En 1901 el ingeniero inglés Hubert Cecil Booth ideó un aparato para absorber el polvo. Probó la idea colocando un pañuelo en el extremo de la tobera y aspirando una silla polvorienta, y vio que el polvo quedaba atrapado en el pañuelo.
Poco después, un 30 de septiembre de ese mismo año, patentó la primera aspiradora, la “Puffing Billy”, accionada por un motor de combustión interna de gasolina. Era tan grande, que un carro tirado por un caballo tenía que arrastrarla de casa en casa.
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