La guerra de Kosovo fue un conflicto armado que tuvo lugar entre 1998 y 1999 en la región de Kosovo, en la antigua Yugoslavia. La guerra surgió como resultado de la tensión entre los albano-kosovares, que representaban la mayoría de la población de la región, y el gobierno serbio, que había gobernado Kosovo desde 1989 y se negaba a reconocer la autonomía de la región.
El conflicto comenzó en febrero de 1998, cuando la guerrilla albano-kosovar, conocida como el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK), inició una serie de ataques contra las fuerzas serbias. La respuesta del gobierno serbio fue dura y se intensificó rápidamente, lo que provocó un gran número de víctimas civiles y militares, así como la expulsión de cientos de miles de personas de Kosovo, en su mayoría albanesas.
La guerra se prolongó durante más de un año, con la OTAN interviniendo en marzo de 1999 mediante una campaña de bombardeos aéreos contra las fuerzas serbias. El objetivo de la intervención era detener la violencia en Kosovo, pero también tenía como objetivo enviar un mensaje al gobierno serbio de que no se permitiría la limpieza étnica en Europa.
Después de 78 días de bombardeos, el gobierno yugoslavo aceptó un acuerdo de paz que permitió la entrada de una misión de la ONU en Kosovo y estableció la administración provisional de la región. La guerra de Kosovo fue uno de los conflictos más sangrientos y controvertidos de la década de 1990 en Europa y tuvo un gran impacto en la política y la estabilidad de la región de los Balcanes.
A pesar de la intervención de la OTAN y la entrada de la ONU en Kosovo, el conflicto no se resolvió de manera definitiva. En 2008, Kosovo declaró su independencia de Serbia, lo que provocó tensiones en la región y una respuesta negativa por parte de Serbia. Aunque la situación en Kosovo ha mejorado desde el fin de la guerra, la región sigue siendo un foco de tensión étnica y política en Europa.
--
--