“¿Una ramera? ¡sí!, pero una traidora, ¡jamás!”; quizás es una de las frases más famosas atribuidas a la neerlandesa Margaretha Geertruida Zelle, mejor conocida como Mata Hari. Mujer con un gran atractivo físico y un magnetismo que sedujo a políticos de alto nivel y a importantes militares, se codeó con lo más alto de la sociedad durante la Primera Guerra Mundial, para entrar en una espiral de intrigas, conspiraciones y situaciones que la convirtieron en una de las espías más atrayentes de la historia.
Mata Hari, el mito del “Ojo de la Aurora”
El mito del “Ojo de la Aurora” (Matahari en idioma javanés) irrumpió con fuerza en la cultura popular como una femme fatale de gran conocimiento en la danza folclórica de Bali y las técnicas amatorias orientales, dotes que le proporcionaron un aura singular que aprovechó para construir su personaje protagonizando espectáculos de strip-tease en París a principios del siglo XX. Nacida en Leeuwarden – Países Bajos, el 7 de agosto de 1876; desde su humilde juventud Gertrudis Zelle tuvo una fuerte convicción y consciencia de su atractivo sexual para sobrevivir.
A través de un aviso de periódico de un militar solicitando esposa, a los 19 años aceptó casarse con el capitán Rudolf MacLeod, quien la lleva a la isla de Java, un lugar que le sirvió para instruirse a sí misma en la cultura oriental. Al transcurrir el tiempo, su matrimonio se quiebra debido a su libertino estilo de vida. Luego de la muerte de su esposo, para superar su difícil situación económica regresó a Europa -específicamente a París- como una “princesa de Java”, un álter ego al que le sacó provecho gracias a su atractivo físico, encanto e imaginación, maravillando a los hombres de la época y la agitada vida del entretenimiento parisino.
De cortesana a espía
El paso del tiempo y las circunstancias hicieron que se alejara poco a poco de los escenarios, ejerciendo como cortesana para mantener su nivel de vida, así se relaciona con personalidades importantes del momento, viviendo frecuentes romances con oficiales de las naciones aliadas. Según informes de agentes franceses que seguían sus pasos, conoció al amor de su vida, Vadim Masloff; un soldado ruso con misión en Francia. Durante esa relación, Masloff fue enviado al frente, donde una lesión lo dejó ciego de un ojo.
Decidida a ayudarlo, Mata Hari aceptó una propuesta lucrativa por parte del capitán Georges Ladoux para que ofreciera sus servicios como espía a favor de Francia; quien había asumido que sus contactos cortesanos serían útiles para la inteligencia francesa.
Mata Hari más tarde insistió que podía usar sus conexiones para cautivar al alto mando alemán, para obtener secretos y entregarlos a Francia. En ese sentido, después de estar en contacto con un oficial alemán, al que le proporcionó algunos “chismes” con la esperanza de obtener valiosa información, terminó siendo mencionada como espía al servicio de Alemania en uno de los comunicados enviados a Berlín, mensaje que fue interceptado por los franceses.
Algunos historiadores creen que los alemanes sospechaban que Mata Hari era un espía francesa, y que posteriormente la exponen enviando deliberadamente un mensaje que la calificaba falsamente de espía alemana, sabiendo que los mensajes serían fácilmente descifrados por los franceses. Otras hipótesis refieren que ella era una agente doble alemana. En cualquier caso, las autoridades francesas arrestaron a Mata Hari por espionaje en París el 13 de febrero de 1917.
Chivo expiatorio
Según los catedráticos, Mata Hari sirvió de chivo expiatorio ante la opinión pública por los fracasos de Francia en la guerra, sin dejar de lado la condena moral que provocaba su estilo de vida. Entre sus leyendas se cuenta que cuando fueron a apresarla, pidió que le dieran tiempo para cambiarse, solo para después aparecer desnuda ante las autoridades, ofreciendo bombones en un casco prusiano…
Luego de ser capturada, fue arrojada a una celda en la prisión de Saint-Lazare, donde se le permitió ver solo a su abogado.
El juicio de Mata Hari se produjo en un momento en que los Aliados no lograron vencer los avances alemanes. Los espías reales o imaginarios eran los chivos expiatorios convenientes para explicar las pérdidas militares. El arresto de Mata Hari fue uno de muchos. Georges Ladoux, se aseguró de que la evidencia contra ella fuera construida de la manera más condenatoria, incluso algunas de sus historias relacionadas con el espionaje están manipuladas para implicarla profundamente.
Algunos de los hechos que condenaron aún más a Mata Hari, fue su declaración admitiendo haber recibido dinero de un oficial alemán por favores sexuales; los fiscales describieron el pago como dinero de espionaje.
Ella afirmó que la moneda que recibió fue un estipendio regular de un barón holandés, algo que en la corte fue retratado como monedas provenientes de maestros espías alemanes.
Muerte y legado de Mata Hari
Lo cierto es que ese caritativo barón holandés pudo haber arrojado luz sobre la verdad, y nunca fue llamado a declarar; asimismo la criada de Mata Hari, que actuaba como intermediario de los pagos del barón. Así la moral de Mata Hari conspiró contra ella, siendo catalogada en muchas de las entrevistas de la fiscalía como: “una mujer sin escrúpulos, acostumbrada a hacer uso de los hombres, el tipo de mujer que nace para ser espía”.
El tribunal militar deliberó por menos de 45 minutos antes de dar un veredicto de culpabilidad. Mata Hari, al oír la decisión exclamó:
«Es imposible, es imposible».
Mata Hari siempre defendió su inocencia, diciendo que vivió con placer, pero que jamás sería traidora.-
Mata Hari no puso en conocimiento de franceses ni alemanes ningún secreto militar importante; sin embargo, se convirtió en una metáfora en el espionaje, la imagen de una hermosa mujer que persuade para obtener secretos de sus amantes. Aunque Margaretha entró a este mundo casi como en un juego, creyendo que sus contactos y encanto le hacían intocable, la complejidad del momento histórico terminó por derrotarla.
Mata Hari murió a los 41 años fusilada el 15 de octubre de 1917. La leyenda cuenta que estaba vestida con un abrigo azul acentuado por un sombrero de tres esquinas, había llegado al lugar de ejecución de París con un ministro y dos monjas. Después de despedirles, se volvió para mirar al pelotón de fusilamiento; sacudió una venda y envió un beso a los soldados antes de lo inevitable…
Su cuerpo se empleó para el estudio de anatomía con los estudiantes de medicina. Su cabeza está embalsamada, y puesta en el Museo de Criminales de Francia hasta que en 1958 desapareció.
Con información de: playbuzz | biography | aimdigital
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