueron publicados bajo seudónimo— y por las noches bajaba silenciosamente para tener sexo con Dolly, comer algo, y volver a esconderse antes del amanecer.

Fred nunca supo que, justo encima de su cabeza, vivía el amante de su esposa.

Otto Sanhuber

Rumbo a Los Ángeles: Otto viaja como polizón

En 1918, Fred decidió mudarse a California. Dolly, decidida a no separarse de Otto, buscó una casa en Los Ángeles… con un ático, por supuesto.

Antes de que la familia se instalara, Otto ya estaba allí. Instaurado y listo para continuar su vida oculta. Pero los años pasaban, y el equilibrio se volvía insostenible. Fred estaba cada vez más irritable. Dolly, más escurridiza. Y Otto, cada vez más desesperado.

La noche del crimen

El 22 de agosto de 1922, todo se desmoronó.

Una violenta discusión estalló entre Fred y Dolly. Desde el ático, Otto escuchó los gritos y pensó que su amante estaba en peligro. Bajó armado con una pistola calibre .25.

Disparó tres veces. Fred cayó muerto.

Entonces, en medio del caos, Otto y Dolly intentaron montar una escena de robo. Otto tomó el reloj de Fred para simular un asalto, encerró a Dolly en un armario desde afuera… y volvió al ático como si nada hubiera pasado.

Los vecinos, alertados por los gritos, llamaron a la policía. Dolly fue hallada encerrada, sin ninguna explicación lógica. Los agentes sospecharon, pero no tenían pruebas.

Mentiras, relojes y nuevos amantes

Dolly heredó la fortuna de Fred. Compró una casa aún más grande, también con ático. Mantuvo a Otto escondido… pero no le fue fiel. Empezó nuevas relaciones, incluyendo una con su abogado, Herman Shapiro.

Como muestra de afecto, Dolly le regaló un reloj de diamantes. ¿El problema? Era el mismo que supuestamente había sido robado durante el “asalto”.

Shapiro también ayudó a esconder el arma homicida, aunque sin saber toda la verdad… por ahora.

La confesión y el escándalo nacional

Tiempo después, Dolly pidió a Shapiro que le llevara comida a su «medio hermano vagabundo» que vivía en el ático. Al principio sonaba como una excusa rara… hasta que conoció a Otto.

Otto, al fin con alguien más con quien hablar, confesó todo: cómo había vivido oculto durante casi una década, su relación con Dolly, y el asesinato de Fred.

Shapiro no reaccionó de inmediato. Pero cinco años más tarde, tras romper con Dolly y lleno de resentimiento, lo contó todo a la policía.

El juicio del siglo

Otto Sanhuber fue arrestado y acusado de homicidio. El jurado no podía creer lo que escuchaba: la historia parecía demente, inverosímil.

Finalmente, Otto fue declarado culpable de homicidio involuntario. Pero el crimen había prescrito: fue liberado poco después.

Dolly también fue arrestada, pero su juicio terminó sin veredicto. Nunca pisó una celda.

¿Y después?

Otto desapareció. Se cambió el nombre a Walter Klein, se mudó a Canadá, se casó, y vivió una vida tranquila y anónima.

Dolly siguió en Los Ángeles. Vivió con otro hombre durante 30 años. Murió en 1961 sin enfrentar más cargos.

El legado de una historia absurda y perturbadora

El caso de Dolly y Otto sigue siendo uno de los más insólitos de la historia criminal estadounidense. No solo por el asesinato… sino por todo lo que lo precedió.

Un amante encerrado en el ático durante casi 10 años. Una esposa manipuladora. Un esposo asesinado por el “fantasma” que vivía bajo su mismo techo.

Es el tipo de historia que parece inventada. Pero está documentada. Y eso la hace aún más aterradora.

Con información de Playbuzz

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