Gran parte de la información que conocemos de Carol Dunlop se debe a su relación con el escritor Julio Cortázar, con el que se casó y vivió un amor, corto, pero intenso; sin embargo, Dunlop era una mujer muy talentosa, cuya carrera artística se vio truncada por su pronta muerte…
Es una pena que la vida de Carol Dunlop no tenga mucha documentación en la actualidad, si bien su vida fue un cúmulo de movidas interesantes, que la trasladaron de un lado a otro y la hicieron adoptar diferentes oficios. Nacida en Massachusetts, el 2 de abril de 1946, fue la mayor de dos hijas del matrimonio entre Jean y Daniel Dunlop.
Apasionada por la literatura, se matriculó a estudiar Escritura Creativa en el Instituto de Artes Liberales Lake Erie College, en Ohio, y, posteriormente, se licenció en la McGill University, en Montreal, Canadá. En esta estancia en el país vecino conoció a su primer marido, el escritor Francois Hebert, con quien se casó y tuvo a un único hijo, Stephane (n. 1968).
Hebert y Dunlop se establecieron en Montreal y permanecieron casados hasta 1970 cuando se divorciaron y ella se marchó a París, en donde conoció a Julio Cortázar, en 1977. Cortázar, escritor argentino “autoexiliado” en Francia, se había interesado por la política a raíz de su relación con la literata lituana Ugné Karvelis, por lo que se vieron atraídos el uno al otro por su amor a la ficción, el activismo y el arte, así se terminaron casando a finales de la década.
Los astronautas de la cosmopista
Cortázar y Dunlop viajaron por el mundo y participaron en manifestaciones políticas relevantes. Una de sus travesías más documentadas fue un viaje que hicieron a Polonia, para participar en un congreso de solidaridad con Chile. También viajaron a Nicaragua y a varias ciudades de Latinoamérica, dejando, por supuesto, muchos registros fotográficos.
Es precisamente en un viaje en donde nace Los astronautas de la cosmopista (1983), un libro, de género novela, que documenta el paso de la pareja desde París a través de la Autopista del Sur con destino a Marsella. El libro incluye fotografías, poemas y reflexiones.
Aunque para escribir esta novela tomaron como inspiración su excursión, hay varios elementos puramente ficticios que se incluyeron para adornar la historia con humor y metáforas, como la existencia de demonios (que, según ciertos análisis, representan los comienzos de la enfermedad de Dunlop) y situaciones que incluían a brujas, espías y personajes de Cortázar.
Carol Dunlop: muerte prematura y teorías
Dunlop no pudo vivir para ver a Los astronautas de la cosmopista pasar por librerías, porque murió de aplasia medular el 2 de noviembre de 1982. Según Cortázar, falleció en una sala de hospital tranquilamente, mientras se encontraban ellos solos. Ante su prematuro fallecimiento, la novela adquirió una dimensión incluso más romántica, debido a que fue la última travesía que los esposos pudieron hacer, estando ambos enfermos (Cortázar falleció dos años después de Dunlop, por leucemia, el 12 de febrero de 1984).
Sin embargo, una amiga cercana a la pareja, la escritora Cristina Peri Rossi, sostiene que ambos murieron de VIH, siendo Cortázar el que supuestamente contagió a Dunlop, habiendo recibido una transfusión de sangre infectada años antes. Esa hipótesis ha sido descartada por el biógrafo del escritor, Miguel Herráez, el exesposo de la fotógrafa, Francois Hebert, y un amigo conocido de ella, Joe Dolce, quienes resaltaron que Dunlop padecía problemas de producción de sangre y recibía transfusiones desde su juventud.
Al margen de cualquier teoría, Dunlop y Cortázar vivieron una historia de amor propia de la bohemia: con literatura, fotos, viajes y muerte.
Con información de Wikipedia / El País
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