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La impulsividad: ¿Tu mayor enemiga? 5 estrategias para superarla

La impulsividad: ¿Tu mayor enemiga? 5 estrategias para superarla

La impulsividad puede ser tanto una chispa creativa como un detonador de caos en tu vida diaria. Aprende a identificar sus señales y a aplicar cinco estrategias prácticas para mantenerla bajo control, mejorando tus relaciones y decisiones.

Por Daniel Colombo | La impulsividad, ese relámpago de acción que irrumpe sin previo aviso, puede ser tanto una chispa creativa como un detonador de caos.

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En nuestras vidas cotidianas, donde la paciencia es una virtud escasa, actuar por impulso puede llevarnos a terrenos peligrosos. Un estudio realizado por la Clínica Mayo estima que aproximadamente el 10% de la población general muestra niveles clínicamente significativos de impulsividad.

 Entonces, ¿qué es exactamente la impulsividad? ¿Cómo se manifiesta en nuestras acciones diarias y qué podemos hacer para controlarla? Aquí exploraremos este complejo comportamiento humano y conocerás cinco estrategias para gestionarla.

¿Por qué somos impulsivos?

La impulsividad es la predisposición a actuar rápidamente y sin deliberación ni pensamiento lógico. Esta conducta puede manifestarse de diversas formas, como compras compulsivas, estallidos emocionales, interrupciones en conversaciones y la toma de riesgos innecesarios.

Según la Asociación Americana de Psicología (APA), la impulsividad es una característica presente en varios trastornos psiquiátricos, como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), el trastorno bipolar y el trastorno límite de la personalidad.

Sin embargo, también puede presentarse en individuos sin diagnóstico de trastornos mentales, afectando su vida diaria, la convivencia social y las relaciones interpersonales. De hecho, La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la impulsividad está implicada en cerca del 40% de los accidentes de tráfico graves a nivel mundial.

La impulsividad ‘positiva’

Ahora bien: si bien el actuar impulsivamente puede traer consecuencias negativas, hay también rasgos positivos en ciertos casos muy específicos y dependiendo de los contextos. Por ejemplo, en creatividad e innovación, dejarse llevar por el impulso puede ayudar a traer soluciones espontáneas que no aparecerían si se hiciesen de forma muy raciona.

Otra ventaja es que en situaciones que requieren respuestas rápidas, puede ser un beneficio. La capacidad de actuar de inmediato es crucial en contextos de emergencia, en las jugadas deportivas, y cuando se necesita aprovechar una oportunidad rápidamente.

Del mismo modo, la impulsividad bien canalizada apoya la valentía y toma de riesgos: se ha estudiado en la psicología y neurociencias que las personas con tendencia impulsiva son más proclives a asumir riesgos, lo cual puede resultar en experiencias y logros significativos que otros podrían evitar debido al miedo o la duda.

También, una dosis saludable de impulsividad ayuda a la adaptabilidad, especialmente en entornos cambiantes que requieren actuar rápidamente y adaptarse sobre la marcha. En estos casos puede servir para ajustar planes y estrategias de manera flexible.

8 signos que pueden indicar tu impulsividad

Recordando que la psicología y la psiquiatría son las especialidades específicas para abordar estos comportamientos, aquí van algunos signos de que puedes tener una tendencia a la impulsividad:

  • Toma de decisiones irreflexiva: Las personas impulsivas tienden a tomar decisiones rápidamente, a menudo sin detenerse a considerar todas las consecuencias.
  • Hipersensibilidad con estallidos emocionales: Muchas personas se encienden demasiado pronto, llegando a altos niveles de ira, cinismo y crueldad con los demás.
  • Falta de planificación: A menudo actúan sin planificar. No prevén los resultados ni miden el impacto, lo que genera a veces situaciones de culpa por lo que sienten como daño hacia los demás, y no pueden controlarlo.
  • Búsqueda de sensaciones: Suelen buscar experiencias nuevas y emocionantes, con adrenalina en grandes niveles, sin pensar en cómo influye en su propia salud mental y física, y mucho menos, en sus entornos.
  • Reacciones inesperadas: Las personas impulsivas pueden mostrar emociones fuertes y reacciones intensas, tanto positivas como negativas.
  • Baja tolerancia a la frustración: Como tienen poca paciencia rápidamente irrumpe el comportamiento impulsivo si las cosas no salen como desean.
  • Dificultad para permanecer en control: Un desafío es que no pueden balancear sus impulsos, lo que los lleva a tener actitudes imprudentes.  
  • Tendencia a la inmediatez: Prefieren la gratificación instantánea a la recompensa a largo plazo, lo que puede llevarlos a tomar decisiones rápidas sin la información suficiente.
  • 5 recomendaciones para trabajar la impulsividad

¿Cómo regular la impulsividad?

Además de terapia, comparto estas cinco ideas basadas en mi propia experiencia de momentos impulsivos, para poder auto regularlos y medir el impacto de las acciones, sin mayores consecuencias:

  1. Practicar la atención plena (Mindfulness): Técnicas de este tipo te ayudan a tomar conciencia del momento presente y a reducir las respuestas impulsivas. En varios estudios aparece que la meditación diaria puede disminuir significativamente la impulsividad. Puedes empezar por dos minutos, tres, y subir sucesivamente hasta sentir que tienes consciencia del presente y que puedes balancear las emociones y pensamientos.
  • Técnicas de respiración: Aprender ejercicios de respiración es otra gran herramienta efectiva para calmar la mente y retrasar las respuestas instantáneas, propias de la impulsividad. Por ejemplo, respirar profundamente varias veces antes de actuar puede marcar una gran diferencia. De esta forma, no sólo oxigenas el cerebro, sino que tomas una pausa antes de irrumpir con el comportamiento impulsivo.
  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): La TCC es un enfoque eficaz para modificar patrones de pensamiento y comportamiento impulsivos. Trabajar con un terapeuta profesional puede proporcionar estrategias personalizadas para manejar la impulsividad. Generalmente con tratamientos breves y focalizados.
  • Desarrollo personal: Cuanto más te conozcas, mejor podrás regular tus frustraciones, que en muchos casos, con el origen de la impulsividad. Toma cursos, entrenamientos, haz psicoterapia y otras disciplinas que apuntan a la serenidad, lee, nútrete de videos, audios y, especialmente, rodéate de personas equilibradas y positivas. Si bien el mundo actual es desafiante y todos tenemos nuestro nivel de problemas, es posible sobrellevarlos mejor cuando logras auto regular tus reacciones.
  • Ejercicio Regular: La actividad física no solo mejora la salud física, sino que también reduce el estrés y mejora el control de los impulsos. Muchas personas refieren que les sirve para descargar energía, y, aunque parezca paradójico, afirman sentirse con mayor nivel de consciencia, serenidad y estabilidad emocional luego de una rutina.

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