Científicos han estudiado detenidamente el comportamiento de los elefantes, llegando a confirmar que los mamíferos más grandes del mundo tienen un corazón que le hace peso a su tremendo tamaño, ya que no sólo se enamoran, sino que incluso pueden llegar a morir por penas afectivas.
Los elefantes son conocidos por su memoria: ellos recuerdan lugares y otros animales que vieron años o incluso décadas atrás. Ese mismo cerebro privilegiado, les permite sentir y expresar una serie de emociones de manera compleja, entre ellas el amor.
Los elefantes muestran sus sentimientos y, para ellos no hay amor más grande que el de una madre y su hijo. El lazo entre la elefanta y su cría, es uno de los más fuertes del mundo animal y, a diferencia de otras especies, se extiende más allá del tiempo de crianza y puede durar para toda la vida. Justamente es esa capacidad para formar lazos casi a perpetuidad, lo que hace de los elefantes capaces de amar y sentir desamor o dolor cuando un ser querido es separado del resto.
Los elefantes, entierran a quienes ya murieron y, cuando la manada vuelve a pasar por la “tumba” de un viejo integrante, se detienen a recordarlo. Para ellos, la muerte es algo serio y les afecta mucho.
Se dice que las personas pueden morir al sufrir una gran pena de amor, debido al estrés que ello provoca. Los elefantes también sufren del síndrome del corazón roto, sobre todo cuando fallece una de sus crías.
Si fallece la cría, la mamá elefante se aparta de la manada por varios días y realiza una especie de proceso de duelo. En vez de dejar el cuerpo, lo acaricia con la trompa, le huele y camina en círculos rodeándolo. Se cree que es su forma de entender y aceptar la muerte.
Al ser muy susceptibles al estrés y, tal como los humanos, los elefantes que pierden la cercanía con un ser querido, que se manifiesta en el contacto piel a piel, perfectamente pueden fallecer, algo que se da comúnmente en los casos en que una cría pierde a su madre.
El carácter compasivo de los elefantes, hace que el resto de la manada acoja al huérfano que está sufriendo o ayude a un compañero que está en proceso de duelo.
Fuente: Ojo Cientifico
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